Revelaciones

1.1K 79 13
                                    


Los días siguientes a la dolorosa revelación en el restaurante fueron una tormenta emocional para Giyu. El desdén en las palabras de Sanemi y las burlas de Iguro se repetían en su mente una y otra vez, cada repetición clavándose más hondo en su corazón. Giyu intentaba concentrarse en sus deberes, pero su mente volvía constantemente a esa noche en su finca y a la brutal traición de Sanemi.

Shinobu observaba con preocupación el deterioro de su compañero. Aunque Giyu siempre había sido reservado y serio, había algo diferente en su tristeza esta vez. Decidió que no podía permitir que esto continuara sin intentar hacer algo al respecto.

—Giyu —le dijo una tarde, acercándose a él en el jardín—, necesitamos hablar.

Giyu levantó la vista, sus ojos apagados y vacíos.

—No hay nada de qué hablar, Shinobu.

—No puedes seguir así —insistió ella, su tono firme pero lleno de compasión—. Sanemi es un idiota, y sabes que sus palabras no deberían afectarte de esta manera. Pero está claro que lo que pasó significa algo para ti.

Giyu cerró los ojos y suspiró profundamente.

—Lo que más duele es que pensé... pensé que podría haber algo más. Que, tal vez, él sentía lo mismo.

Shinobu lo miró con tristeza.

—Entonces tienes que decírselo. No puedes dejar que su miedo y su orgullo destruyan lo que sientes. Tienes que enfrentarlo.

Giyu asintió, sabiendo que tenía razón, pero temiendo la confrontación.

Esa noche, Shinobu decidió que no podía quedarse de brazos cruzados mientras dos de sus compañeros se consumían en la miseria. Se dirigió al cuartel de Sanemi, decidida a confrontarlo. Cuando lo encontró, estaba solo, afilando su espada con una intensidad que reflejaba su conflicto interno.

—Sanemi —dijo Shinobu con voz firme—, necesitamos hablar.

Sanemi levantó la vista, sorprendido por la interrupción.

—¿Qué quieres, Shinobu?

—Quiero saber por qué eres tan cobarde —dijo ella, cruzando los brazos—. ¿Por qué eres tan cruel con Giyu?

Sanemi frunció el ceño y volvió su atención a su espada.

—No sé de qué hablas.

—Claro que sabes. Lo que pasó entre tú y Giyu. Sé que significa algo para él, y estoy segura de que también significa algo para ti.

Sanemi se tensó, pero no respondió.

—Él está destrozado, Sanemi. Y todo porque tú no puedes enfrentar tus propios sentimientos.

Sanemi soltó la espada y se levantó, enfrentándose a Shinobu con una mezcla de furia y dolor en sus ojos.

—¿Y qué se supone que debo hacer? —espetó—. ¿Decirle que todo está bien, que me importó? Porque no puedo. No sé cómo.

Shinobu lo miró fijamente.

—Entonces aprende. Porque si sigues lastimándolo, te arrepentirás más de lo que te imaginas.

Sanemi permaneció en silencio mientras Shinobu se alejaba, dejando sus palabras resonando en el aire.

El día siguiente, Giyu y Shinobu estaban caminando por el mercado cuando vieron a Sanemi e Iguro nuevamente. Esta vez, Giyu decidió que no huiría. Tenía que enfrentarse a Sanemi, sin importar lo doloroso que fuera.

Cuando se acercaron, Giyu pudo escuchar parte de su conversación.

—Nunca había conocido a alguien tan frío y distante —decía Iguro—. Tomioka siempre ha sido un problema.

—Y siempre lo será —respondió Sanemi, su tono amargo—. Pero no voy a dejar que me afecte más.

Giyu se detuvo a unos pasos de ellos, su cuerpo temblando de rabia y dolor.

—Sanemi —dijo con voz firme, interrumpiendo la conversación.

Sanemi se volvió, sorprendido al ver a Giyu allí, con Shinobu a su lado.

—Necesitamos hablar —dijo Giyu, sus ojos llenos de determinación—. Ahora.

Sanemi miró a Iguro, que se apartó discretamente, dejando a los dos pilares frente a frente.

—¿Qué quieres, Tomioka? —preguntó Sanemi, su tono defensivo.

—Quiero saber por qué —dijo Giyu, su voz temblando—. ¿Por qué dijiste esas cosas? ¿Por qué me tratas así después de lo que pasó?

Sanemi miró a Giyu, sus ojos reflejando una lucha interna.

—Porque no sé cómo manejar esto —admitió finalmente—. No sé cómo manejar lo que siento.

Giyu dio un paso hacia él.

—Entonces aprende. Porque no voy a seguir soportando tu odio y tu desprecio. Si realmente significó algo para ti, demuéstralo. Si no, entonces dímelo ahora, y seguiré adelante.

Sanemi bajó la cabeza, sus manos temblando ligeramente.

—Giyu... yo...

Antes de que pudiera continuar, Shinobu intervino.

—Sanemi, ambos sabemos que lo amas. Deja de mentirte a ti mismo y a él.

Sanemi levantó la mirada, encontrando los ojos de Giyu.

—Sí, te amo —dijo finalmente, con voz ronca—. Pero no sé cómo ser esa persona que necesitas.

Giyu sintió que las lágrimas llenaban sus ojos nuevamente, pero esta vez, eran de alivio.

—Entonces aprendamos juntos —dijo, acercándose y tomando la mano de Sanemi—. Porque te amo, Sanemi. Y no quiero perderte.

Sanemi apretó la mano de Giyu, su expresión suavizándose por primera vez en mucho tiempo.

—Aprenderé —prometió—. Te lo prometo.

Un poquito de afecto para que sean felices🩷 Espero y les haya gustado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un poquito de afecto para que sean felices🩷
Espero y les haya gustado.
Si es así, pueden votar por mi historia? Por favor🤧🩷

Te amo... (Sanegiyuu) (Sanemi x giyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora