𝗡𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗘𝘅𝘁𝗿𝗲𝗺𝗲ㅤㅤㅤㅤʏᴇʟʟᴏᴡ

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Seishiro caminaba sin prisa, sus manos en los bolsillos y el rostro con esa expresión neutra que siempre llevaba

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Seishiro caminaba sin prisa, sus manos en los bolsillos y el rostro con esa expresión neutra que siempre llevaba. Las calles estaban llenas de gente, todos corriendo de un lado a otro con ramos de flores amarillas. Un día que, para él, era simplemente otro fastidio.

—¿Por qué la gente se esfuerza tanto? —murmuró mientras observaba a una pareja que salía de una floristería, sonrientes y cargados de flores.

Entró en una de las tiendas sin ganas, mirando los ramos con el ceño ligeramente fruncido. Tomó uno al azar y lo estudió por unos segundos.

—Este es... demasiado pálido —dijo en voz baja, dejándolo rápidamente. No era algo que se adaptara a (N).

Siguió caminando por los pasillos, pasando los dedos por los pétalos de diferentes ramos. Nada le convencía. Frente a otro ramo más grande y decorado, frunció el ceño de nuevo.

—Este es demasiado exagerado.

Sus pasos eran lentos, arrastrados, mientras revisaba un ramo tras otro. Cada uno parecía peor que el anterior, ninguno le parecía adecuado para ella. Estaba empezando a frustrarse.

—Nada de esto sirve... —susurró. Sabía que (N) no se molestaría si no llegaba con flores, pero eso no quitaba que quisiera encontrar algo especial para ella. Algo que, sin tener que decirlo en palabras, le mostrara que se había esforzado, aunque no fuera su estilo hacerlo.

Su mente le decía que se rindiera, que regresara a casa con las manos vacías y olvidara todo el asunto.

—No puedo hacer eso... —se repetía a sí mismo, una y otra vez. Por más que su naturaleza perezosa quisiera volver al sofá y olvidarse de las flores, no podía ignorar lo que sentía por (N). Incluso si no lo entendía del todo.

Salió de la tienda con las manos vacías y un suspiro pesado.

—Esto es un fastidio... —murmuró para sí, arrastrando los pies por la acera. Se detuvo frente a un escaparate, donde unas flores amarillas brillaban bajo el sol del atardecer. Al final, las descartó como todos los demás ramos.

—No es suficiente. Ninguno es suficiente.

Caminó por las calles, ya casi rindiéndose. Había sido un día más largo de lo que esperaba. Miró de nuevo a las personas que parecían encontrar flores con tanta facilidad y suspiró, sintiéndose cada vez más frustrado. ¿Por qué era tan difícil para él?

En ese momento, algo llamó su atención. Un letrero que colgaba fuera de una pequeña tienda. No era una floristería, sino una tienda de artículos temáticos. En el letrero se veía una serie de flores pixeladas, de esas que solo podías ver en un juego. Eran flores de Minecraft.

Se detuvo frente al letrero, mirándolo fijamente.

—Eso es... extraño... —murmuró, ladeando la cabeza. Pero tiene sentido, ¿no? No era algo que esperaba, pero de alguna forma se adaptaba a su estilo.

𝗡𝗜𝗩𝗘𝗟 𝗘𝗫𝗧𝗥𝗘𝗠𝗘-𝑺𝑬𝑰𝑺𝑯𝑰𝑹𝑶 𝑵𝑨𝑮𝑰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora