**Capítulo 1: Melodías en la Oscuridad**

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 Tsukasa se encontraba solo en su habitación, rodeado por la penumbra de la noche. Sus ojos estaban enrojecidos por el llanto, y su corazón pesaba como una losa de dolor. Hacía días desde que Saki había partido de este mundo, dejando a Tsukasa atrapado en un remolino de dolor y arrepentimiento.

Recordaba la última vez que vio a Saki con vida, su risa brillante y su energía contagiosa llenando la habitación. Pero luego, la enfermedad había llegado sin previo aviso, llevándosela antes de que Tsukasa pudiera siquiera comprender lo que estaba sucediendo. Se había sentido impotente, paralizado por el shock y la desesperación mientras veía a su amiga desvanecerse ante sus ojos.

Y entonces vinieron las palabras de sus padres, como dagas afiladas perforando su corazón destrozado. Le repetían una y otra vez que era su culpa, que debería haber hecho algo más para salvar a Saki. Tsukasa se encontraba atrapado en un torbellino de culpa y autodesprecio, preguntándose una y otra vez si podría haber hecho algo diferente, si podría haber cambiado el destino de su amiga.

Pero por más que intentara encontrar respuestas en su mente atormentada, solo encontraba dolor y vacío. El eco de la risa de Saki resonaba en sus recuerdos, una dolorosa melodía que le recordaba lo mucho que había perdido.

Con el corazón lleno de pesar, Tsukasa se hundió en un mar de lágrimas, anhelando desesperadamente el consuelo que parecía estar más allá de su alcance. En la oscuridad de su habitación, se sentía solo y perdido, una sombra de lo que solía ser.

Pero incluso en su desesperación, una chispa de determinación comenzaba a arder dentro de él. Tsukasa sabía que no podía quedarse atrapado en el abismo de su dolor para siempre. Si quería honrar la memoria de Saki, tenía que encontrar la fuerza para seguir adelante, incluso cuando el mundo parecía estar en su contra.

Con un suspiro tembloroso, Tsukasa se secó las lágrimas y se prometió a sí mismo que encontraría una manera de superar su dolor y encontrar la luz en la oscuridad.

Tsukasa se encontraba en la cafetería de Meiko, un lugar acogedor y vibrante que siempre había sido un refugio para los miembros de Vivid BAD SQUAD. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el suave murmullo de las conversaciones. A pesar del ambiente cálido y animado, Tsukasa no podía sacudirse la tristeza que lo envolvía como una manta pesada.

Sentado frente a él estaba Toya, su amigo y compañero de grupo. Toya había insistido en que salieran a tomar un café, con la esperanza de ofrecerle a Tsukasa un poco de consuelo y apoyo. Meiko, la dueña de la cafetería, les había servido dos tazas de café caliente con una sonrisa comprensiva.

"Tsukasa," comenzó Toya con voz suave, "sé que estás pasando por un momento muy difícil. Todos lo sabemos. Pero no tienes que enfrentarlo solo."

Tsukasa miró su taza de café, observando cómo el vapor se elevaba lentamente. Las palabras de Toya eran amables, pero no podían borrar el dolor que sentía. Sin embargo, apreciaba el esfuerzo de su amigo por estar allí para él.

"Toya, no puedo dejar de pensar en Saki," dijo Tsukasa con un suspiro tembloroso. "Ella era... lo mejor de nosotros. Y ahora se ha ido. Mis padres dicen que es mi culpa, que debería haber hecho algo más. No puedo sacarme eso de la cabeza."

Toya frunció el ceño, su expresión mostrando una mezcla de tristeza y determinación. "Tsukasa, lo que tus padres dicen no es cierto. Nadie podría haber hecho nada para cambiar lo que pasó. Saki murió de forma natural. No fue tu culpa."

Las palabras de Toya eran un bálsamo para el alma herida de Tsukasa, aunque todavía sentía la carga de la culpa. "Quiero creer eso, Toya. Pero es tan difícil..."

Meiko, que había estado escuchando discretamente desde la barra, se acercó a la mesa con una sonrisa cálida. "Chicos, recuerden que siempre son bienvenidos aquí. La música y los amigos son una poderosa medicina para el corazón roto."

Tsukasa levantó la mirada y le devolvió la sonrisa débilmente. "Gracias, Meiko. Estoy tratando de encontrar mi camino, pero es tan confuso y doloroso."

Meiko asintió con comprensión. "Lo sé, Tsukasa. Pero tienes a tus amigos aquí contigo. No estás solo. Y siempre puedes contar con la música para expresarte y sanar."

Toya asintió, apoyando la mano sobre el hombro de Tsukasa. "Sí, Tsukasa. Saki siempre amó la música y estaría orgullosa de ti por seguir adelante. Lo haremos juntos, como siempre lo hemos hecho."

Las palabras de sus amigos comenzaron a penetrar el muro de dolor que rodeaba el corazón de Tsukasa. Quizás, pensó, había una manera de encontrar la luz en medio de la oscuridad, de honrar la memoria de Saki y seguir adelante con la música que ambos amaban tanto.

Con un renovado sentido de determinación, Tsukasa se prometió a sí mismo que, aunque el camino fuera difícil, encontraría la fuerza para continuar. Por Saki, por sus amigos, y por el amor a la música que siempre había sido su refugio y su inspiración.

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**De depresion a felicidad**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora