𝐈𝐗

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El viejo y gastado pomo se sentía tan helado contra su palma que incluso a través de su guante sentía que quemaba.

No estaba seguro de qué horrores encontraría dentro pero su ansiedad ya se había encargado de crear una película con los escenarios más desgarradores.
Tampoco sirvió de mucho encontrarse con el vecino habitacional de Toby al principio de la escalera.
"¡No me digas que no escuchaste nada! Pelearon toda la noche. Fue una mierda muy intensa". Declaró Jack extrañamente divertido, seguramente porqué el fantasma solía olvidar que todos los demás todavía tenían cuerpos frágiles o precisamente no lo olvidaba y estaba ansioso por tener nuevos pacientes de práctica en la enfermería.
Hoodie subió los escalones de dos en dos y casi corrió hasta el final del pasillo.

Pegó su oído contra la madera vieja intentando percibir algún ruido, una súplica de auxilio o un lamento agonizante servirían, pero ningún sonido llegó al exterior.
Brian jamás creyó en ningún Dios, pero en ese momento se encontró suplicando a cualquier entidad divina que pudiera oírle que Toby no haya tenido sus putas hachas o que el imbécil de Tim se hubiera tomado sus medicamentos.
Se obligó a mantener su corazón dentro de su pecho y tragó fuerte antes de girar la manija y escuchar el click metálico que indicaba que la puerta estaba abierta.
La empujó con la fuerza suficiente para que pudiese abrirse por sí sola y perdió el aliento un momento cuando la tenue luz qué entró a la habitación le permitió admirar la escena.

No había ni una gota de sangre por ningún lado, ni caos o destrucción, además del qué era natural en la habitación del adolescente, claro.
Sus compañeros dormían plácidamente, uno contra el otro.
La cabeza de Toby descansaba sobre el pecho de Tim mientras su puño se aferraba con evidente fuerza a su camisa cómo sí temiera que fuera a escaparse y el mayor roncaba suavemente con pacífica expresión y un brazo alrededor de su cintura.

El rubio se quedó ahí por un momento, sintiéndose extraño y confundido mientras en agitadas y cortas respiraciones intentaba drenar toda la adrenalina que su cuerpo pensó necesitaría para ayudar al par de idiotas que tenía por amigos y después de un rato se marchó, a vomitar todo ese licor del diablo qué prometió solemnemente jamás volver a beber.

El desayuno transcurrió con relativa normalidad.
Los pocos habitantes presentes miraban con distintas expresiones a los alborotadores, algunos con diversión, y otros con curiosidad o recelo por haberles negado el sueño, ellos por su parte se mostraban indiferentes, cada uno en el extremo contrario de la mesa cómo solían, con la marca de la palma del otro todavía al rojo vivo en sus mejillas.
Toby tenía una sonrisa bobísima qué no podía ocultar y cada vez que su mirada se encontraba con la de Tim las comisuras de los labios de éste se elevaban casi imperceptiblemente.

Entonces la puerta principal se abrió de golpe y entró el fantasma de la máscara azul con una expresión y andar muy alegres e inusuales en un muerto.
- ¡Adivinen quién asaltó la bodega de un bar y viene esté viernes! - Los retó refiriéndose obviamente a su quemado y sonriente amigo.

El trío compartió una mirada y su respuesta se alzó inmediata por encima de las voces emocionadas.
- ¡NO! - Gritaron al unisono con horror.

𝐅𝐑𝐈𝐃𝐀𝐘 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora