Un nuevo yo

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Un nuevo día se abrió paso, el sol brillaba en todo su esplendor, la mañana terminando a la vez que comenzaba la tarde.

Arathem y Surei siguieron al rubio a la parte trasera de la casa. Tras una puerta se extendía un grandioso jardín, los árboles relucían su más vigoroso verdor, se podía ver lo bien que los hermanos cuidaban las plantas de aquel jardín. Un caminito de piedras rodeado por pequeños bonsáis daba a llegar a un dojo, una tela circular extendida por el suelo. Justo al lado del dojo se encontraba una fuente de bambú de estilo asiático.

Todos allí estaban vestidos de igual forma, el kimono blanco, impecable en todos ellos, los mismos pantalones de color azulado oscuro con textura de papel, con una única diferencia, los del rubio eran completamente negros

-Primero, verás de lo que son capaces los hechiceros, después, decidirás si quieres intentar ser uno o no- Explicó Shigeno, agarrando de al lado del dojo una katana de madera. Surei le dio una sonrisa a Arathem de reojo, una sonrisa recelosa, subiendo los escalones que dirigían al dojo confiada, le daría un buen espectáculo.

Al subir al dojo a chica de pelo oscuro y corto agarró un bô, un largo palo de más de un metro y medio de largo, casi tan alto como la chica -Toma asiento chico- dijo Surei mirando hacia atrás mientras se ponía en guardia. El hermano, por su parte, agarro el mango de su Bokken (*Katana de madera que se usa para entrenar*) poniéndose en guardia también.

Hubo un breve momento de tensión silenciosa, una pequeña mirada mutua antes de que Surei se abalanzara de forma veloz contra su hermano. Arathem apenas pudo verlo pero la chica ya estaba a pocos centímetros de rubio. Surei intentó golpear a Shigeno con un duro y seco golpe horizontal, pero este fue repelido sin apenas esfuerzo por la katana de madera del más alto. Aprovechando el gran rango que le daba su bastón volvió a atacar, con el otro extremo del bô intentó asestar un golpe rápido, mas, este nuevamente sin mucho esfuerzo fue esquivado.

Arathem quedó impresionado ante esto, frotando sus ojos para poder prestar más atención, pues si parpadeaba podía perderse cualquier movimiento.

Ahora fue el hermano mayor quien tomó una postura de ataque, dio un sencillo pero elegante corte vertical, el cual, obligó a Surei a cubrirse con su bô, haciéndola retroceder unos centímetros.

De forma aún más veloz Shigeno atacó a Surei, la chica, de forma casi intuitiva pudo bloquear el ataque. Empezando a sentirse acorralada no tuvo otra opción más que, con un movimiento brusco y sumamente rápido alejarse lo máximo posible de su hermano para ponerse nuevamente en guardia.

Shigeno miró a su hermana con una sonrisa de satisfacción bien hecho pensó para sí mismo

Una gota de sudor recorría la mejilla de la chica, le costaba seguir el ritmo. Al darse cuenta de lo tensa que estaba relajó su postura, ampliando de esta forma la sonrisa en el rostro de su hermano.

Ahora de forma más calmada y elegante Surei dio una serie de estocadas y golpes, provocando que su hermano se defendiera y bloqueara con soltura todos los golpes que la chica intentaba darle.

Al todos sus ataques quedar repelidos, nuevamente Surei quedó alejada de su hermano. Con gran maestría comenzó a girara su bô de forma rápida, dejando ver únicamente la estela que este dejaba. Esto dejó a Arathem, el cual hacía de espectador, desconcertado, era un movimiento muy bonito, casi hipnótico.

Era complicado de apreciar, pero, con dificultad el único público de la pelea pudo apreciar como pequeñas gotas de agua se elevaban del suelo, quedándose levitando alrededor de la chica.

Como finas agujas de agua, las gotas salieron disparadas hacía Shigeno y con la pequeña distracción de estas Surei volvió a lanzarse al ataque de forma rápida.

Arathem: El hechicero de los dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora