2

39 7 0
                                    

—A partir de hoy, soy vuestro mentor —fue lo primero que aquel hombre, Alby, les dijo a Thomas y a Teresa— Las cosas funcionan así: yo explico y vosotros hacéis caso, sin rechistar. Pasé por lo mismo que vosotros y, creedme, no fue nada fácil. Vamos a ver si al menos no morís en el baño de sangre —habló, con algo de burla en su voz.

—¿Me estás subestimando? —preguntó Teresa. Esa fue la primera vez que Thomas, quien se mantenía al margen de la conversación, oyó su voz.

—¿Qué acabo de decir? Nada de preguntas, nada de charlas estúpidas. Solo estoy aquí para hacer que aguantéis el mayor tiempo posible en esa arena, tal vez para conseguiros un par de patrocinadores.

Teresa golpeó un lado de la pared y luego se fue a otro vagón, viéndose algo enfadada. Thomas se quedó observando cómo se iba, en silencio. Seguía algo impactado por todo lo sucedido anteriormente.

—Bien, pues la charla de supervivencia de hoy será solo para un tributo. Magnífico —dijo Alby, sarcásticamente.

Durante el trayecto desde el Distrito 12 hasta el Capitolio, Alby estuvo explicando a Thomas cómo fue su experiencia en la arena, aunque eso podía no servirle demasiado ya que se cambiaba cada año.

Fue algo difícil, también, porque Thomas le discutía varias cosas de las que decía. Aún así, estuvo explicando hasta que Teresa decidió volver.

—¿Un cambio de opinión? Más te vale prestar atención ahora —dijo Alby al verla llegar.

—Lo que sea.

Se sentó a un lado de Thomas, guardando distancia, y Alby siguió con su explicación.

***

Luego de un largo viaje, finalmente llegan al Capitolio. Inmediatamente, les hacen bajar y los traen hasta el centro de preparación para arreglarse.

—¿Qué nos van a hacer aquí? —preguntó Thomas a Alby, pero este fue por otro camino sin responder a su pregunta.

Tanto Teresa como Thomas tuvieron un estilista asignado y sus ayudantes, a los cuales conocieron una vez llegaron al lugar.

El estilista que tenia asignado Thomas fue realmente amable con él, incluso pensó que demasiado viniendo de una persona del capitolio.

Luego de una breve presentación (ahí supo que se llamaba Cinna), empezaron con los preparatorios para la Ceremonia de Apertura.

—Confía en mí, te verás fantástico —exclamó Cinna, a lo que Thomas respondió con un movimiento de cabeza suave, aunque algo desconfiado.

Luego de dejarlo tan limpio que parecía que relucía, se encargaron de su maquillaje, pegando brillantinas grandes, negras, que representaban el carbón, por su distrito.

Luego, Cinna le enseñó su traje. Era algo simple, completamente negro y también estaba recubierto de esa brillantina, aunque esta de colores rojos y naranjas.

—Pruébatelo, pronto deberás subir a la carroza con la otra chica. Tiene un traje muy similar al tuyo.

—¿Esto estará bien? —preguntó, empezando a cambiarse.

—Sé que no parece lo más espectacular, pero tengo un truco guardado bajo la manga —dicho eso, le guiñó un ojo.

Thomas iba a preguntar de qué se trataba, algo confundido, pero Cinna lo interrumpió, atacándolo con todo tipo de elogios.

—¡Fabuloso! —ya tenía el traje puesto. Se pudo mirar en un espejo y vio que era más simple de lo que creía, pero trató de no darle importancia. Al fin y al cabo, esos estúpidos juegos le eran muy igual. Solo quería terminar toda esa exhibición, como si fueran monos de feria, y tener un tiempo para descansar.

The Maze Games (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora