Cenicienta

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— Mami... ¿Podemos jugar? — La pequeña voz de un niño se hizo presente

— No, Sergio, no me quites el tiempo, ve al jardín o a otro lugar, no me estorbes — Aquella mujer trataba de ocultar el dolor que sentía en el corazón — Perdoname... — La mujer susurro al ver que el pequeño corría con lágrimas en los ojos

— Papá... — El pequeño no pudo continuar hablando, el dolor de unas uñas enterradas en su brazo se hizo presente

— Sergio... He dicho, que cuando esté trabajando no me interrumpas. Ahora ve a tu habitación — Aquel hombre empujó al menor. El niño miro hacia un lado, frente a su padre había un hombre con una mirada profunda.

— Está bien... — Sergio bajo la mirada y camino de nuevo hacia el interior de su hogar

Al llegar, su madre estaba sobre el sofá, con la cara tapada con sus manos, sollozos salían de ellas.

— Mamá, ¿Por qué lloras? — Sergio puso una mano sobre el hombro de su madre

— Es solo que... — Un fuerte ruido interrumpió la conversación. Al parecer el sonido de una bala alertó a su madre — Sergio, ven — La mujer tomo la mano de checo, lo llevo hacia la cocina y logro esconderlo dentro de un mueble. — Mi amor... Pase lo que pase, no salgas de aquí, quédate en silencio, y por favor, aunque tu padre y yo, te hemos tratado mal, nunca has sido una Cenicienta. — La madre puso un beso en la frente de su pequeño hijo, sonrió y salió a enfrentar su destino.

Los minutos pasaron, Sergio tapó sus oídos, las discusiones de su madre con alguien extraño, le hacían tener miedo, el final llegó, algunos disparos se escucharon, todo quedó en silencio, Sergio se quedó donde su madre le había indicado, las horas pasaron, checo ya no podía seguir ahí, tomo el valor y salió de aquel escondite, miro al rededor de la cocina, todo era normal, pero al salir de ahí, la escena lo haría abrazar su peluche de oso.

Mamá... — Un charco de sangre y unas marcas que le hacían saber que alguien había sido arrastrado de ahí, al caminar un poco más y llegar al jardín, lo mismo había, solo que antes de perder el conocimiento, escucho una voz y solo pudo ver como una silueta corría hacia él.

— ¡Sergio! — Un hombre corrió hacia el y tomo al pequeño en brazos.

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— Disculpe señor, ¿Quién es usted? No lo conozco — apenas despertaba, su mente estaba nublada, no sabía quién era, ni que hacía ahí.

— Sergio, ¿Cómo te sientes? — Aquel hombre acercó un vaso con agua

— Me duele la cabeza... ¿Dónde están mis papás? — El hombre tomo un lugar al lado de Sergio.

— Sergio, tus padres... Están dormidos, ellos están muy cansados y dudo mucho que despierten — El pequeño frotó sus ojos

— Pero ellos... — Sergio trato de recordar lo último, pero nada había en su mente

— Ahora yo cuidaré de ti, me llamo Fernando Alonso, pero tú dime Nano, es más cómodo — Sergio sonrío al escuchar el apodo

— ¿Mis papás no volverán? — Fernando apretó las manos de Sergio

— Sergio, ellos están en un sueño eterno, aunque no los veas, ellos siempre van a estar contigo, en tu corazón, porque los recuerdos viven en el alma y si los olvidamos, ellos dejarán de existir — Alonso miro a Sergio, la inocencia se dejaba ver en sus ojos — Dejemos eso de lado, ¿Quieres hacer galletas conmigo?

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— Esto es importante, en unas semanas es la boda, necesitamos que Max deje a Kelly fuera, así será más fácil ir tras Jos — Carola exolicaba los problemas que aún tenían — Checo, insiste, hasta que Max termine con Kelly.

— Lo hago, pero Max dice que no quiere lastimar a Kelly — Carola no encontró sentido alguno

— Bueno, pero tal vez la impresión termine por perjudicar su salud, hay un bebé involucrado — Carlos sabía que apesar de todo, el bebé no tenía la culpa

— No podemos hacer nada, ese bebé no es de Max — Checo dio un golpe en la mesa

— Creo que ya tengo la respuesta... Sí, ya la tengo. — Tal vez...

— ¿Cuál es? — Carola interrogó

— Debo decirle a Max que quiero casarme con él — Carola perdió la esperanza

— Sergio... ¡Eso es ilegal! ¿Cómo pretendes decir eso? Max no va a creer en ello — Checo solo comenzó a reír

— ¿Tú creíste que diría eso? En realidad, podemos hacer que por "error" alguna prueba del embarazo de Kelly, llegue a manos de Max, al ver eso, puede romper el compromiso más rápido — Carola dio unos aplausos

— Podríamos, pero necesitamos una prueba, algún documento médico... El análisis — Carola abrió los ojos al recordar — Ella tiró los análisis que le mostró a ese hombre, en un contenedor de basura... Lo tengo, recuerdo que los busqué en la basura, pero no sé dónde los deje — Carlos y checo se miraron, ambos corrieron a la habitación de Carola. Ella se quedó parada analizando la situación, al darse cuenta, corrió junto con ellos

Al llegar, la habitación ya parecía un campo de guerra, todo estaba en desorden

— ¿No están ahí? — Checo señalo un mueble

— No, no hay nada. — Carola se unió, comenzó a buscar en todos los rincones posibles

— ¡Están aquí! — Carola levantó unos papeles y comenzó a leer — Para este entonces, tiene al menos cinco meses, da igual, hay que poner estos papeles entre los documentos de trabajo de Max, pero nadie debe saber que fue alguno de nosotros.

— Yo lo hago. — Checo dio la iniciativa — Solo necesitan vigilar

— ¿Estás seguro? — Carlos podía hacerlo también

— Sí, Max no está ahora, será fácil, solo voy y los pongo en algún lugar visible — Checo tomó los papeles y camino hacia el lugar donde Max solía trabajar. Fue fácil, solo entro y puso los análisis entre otros documentos revueltos, en algún momento Max tendría que ordenarlos y los vería.

— Ya... — Carola puso su mano en la boca de Sergio

— Trata de no hacer ruido y camina, Max está a unos metros... — Checo movió la vista, y sí, Max no estaba muy lejos, solo estaba distraído, revisando un libro

Los tres caminaron lo más rápido posible, al llegar a la habitación de Carola, esta cerró muy bien la puerta

— Debemos ordenar la habitación, Max seguro vendrá. — Rápidamente comenzaron a poner las cosas en su lugar, no paso mucho tiempo, para que Max tocará la puerta

— Carola, te traje dulces — Carola se acercó a la puerta y la abrió sin problemas.

Al entrar, Max noto que Carlos y Checo estaban en el suelo, sobre una sábana, rodeados de algunos peluches.

— ¿Y esto? — Max miro a Carola

— Nada, estábamos contando historias de terror... — Carola corrió a sentarse junto a Carlos, y Checo trato de disimular

— Como les decía, en México se aparece una señora llorando que dice "Ay mis hijos" — Carola soltó una carcajada

— Ay checo, siempre tan gracioso... — Carola alzó una ceja, obviamente no era el momento

— Da igual, Sergio, ¿Puedes venir? Necesito ordenar unos papeles que están en mi escritorio, pero no quiero hacerlo solo — A los tres los tomó por sorpresa la petición

— Sí, Maxie, ve primero, en unos minutos llego — Max se dio la vuelta y caminó

— Checo, se discreto, trata de hacer que Max vea esos papeles por si solo, andá. — Sergio se levantó y comenzó el camino.

Tal vez sea rápido, o tal vez existan otros problemas, pero todo tendrá una solución, nadie meterá las manos, el destino se encargará de perseguirlos.

Toma y bebe de mi, aún te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora