Parte 13

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Es agitado suavemente, y despierta recuperando la conciencia lentamente, parpadeando en la penumbra y luego encuentra la cara de Yeonjun quien se encuentra sentado en el borde de la cama, el chaleco blanco que lleva puesto expone sus músculos a la vista de Beomgyu, también el tatuaje en su bíceps.

Es demasiado temprano para encontrarse con esta imagen, Beomgyu arruga la cara y se frota los ojos con los dedos.

—Vamos —dice Yeonjun en voz baja.

Beomgyu bosteza. —¿Qué... qué hora es?

Su cerebro está luchando para enfocar correctamente, ya que está enfocado en la forma en que se siente al despertar con Yeonjun a su lado, mirándolo a la cara y a los ojos.

—Casi las nueve. Tienes que levantarte ya.

—Dios —dice resoplando—. ¿Dónde está Soobin?

—Salió temprano. Toma.

Y de repente hay una taza de café frente a él. Se sienta, sin darse cuenta la manta cae hacia abajo para mostrar su pecho desnudo, atrapa a Yeonjun mirando.

—Gracias. —Toma el café.

—Tienes diez minutos, —dice Yeonjun, levantándose— y luego voy a entrar aquí con una cubeta de agua.

Frunciendo el ceño, Beomgyu dice—: Ni siquiera tenemos una cubeta.

—¡Voy a encontrar una! —Yeonjun responde mientras se dirige a la sala.

Beomgyu se une a él en la cocina unos diez minutos más tarde, y Yeonjun, ahora está completamente vestido para salir, viste una camiseta negra debajo de su chaleco blanco, pantalones vaqueros rasgados ingeniosamente cuelgan bajo en sus caderas.

Beomgyu pasa junto a él, que está apoyado en la barra de desayuno haciendo algo en su teléfono. —No estás usando un traje hoy.

—Que habilidades de observación tan estelares tienes.

Viéndolo de frente ahora, la V en su escote deja al descubierto su piel, también un pequeño vistazo a sus pectorales. Beomgyu mira fijamente mientras toma un par de uvas del racimo.

—¿Qué? —Dice Yeonjun de repente.

Beomgyu se sobresalta y lo mira a los ojos. —Nada.

—Ajá —dice Yeonjun, claramente divertido. Guarda su teléfono en su bolsillo y alcanza su chaqueta de uno de los taburetes—. Bueno, cuando hayas terminado de admirar mi pecho, tal vez podamos irnos.

—No estaba… Ugh, vete a la mierda —dice Beomgyu, poniéndose rojo, y Yeonjun ríe.

Se meten en el coche y salen de la pequeña ciudad, Yeonjun enciende la calefacción para contrarrestar el aire frío de diciembre. No es hasta que van cruzando la autopista que Beomgyu tiene una idea repentina.

—Deberías darme tu número de teléfono.

Yeonjun lo mira con el rabillo del ojo. —¿Crees que es necesario?

—Bueno, ¿y si nos separamos en Londres?

—¿Por qué nos separaríamos?

—No sé. Nunca se sabe. Tal vez te distraigas con algún sexy jovencito y vayan a un baño cercano.

—Estoy bastante seguro de que seré capaz de controlarme el tiempo suficiente para decirte a dónde voy, —dice Yeonjun, sonriendo— a pesar de saber qué, —añade arrastrando las palabras— seguro vas a estar allí mirando.

Beomgyu se sonroja de nuevo, pero se ríe. —Cállate.

Yeonjun saca su teléfono y se lo entrega. —Ten.

❝don't marry him❞ yeongyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora