Cada vez hay más preguntas que respuestas. ¿Qué es este lugar? ¿Qué fue todo eso? ¿Quiénes eran esos sujetos? ¿Qué fue esa piedra? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue todo eso? Las inquietudes danzaban en la mente de Ángel mientras sus ojos se adaptaban a la luminosidad del lugar al que había sido llevado, un sitio que parecía sacado de un cuento de hadas.
Las casas y tiendas que adornaban la calle estaban pintadas con colores vivos, donde el dorado relucía como si el sol hubiera decidido quedarse a vivir allí. Las risas de los niños resonaban en el aire, un eco de alegría que contrastaba con la situación angustiante que vivían Ángel y Sarah. Ambos, encadenados, avanzaban entre la multitud, sus corazones latiendo desbocados, cada paso resonando como un tambor de guerra.
Las miradas de los transeúntes se volvían hacia ellos, primero con curiosidad, luego con desdén. "¡Criminales!", murmuraba una anciana con voz temblorosa. Un hombre robusto, de semblante severo, se atrevió a lanzar un cubo de agua hacia Ángel, como si el líquido pudiera borrar la supuesta mancha de su ser. Las risas se apagaron, y el bullicio de los juegos infantiles se transformó en un murmullo inquieto.
"¡Basta!" gritó un soldado, su armadura brillando con la luz del sol. "No son asesinos ni nada por el estilo". Su voz resonó con autoridad, y la multitud comenzó a calmarse, aunque las miradas aún estaban fijas en los prisioneros.
"¡Caballero! Mire su vestimenta...", exclamó un aldeano, señalando las ropas de Ángel y Sarah que parecían completamente fuera de lugar. "Vienen del Nexus, seguro los envió Sam".
"No sabemos con certeza eso. Por eso el Rey Cal'ul los quiere ver", respondió el soldado, su tono más conciliador. Las palabras parecieron tener un efecto, y la multitud, aunque aún hostil, comenzó a dispersarse lentamente.
El soldado se acercó a los hermanos, su mirada amable contrastaba con la dureza de su armamento. "No se preocupen. Todo estará bien", les dijo, aunque el temblor en su voz revelaba que ni él estaba completamente seguro.
Poco a poco, Ángel y Sarah fueron conducidos hacia el castillo del Rey Cal'ul, un coloso de piedra y oro que se alzaba contra el cielo azul. Mientras avanzaban, un hombre encapuchado, que había estado comprando en un puesto cercano, los observaba con atención, sus ojos ocultos tras la sombra de la capucha. Una inquietud se cernía sobre él; tal vez ellos no conocían este lugar, pero la situación no prometía nada bueno.
Después de unos treinta minutos de caminar entre murmullos y miradas acusatorias, finalmente llegaron al castillo. Los guardias, con sus armaduras brillantes, los condujeron al Salón Dorado, un lugar que parecía sacado de un sueño. Las paredes estaban adornadas con finos tapices que narraban historias de héroes y dioses, y el aire olía a incienso y misterio.
En el centro del salón, sobre un trono magnífico, se encontraba el Rey Cal'ul. Su figura era imponente, con una corona que relucía como el mismo sol. Sus ojos, de un azul profundo, se posaron en Ángel y Sarah, llenos de curiosidad y autoridad. La sala se llenó de silencio, como si el tiempo mismo se hubiera detenido.
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GUERREROS DIMENSIONALES parte 0 - el conquistador multiversal
ФэнтезиEn "Guerreros Dimensionales Parte 0 - El Conquistador Multiversal", los hermanos Angel y Sarah son transportados a un mundo de fantasía donde descubren la existencia de múltiples universos y su papel crucial en salvarlos. Con poderes recién adquirid...