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En la lejanía se apreciaba un atardecer de tonos rojizos y nubes doradas que en otro día fácilmente le hubiera robado una sonrisa.

Se llevó la botella a los labios y respiró profundamente por la nariz antes de tomar un gran tragó qué quemó cómo el mismo infierno mientras bajaba por la garganta. El licor era de muy mala calidad, bastaba con ver la etiqueta, pero Brian insistía en qué era justo lo que necesitaba. Algo fuerte y asqueroso que pudiera apaciguar su mente.

La revelación de Toby no había sido demasiado impactante en un principio, sin embargo, con el pasar de las horas, sus pensamientos se habían ido amotinando hasta formar una gran y fea masa amorfa de auto sabotaje que lo había dejado sintiéndose muy estúpido y en el camino había despertado algunos miedos.

Es que, por el amor de Dios, ¡Todo siempre había sido tan jodidamente obvio!
¿Cómo pudo ser tan ciego?
Todas las acciones extrañas de sus compañeros ahora tenían sentido.
La furiosa necesidad de Toby de poseer la atención de Tim a cada instante, sus miradas rabiosas cada vez que esté mostraba un poco de amabilidad a cualquier otro habitante de la casa, ese teatro suyo en el qué después de actuar cómo un animal y crear las escenas del crimen más sangrientas de repente se desplomaba solo para que Tim lo llevará el resto del camino en su espalda.
¡Y ese otro cabrón no se quedaba atrás!
Sabiendo bien que Ann y Jack hacían un buen trabajo en la enfermería prefería lamerle las heridas personalmente, siempre se tomaba el tiempo de robar alguna golosina de mierda para el castaño y era incluso estúpida la facilidad con la terminaba sucumbiendo a los caprichos de este.
Todo este tiempo lo había atribuido a qué Toby era un vago muy posesivo y que Tim tenía un extraño complejo de padre, pero las cosas siempre habían estado implícitamente explícitas, cómo un rompecabezas para niños de cuatro putas piezas.

Desenfundó su arma en un movimiento veloz cuándo una sombra entró en una esquina de su campo de visión e igual de rápido sus hombros se relajaron y bajó su pistola cuándo vió que solo se trataba de él.
Timothy se acercó y se sentó al borde del tejado justo a su lado en silencio.
No pasó mucho tiempo antes de que tomará la botella que había entre ambos y que sin limpiar la boquilla ni muchas ceremonias le diera un trago.

Las cosas siempre habían sido así, comiendo del mismo plato cómo pequeñas perras, incluso usando la misma ropa y durmiendo en la misma cama en las noches mas duras.
Habían sido los mejores amigos casi toda la vida y cuándo fueron arrastrados a esta pesadilla su relación no había hecho otra cosa más qué estrecharse... Y luego llegó Toby.
Se aferró a ambos con todas sus fuerzas y rápidamente se hizo un espacio. Las cosas empezaron a dividirse entre tres y jamás volvieron a ser un dúo.
Ese niño se volvió importante, más que un gran amigo era una cómo un hermano pequeño por el qué que estaba dispuesto a matar.
Y de eso se trataba todo.
Brian no quería tomar un bando, no quería tener que decidir.

No le importaba sí ellos jodian o hacían las misiones tomados de las manos pero no quería que las cosas cambiarán.
Quizás estaba siendo egoísta, pero era porqué sabía bien qué no soportaría volver a perder a todos sus amigos.

- Puto licor barato. - Se quejó el moreno.
Brian solo hizo un sonido de asentimiento antes de comenzar a indagar.
- ¿Dónde estabas? - El contrario solo se encogió de hombros y le devolvió la botella en las manos.
- Atando cabos sueltos. - Fue la breve explicación qué resolvía dónde había terminado el expediente que se había perdido esa mañana.
- Volvieron a pelear. ¿Porqué? - El rubio era un hombre directo, los rodeos no iban con él, al contrario de Timothy qué prefería esconder los problemas bajó el tapete y solo intentaba resolverlos cuándo las cosas se volvían críticas.
Los hombros del contrario se tensaron y pasó pesado antes de escupir al vacío.
- Esa perra está cada día más loca, ya sabes. No lo soportó. - Toby tenía razón, Tim estaba actuando cómo un verdadero idiota.

La ira burbujeo enfermiza en el fondo de su estómago mezclandose con el alcohol ingerido y se apoderó de él una desmedida y repentina rabia.
Antes de darse cuenta ya había asestado un certero puñetazo en la mandíbula del otro hombre qué ni siquiera tuvo tiempo para cubrirse.
Tenía la guardía baja porque se suponía que a su lado no necesitaba una.

- ¿En serio? ¡¿Con él?! Ya lo dijiste, no puedes tenerlo cerca, ¿Entonces por qué él? - Comenzó a reclamar con un tono demasiado alterado. Realmente estaba borracho y Tim lo notó enseguida.
- ¿De qué carajo estás hablando? ¿Cuánta de esa mierda tomaste? - La expresión confusa de Timothy era genuina pero a los ojos de Brian realmente estaba siendo un completo cínico.
El segundo puñetazo que lanzó no dió en el blanco, el moreno lo esquivó fácilmente y sin perderlo de vista comenzó a retroceder antes de ponerse de pie. Brian lo siguió lo más rápido que pudo dispuesto a hacerlo pulpa pero casi cae a la nada cuándo resbaló con la misma botella que lo dejó en ese estado desorientado.

Tim fue rápido y tiró de él a tiempo antes de que tuviera nuevamente y después de tantos años la sensación de romperse todos los huesos.

Enteraron de vuelta a la casa entre trompicones y puñetazos más amigables, pero igualmente forcejeando, sin importarles demasiado las cosas que iban rompiendo en el camino o los entes a los que podían despertar.
- ¡Toby! ¡TOBY! ¡ÁBREME CON UN CARAJO! - Gritó cuándo se aproximaban a la habitación del menor y esté no tardó en asomar su despeinada cabeza por el marcó de la puerta.
Brian empujó al otro hombre dentro con el resto de sus fuerzas aunque Tim entro casi voluntariamente.
Ninguno de los dos castaños esperaron que la puerta se cerrará frente a sus caras atónitas y que seguidamente el sonido del seguro exterior que habían colocado para controlar los episodios maníacos de Toby resonará por el pasillo.

- ¡O SE MUEREN DE HAMBRE O LO RESUELVEN! - Anunció el rubio dando una última patada a la ya de por sí muy maltratada puerta y sintiendo haber hecho un trabajo espectacular se retiró a su propia habitación para tomar la más merecida de las siestas.

𝐅𝐑𝐈𝐃𝐀𝐘 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora