¿cuál es tu nombre?

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Entro a casa y lo primero que hago es ir al pequeño jardín que hay en este.

– Hoy fue un día como cualquier otro, no pude conseguir un buen trabajo y siento que no lo obtendré pronto – Decía Sergio a unas lindas rosas.

– Pero mañana iré a probar suerte, tengo que encontrar uno lo antes posible, el dinero se está acabando y no tengo otro remedio – Pensó el pequeño

Sergio:

Desperté muy temprano por la mañana, tomé un baño y prepare mis cosas para salir a buscar un nuevo trabajo.
Estoy un poco nervioso, Carlos menciono una mansión, no muy lejos de mi hogar, dijo que necesitaban a un sirviente.
No dijo para qué, específicamente, pero da igual, iré a ese lugar y espero obtener ese trabajo.

Logro llegar a esa "mansión" y más que una mansión, parece un castillo, como el de los cuentos de princesas, gigante.

Cerca de la puerta principal, logro ver a una linda joven, así que me acerco a ella.
Esta me da una sonrisa y pregunta lo que estaba esperando.

"¿Vienes por el trabajo de sirviente?"

– Sí, me llamo Sergio, mucho gusto – Dijo el pequeño joven con un leve sonrojo.

– Mi nombre es Carola, soy hermana de Max – Dice la linda joven.

– ¿Quién es Max? – Pregunta el pecoso

– Max, es el dueño de este "palacio" – dice la chica con una leve sonrisa

Sergio parecía asustado, luego de tal confesión.
¿Qué hacía hablando con la hermana del dueño?

Sentía que perdería otra oportunidad, solo por conversar con esa agradable joven.

– Sergio, pasa, llamaré a una de las sirvientas, ella te mostrará la mansión y dirá donde te quedarás

– ¿Qué? – dijo Sergio algo asombrado

– La que necesita un sirviente soy yo, y tú me pareces una buena persona

– ¿Es una broma?

– No lo es, pero si no quieres el trabajo, lo entiendo, puedes irte

– Sí, quiero el trabajo!

– De acuerdo, pasa.

– El pequeño joven entró y una amable señora le llevó a dar un recorrido por el lugar.

Mientras una de las sirvientes le indicaba al joven dónde se ubicaba cada espacio, como la cocina por ejemplo.
El joven no dejaba de pensar en lo inmenso que era el lugar.
Luego de un rato la sirvienta se retiró, pero lo dejó solo, dijo que podía pasear un rato por el lugar si así lo deseaba.

El menor no dudo de un segundo en hacerlo.
Comenzó recorriendo los pasillos llenos de pinturas hermosas.
Mientras lo hacía encontro otro, pero este lo llevaba a una puerta de cristal.

El joven dudó en ir, pero su curiosidad lo convenció, se acercó y abrió lentamente la puerta, encontrándose con un hermoso jardín que parecía no tener final.
Estaba lleno de flores de distintos tipos, árboles de cerezo, un sinfín de plantas hermosas.

El pequeño estaba tan concentrado en las flores, que sin darse cuenta alguien lo había descubierto en aquel jardín.

Mientras el pequeño se agachaba para recoger una bella rosa, comenzó a sentir una extraña sensación, pero no le tomo importancia y continuo admirando aquel bello paisaje.

Max:

Hoy fue otro de esos malditos días, mi padre y su obsesión, han pasado meses desde que mi padre comenzó a insistir en una completa idiotez.

"Cásate con Kelly"

Esa maldita frase, odio a mi padre y odio a Kelly, no soportó verlos.

Mientras voy camino a la habitación de mi hermana, logro ver la puerta de la entrada a mi jardín, está abierta.

Camino rápidamente hacia ella, pues todos tienen prohibido entrar, excepto mi hermana.
Llegó hasta la puerta y logro ver a un pequeño joven, se ve alegre, pero de pronto caigo en cuenta, nunca lo he  visto ¿Quién es?
Entro rápido al jardín y llamo la atención de aquel pequeño hombre.

– ¿Y tú quien eres?

Aquel joven se gira por completo y es cuando siento una extraña sensación al verlo

– Eh... Yo...– dice nervioso

Él solo agacha la mirada y juega con sus dedos.

– ¿Cuál es tu nombre? – pregunto

– Me llamo Sergio, soy el nuevo sirviente.

– ¿Sirviente? ¿De quién?

– Ah, pues, de la señorita Carola

– ¿Ella te contrato?

– Sí, justo hoy por la mañana

– Acompáñame– le hago una seña y el sin dudarlo camina a mi lado.

Llegamos hasta la habitación de Carola, donde ella esta recostada en su cama.

Logro ver la sorpresa en sus ojos y sin saludarla hago la pregunta

– ¿Quién te dijo que podías contratar a alguien? – pregunto un poco molesto

– ¿Necesito pedir permiso? – responde Carola en tono de burla

– Debes hacerlo, te recuerdo que el dueño de este lugar soy yo

– Entiendo señor, entonces haré una maleta y me largare de "tu casa"

– De acuerdo ¿Qué esperas? ¡Lárgate!
No sabes lo feliz que estaré sin ti.

Si algo era común entre Carola y yo, eran este tipo de "discusiones"
Pues a veces Carola hacía cosas que me sacaban de quicio.

– ¡Te odio! ¡Eres el peor hermano que he tenido!

– El único mejor dicho

Mientras ambos peleaban, Sergio estaba detrás de Max, escuchando toda la pelea.
Para el este sería el trabajo en el que sería despedido en tiempo récord.

Max y Carola, seguían con su exagerada pelea al punto en que Carola comenzó a llorar.

– Te odio – decía Carola casi en un susurro

– Oye... No llores, no quería hablarte así, perdóname – era bien sabido en esa mansión, que la única persona a la que Max le pedía perdón, era a su hermana

Max se acercó a Carola abrazándola y dándole un pequeño beso en la frente.

Carola sabía cómo obtener lo que quería y esta vez no sería la excepción.

– Puedes quedarte con el sirviente si quieres, pero no llores, perdoname, sé que no debí hablar en ese tono.

Carola no lloraba, fingía hacerlo, pero le salía de maravilla.

Por otro lado estaba Sergio, quién miraba todo desde lejos.

Cuando Carola decidió detener su drama, hizo una seña a Sergio para que se acercara.
Y tomando lo de los hombros lo presentó ante su hermano.

– El es Sergio, es muy amable por lo que vi hoy – dijo Carola emocionada

A Max no había visto bien a aquel joven, pero podía asegurar que no pasaba de los 25 años.
Rápidamente noto algo en el, sus pecas, tenía en las mejillas y en su nariz.
Se le veían demasiado bien, además de eso, tenía una sonrisa muy linda.

– ¿Cuántos años tienes Sergio? – Pregunto el mayor

– Tengo 23 años ¿Y usted? – respondió el pequeño

– Tengo 32 años y Carola 27 – respondió el mayor, dándole una pequeña sonrisa.

Sergio no lo notaba, pero muy en el fondo aquel hombre, comenzaba a tener cierto tipo de deseo hacia él.

Continuará...

Toma y bebe de mi, aún te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora