La última ciudad

12 2 0
                                    

Realmente era muy triste todo, preferiría haber muerto y ya está. Decidí llegar hasta la sala de los medicamentos y buscar el suero. Ese suero por el que muchos habían dado su vida y otros la habían perdido. Yo ya sabía que no era inmune a la llamarada, pero si encontraba ese suero... mientras subía las escaleras del edificio más importante de la ciudad, oí ruidos. Y ya sabía que eran: cranks. Me refugié en una sala, pero allí había otro. No podría estar allí por mucho más tiempo. Algo explotó, e hizo que la habitación de dónde salían los ruidos estallara. Pero yo y mi crank seguimos allí. Decidí salir del edificio escondiéndome entre las cortinas y los recovecos que encontraba. Definitivamente no había nada allí. Algo me hizo detenerme: allí seguían los laberintos, y tal vez había personas, personas no infectadas, incluso puede que hubiera algún inmune. A pesar de todo el dolor que sentía, no puede evitar que una sonrisa se me deslizara por la cara, se notaba que había adquirido algunas habilidades de Thomas, como intentar salvar a gente que parecía destinada a morir. Pero la sonrisa se esfumó cuando me acordé de la pelea, de que él me clavó el cuchillo, y de todo eso, pero no me arrepiento de nada, porque lo habría vuelto a hacer si fuera necesario. Pensé en que estarían en algún sitio lejano, sin cranks, y felices por estar allí. Nada era mejor que eso. Ya no me necesitaban, tendrían mi recuerdo, y con eso bastaba, y si se habían olvidado de mí, mejor, así no me sufrían. 

Por fin había llegado al laberinto, y sonreí de nuevo: había querido huir de allí, y ahora quería volver a entrar. Pero me acordé de una frase que me decía mi padre, el único recuerdo que me habían permitido quedarme de él: "Ve y termina lo que empezaste".

Detrás del laberintoWhere stories live. Discover now