Parte 19

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En los siguientes dos días, no hay momentos a solas con Yeonjun, y gracias a eso Beomgyu consigue el tiempo para aclarar su mente y centrarse en la boda, en el frenesí de los preparativos finales. Y justo cuando cree que tiene todo bajo control, cuando ha podido elegir la música y finalizar la asignación de los asientos, sin querer vomitar, entrar en pánico o ambos, Soobin deja caer una bomba sobre él.

Se va por una tarde y una noche. Una noche entera.

—Tengo que ir a Liverpool para terminar algo.

Beomgyu intenta mantener la calma. —Solo faltan dos días para nuestra boda, Soobin.

—Lo sé, y lo siento. Pero después de esto, seré todo tuyo durante el próximo par de semanas.

—Pero no voy a verte hasta estar ahí. Tú te vas esta noche y mañana yo me voy para quedarme con Kai...

—Pero piensa en cuanto más dulce será después de estos dos días distanciados —Soobin le da un beso, sonríe y añade con alegría—: Estarás desesperado por casarte conmigo, con tal de llegar a la noche de bodas.

Beomgyu no comparte su entusiasmo; lo único que siente es la creciente amenaza de entrar en pánico, porque una noche sin Soobin no significa una noche a solas.

—¿Qué hay de Yeonjun?

—Le he pedido quedarse esta noche contigo para que te ayude con los recuerdos de la boda. Perderás la cabeza si te encargas de doscientas de esas cosas tú solo.

—Se suponía que eso lo íbamos a hacer tú y yo —dice Beomgyu, casi desesperado, aferrándose a la parte delantera de la camisa de Soobin como un niño que se aferra a una manta que le da seguridad.

—Realmente lo siento, cariño. Pero no me voy apartar de tu lado durante las próximas dos semanas, lo prometo, ¿de acuerdo?

No es ningún consuelo, y hay mucha energía en él más tarde esa noche, cuando está esperando el momento en que Yeonjun llegue. Está mirando el reloj, no puede decidir si siente terror o excitación, y está tan alterado por todas esas emociones, que cuando Yeonjun finalmente llega más tarde, ya no le es posible actuar indiferente.

Observa desde el lugar donde se encuentra de pie junto a la mesa, como Yeonjun deja caer sus llaves y la cartera sobre la barra de desayuno, se sostiene de una silla, apretando tan fuerte que sus dedos duelen y sus nudillos se han puesto blancos.

Finalmente, Yeonjun da unos pasos hacia él y lo mira. Sus ojos se oscurecen. —¿Soobin ya se fue?

—Sí. —Su voz es entrecortada—. Se suponía que haríamos esto, esta noche —añade señalando a los dos centenares de bolsas de organza sobre la mesa, a la espera de ser llenadas con gemas grabadas.

Yeonjun mira las bolsas con disgusto. —No te voy a ayudar con eso.

—Pero Soobin dijo…

—Yo sé lo que dijo Soobin —Yeonjun responde casi de manera violenta. Tiene sus manos apretadas en puños—. Pero no voy a ayudarte con los malditos recuerdos de tu boda. No quiero tener nada que ver con eso.

Beomgyu se empuja lejos de la silla en la que estaba apoyado, acercándose a Yeonjun, respira de forma irregular y temblorosa. —¿Cuál es tu problema? Solo hay que meter las gemas dentro de las malditas bolsas.

—Es lo que representan.

—¿Qué es?

—Esta farsa de boda. —Yeonjun escupe las palabras.

—No es una farsa —se siente enfermo al escuchar a Yeonjun haciéndole sentir mal por creer en el amor, en el matrimonio y el compromiso. Casarse con Soobin no es una farsa.

❝don't marry him❞ yeongyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora