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Seishiro estaba acostado en su cama, envuelto en la suavidad de sus sábanas, con la luz del sol filtrándose por las cortinas. Su habitación estaba en un caos usual: libros apilados en la esquina, ropa esparcida por el suelo y su computadora portátil abierta en su escritorio, mostrando una serie de videos de fútbol
-Nada como un día sin hacer absolutamente nada-pensó Seishiro, estirándose perezosamente.
De repente, su teléfono vibró en la mesita de noche. Era un mensaje de Reo, su mejor amigo.
𝗥𝗲𝗼
𝙏𝙞𝙚𝙣𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙚𝙣𝙞𝙧 𝙖 𝙡𝙖 𝙛𝙞𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙝𝙤𝙮 𝙚𝙣 𝙡𝙖 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚.
𝘕𝘰 𝘷𝘰𝘺 𝘢 𝘪𝘳
Seishiro soltó un suspiro. La idea de ir a una fiesta no le resultaba nada atractiva. Prefería quedarse en casa, lejos del ruido y de las multitudes.
Unos segundos después, su teléfono sonó con una llamada entrante de Reo. Seishiro dudó un momento, pero finalmente contestó.
-Hola, Reo.-
-¡No puedes hacerme esto, Sei! Ya te dije que será una gran fiesta y que necesitamos salir más. Además, ya le dije a (N) que irías- la voz de Reo sonaba entusiasta al otro lado de la línea.
-¿(N) va a estar ahí?- preguntó Seishiro, sin mucho interés.
-Sí, y ha preguntado por ti varias veces. Le dije que irías, así que no puedes decepcionarla-
Seishiro suspiró, esta vez más largo. Sabía que su amigo no cedería tan fácilmente.
-Está bien, iré. Pero solo un rato-
-¡Genial! Te recojo a las siete- dijo Reo antes de colgar.
Seishiro se quedó un momento en la cama, mirando el techo. La idea de levantarse le resultaba casi dolorosa, pero finalmente se forzó a hacerlo. Después de unos minutos, encontró una sudadera limpia y unos jeans que no parecían demasiado arrugados. Se miró en el espejo, tratando de convencerse de que esto valdría la pena.
las siete en punto, Reo llegó en su auto, tocando el claxon desde la calle. Seishiro salió de su casa arrastrando los pies.
-Vamos, Sei, anímate un poco. Te prometo que será divertido- dijo Reo con una sonrisa.
-Más te vale que sea así- respondió Seishiro, subiéndose al auto.
El viaje hasta la casa de la fiesta no fue largo, pero para Seishiro se sintió como una eternidad. Al llegar, la música alta y las risas llenaban el aire. Seishiro observó a la multitud desde la entrada, sintiéndose completamente fuera de lugar.
-Ven, vamos a saludar a (N)--dijo Reo, arrastrando a Seishiro hacia el jardín trasero donde un grupo de personas estaba reunido.
(N) los vio acercarse y sonrió.
-¡Seishiro, me alegra que hayas venido!- dijo ella con entusiasmo.
-Hola,( N)- respondió Seishiro, tratando de no sonreír.
La noche avanzó lentamente para Seishiro, que se movía de conversación en conversación sin mucho entusiasmo. Finalmente, (N) se acercó a él con dos vasos de bebida.
-¿Te gustaría salir un rato afuera? Aquí hay demasiado ruido-sugirió (N) .
Seishiro asintió, agradecido por la oportunidad de escapar del bullicio. Los dos salieron al jardín trasero, donde la música era un murmullo distante y las estrellas brillaban en el cielo despejado.
-Me alegra que hayas venido, Sei- dijo (N) , ofreciendo uno de los vasos a Seishiro.
-Reo puede ser muy persuasivo- respondió Seishiro, aceptando la bebida y tomando un sorbo. -No tenía muchas ganas de salir hoy-
-Lo entiendo. A veces es difícil dejar la comodidad de casa. Pero me alegra que lo hicieras- dijo (N) , acercándose un poco más. -Siempre he disfrutado de nuestras conversaciones-
Seishiro sintió un calor en sus mejillas y se obligó a mantener la compostura. -¿Ah sí? ¿Y de qué te gusta hablar conmigo?-
-De todo. De tus opiniones sobre los videojuegos, tus comentarios sarcásticos... incluso de lo perezoso que eres. Es refrescante-
Seishiro rió suavemente. -Bueno, al menos alguien aprecia mi pereza-
-Hay más cosas que aprecio de ti-dijo (N) con una sonrisa traviesa. -Como tu inteligencia y... tu mirada intensa en el campo-
Seishiro se quedó en silencio por un momento, sin saber cómo responder. Finalmente, decidió ser sincero. -Gracias, (N) . Eres una de las pocas personas con las que me siento cómodo-
-Eso es bueno saberlo- dijo (N) , inclinándose ligeramente hacia él. -¿Te gustaría que nos veamos más a menudo?-
Seishiro asintió, sintiendo una conexión inesperada. -Sí, me gustaría-
La conversación continuó, llena de pequeñas bromas y coqueteos. El tiempo pasó volando, y Seishiro se dio cuenta de que no había extrañado su cama tanto como pensaba.
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