capitulo 10 - destrucción masiva

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En el vasto escenario de la existencia humana, la lucha del bien contra el mal ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia, reflejándose en mitologías, religiones y narrativas culturales. Este conflicto eterno no solo se manifiesta en epopeyas heroicas y relatos épicos, sino que también se insinúa en las decisiones cotidianas que cada individuo enfrenta. A medida que exploramos las complejidades de esta dualidad, se hace evidente que la batalla entre la luz y la oscuridad no es solo una cuestión de fuerzas externas, sino también una lucha interna que define nuestra moralidad, nuestras creencias y, en última instancia, nuestro lugar en el mundo. En este contexto, es fundamental comprender los matices de esta confrontación, ya que nos invita a reflexionar sobre qué significa realmente ser humano y cómo nuestras elecciones pueden contribuir a un equilibrio entre el bien y el mal.

Las nubes comenzaron a desvanecerse, como si un pintor invisible estuviera borrando las marcas de su brocha en el lienzo del cielo. El mar, en respuesta a un llamado que solo él podía oír, empezó a temblar de forma inquietante, sus olas danzando con una agitación que presagiaba la llegada de algo monumental. Las ramas de los árboles, agobiadas por un viento repentino, se movían bruscamente, como si intentaran advertir a los habitantes de la isla de un peligro inminente.

En el horizonte, se vislumbraban siluetas metálicas que emergían de las nubes, naves avanzadas que surcaban el cielo con un rugido ominoso. Las miradas de los isleños se alzaron, llenas de asombro y temor, ante la llegada de lo desconocido. En una de las naves, una figura se recortaba contra la luz del atardecer. Era él, el conquistador, el temido Sam, que finalmente había llegado a la isla de la creación.

—¡Finalmente estoy aquí! —exclamó Sam, su voz resonando con una mezcla de triunfo y desafío.

A su lado, un soldado de rostro grave se volvió hacia él, su uniforme brillando con el reflejo del sol poniente.

—Señor, ¿a dónde vamos primero? —preguntó el soldado, con un aire de ansiedad que apenas ocultaba su admiración.

Sam sonrió, una expresión que no presagiaba nada bueno.

—Vamos a ese pueblo que está allí cerca —respondió, señalando con un gesto firme—. Quiero hablar con alguien que conozco.

El soldado asintió, y en un instante, el aire se llenó del sonido de las compuertas de las naves abriéndose, dejando caer a los soldados que estaban listos para la acción. Sam dio un paso adelante, su figura imponente destacándose entre la multitud de guerreros que lo rodeaban. Con una mirada decidida, observó cómo algunas naves aterrizaban con un temblor sutil, mientras otras se mantenían en el aire, como aves de presa esperando su momento.

—¡Acompáñenme! —ordenó Sam, su voz resonando con autoridad—. ¡Vamos a mostrarles quiénes somos!

Los soldados comenzaron a avanzar tras él, sus botas resonando en el suelo como un tamborileo de guerra. Pero no solo ellos, el estruendo de las explosiones comenzó a retumbar en la isla, como si la misma tierra se quejara de su llegada. Los árboles se sacudían, el mar se agigantaba, y los habitantes del pueblo, al sentir la conmoción, se asomaban por las ventanas y puertas, sus rostros pálidos reflejando miedo y confusión.

Mientras se acercaban al pueblo, Sam sintió una mezcla de emoción y nostalgia. Había pasado años en la búsqueda de poder, y ahora, en este lugar que alguna vez había llamado hogar, estaba listo para reclamar lo que consideraba suyo por derecho.

—Recuerden —dijo, volviéndose hacia sus hombres—, no estamos aquí solo para conquistar. Estamos aquí para transformar. Este lugar será el primero de muchos que caerán ante nosotros.

Las naves en el cielo comenzaron a lanzar destellos de luz, marcando el inicio de lo que sería una nueva era para la isla de la creación. Sam avanzó con determinación, mientras el viento aullaba, como si el mismo universo estuviera atestiguando el comienzo de su reinado.

GUERREROS DIMENSIONALES parte 0 - el conquistador multiversalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora