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Emily ajustó la correa de su mochila mientras caminaba junto a sus amigos Darren, Quinn y Amerie hacia la entrada del instituto. Era una mañana soleada y la brisa fresca del otoño hacía que el ambiente fuera perfecto para un nuevo día de clases. Conversaban animadamente sobre la película que habían visto el fin de semana, riendo y bromeando entre ellos.
—¡No puedo creer que Darren se asustara tanto! —exclamó Quinn, riéndose mientras imitaba una expresión de terror exagerada.
—¡No era miedo, era... sorpresa! —protestó Darren, cruzándose de brazos.
Amerie negó con la cabeza, sonriendo.
—Claro, Darren, claro —dijo, sus ojos brillando con diversión.
Emily se unió a las risas, disfrutando de la compañía de sus amigos. Aunque el instituto a veces podía ser abrumador, tener a Darren, Quinn y Amerie a su lado siempre hacía que todo fuera más llevadero.
Justo cuando se acercaban a la puerta principal, el sonido del timbre de aviso sonó, indicando que quedaban cinco minutos para que comenzaran las clases.
—Vamos, chicos, es mejor que entremos antes de que se nos haga tarde —sugirió Emily, dirigiéndose hacia el interior del edificio.
Mientras esperaban a que el timbre sonara para entrar a la primera clase, Emily miró a su alrededor, observando cómo los demás estudiantes se dirigían a sus aulas. De repente, sintió una presencia familiar acercándose por detrás. Antes de que pudiera darse la vuelta para ver quién era, sintió unos brazos alrededor de su cintura y un suave beso.
—Hola, Emily —susurró una voz que reconocería en cualquier lugar.
Emily se giró, con el corazón acelerado, y se encontró cara a cara con Cash.
Sus ojos brillaban con una mezcla de diversión y ternura mientras la miraba.
—¡Cash! ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Emily, sorprendida y al mismo tiempo emocionada de verlo.
—Vengo a clases ¿no es obvio?—respondió él, esbozando una sonrisa.
Antes de que Emily pudiera decir algo más, Cash se inclinó y la besó suavemente en los labios.
El mundo pareció detenerse en ese instante. Emily se quedó sin aliento, sus pensamientos en blanco mientras sentía la calidez de los labios de Cash contra los suyos.
Cuando el beso terminó, se dio cuenta de que todo el mundo los estaba mirando, incluidos sus amigos, que tenían expresiones de asombro y diversión.
—Vaya, vaya, Emily —dijo Dusty, con una ceja levantada—
Quinn y Amerie se rieron, pero sus miradas eran de apoyo y felicidad por su amiga.
—No quería causarte problemas —dijo Cash, apartándose un poco pero sin soltarle la mano—. Solo quería verte para de nuevo pedirte perdón.
Emily sonrió, todavía recuperándose de la sorpresa.
—No hace falta, Cash, te echaba de menos—dijo sinceramente, apretando su mano.
El timbre sonó de nuevo, indicando que era hora de entrar a las aulas. Emily miró a sus amigos y luego a Cash.
—¿No vamos a entrar? —dijo Cash con ironía.
—Que bobo eres—respondió riendo
Emily caminó hacia su aula junto a Darren, Quinn y Amerie, quienes no dejaron de hacer comentarios y bromas sobre lo que acababa de pasar.
—Emily tiene novio, Emily tiene novio—dijo Quinn, dándole un suave codazo—
-Chst, baja la voz- le advirtió a su amiga.
Mientras se sentaba en su asiento, no podía evitar pensar en Cash y en cómo una simple sorpresa había hecho que su día comenzara de la mejor manera posible.
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