LA LUNA Y LAS ESTRELLAS.

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CAPITULO 6.
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(10 AÑOS ANTES)
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Amargos sollozos eran lo único que se escuchaba en todo el lugar, las velas aún encendidas por el reciénte velorio y la casa completamente desordenada acompañaban la tristeza que acomplejaba a la chiquilla que ahora se encontraba sola en el mundo.

Dieciocho años de inocencia y amor murieron la tarde del día anterior cuando aquella mujer mayor cerró sus ojos para siempre a causa de un terrible cáncer y su nieta, su única nieta... Estaba muriendo por completo de dolor, un sentimiento que poco recordaba pero que ahora inundaba su pecho y le cortaba la respiración, y aunque ahí junto a ella estuviera aquel hombre que juraba amarla, en su pecho segui aquel enorme vacio que dejó su abuela ¡Que karma estaba pagando! Acaso no fue suficiente que le arrebataran a sus padres cuando era niña que ahora le quitaban a su abuela, su adorada abuela, la mujer que no hizo más que brindarle amor y calidez.

Se levantó luego de estar por casi cinco horas postrada llorando y tomo la iniciativa de arreglar un poco la casa, pensó que su abuela querría que su adorada cabaña estuviera así, por lo que recogió la velas y ordenó los muebles, lavo los trastes sucios y barrio y paso el trapeador al suelo, organizo las habitaciones y por último se dió una ducha ella, se colocó una pijama y se sentó en el sofá, tratando de no pensar en los sucesos recientes sin embargo era inevitable cuando había sido tan reciente, cuando tan solo unas horas antes se habia despedido de ella...

Se recostó en el sofá y ahí se mantuvo, por minutos que luego se volvieron horas, sin hablar, dormir o comer... Solo ahí, reprochandose la perdida de su abuela, quizás para algunos fuera exagerada pero cuando hay amor de por medio la perdida de esa persona genera un dolor indescriptible y así se sentía ella, lastimada, como si a su corazón le hubieras arrancado la mitad y la hubieran botado en algún lugar que ella desconocía, como si se hubiera derrumbado una parte de su mundo al perderla a ella...

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Cuando escucho la puerta ser abierta no se movió ni un centímetro, simplemente no le dió importancia, se había disociado de la realidad.

- Perdón por no llegar antes- pide con preocupación el albino mientras se arrodilla frente al sillón y le planta un beso en la frente.

Pero ella no respondió, seguí ida, perdida..

- Cielo... Por favor, no me gusta verte así...- confiesa con tristeza.

- Y como quieres que esté, si ella fue mi mundo entero por más de quince años...- susurra fijando sus ojos llorosos en su novio.

- Y por eso debes saber que a ella no le gustaría que tú estés triste, le encantaba verte sonreír- le recuerda mientras la ayuda a reincorporarse.

- Lo intento, lo juro... Pero no puedo- dice en medio de un murmuro mientras le da paso a las lágrimas y se lanza a los brazos de su novio.

Este solo la toma en sus brazos y aprieta su frágil cuerpo contra el suyo, la perdida de Hanako había sido una completa sorpresa para todos, si bien estaba enferma aparentemente las quimioterapias estaban funcionando pero el dia anterior tuvo una recaida y lastimosamente falleció en el hospital; para Rin todo fue tan repentino que ni si quiera había tenido tiempo de procesar todo, el sabía cuanto ella amaba a su abuela y el verla asi de triste lo lastimaba, por ello no tuvo el valor de contarle lo que había hablado con su padre.

Varias semanas antes había recuperado la comunicación con su padre, quien era un negociante veterano al que sus negocios habían estado cayendo de pique y una propuesta para recuperar sus confianza y ganar algo de dinero hicieron un trato, el volvería y con ayuda de su hermano intentaría recatar Taisho's company de la quiebra, si su plan se daba el título propiedad intelectual pasaría a sus manos, cosa que seria beneficiosa no solo para el sino también para la castaña, pero justo cuando al fin le iba a contar a Rin ocurrió lo de Hanako, situación que le impidió hablar para poder consolar a su amada.
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Lo que perdí en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora