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E N F A D O

El enfado crecía en mi interior como una tormenta inminente, amenazando con desbordarse y arrasar con todo a su paso.

El enfado crecía en mi interior como una tormenta inminente, amenazando con desbordarse y arrasar con todo a su paso

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||POV (____)||

Al día siguiente, me sentí un poco mejor. El dolor en el oído había disminuido considerablemente, y con él, la memoria del incidente de la noche anterior se desvanecía. Después de levantarme con cuidado de mi futón, me estiré y decidí salir de mi finca para aprovechar el nuevo día.

Caminé por el sendero empedrado, disfrutando del aire fresco de la mañana. El sol brillaba en el cielo despejado, y me llenaba de energía. Mientras avanzaba, oí el sonido de espadas chocando y gritos de esfuerzo en la distancia. Intrigada, me dirigí hacia el ruido.

Al llegar, vi a Zenitsu y Tanjiro entrenando con intensidad. Tanjiro, con su característica determinación, lanzaba ataques precisos, mientras Zenitsu, con su velocidad relámpago, intentaba igualar su ritmo. Ambos estaban tan concentrados que no notaron mi presencia de inmediato.

─¡Zenitsu, concéntrate en tu respiración! ¡Es la clave para mantener la calma y la precisión en tus ataques!─ exclamó Tanjiro.

─¡Estoy tratando! Pero es tan difícil mantenerme enfocado...─ dijo el nombrado con un tono de desesperación.

Sonreí ante su interacción. Era interesante verlos entrenar juntos, esforzándose por mejorar. Decidí acercarme más, y al hacerlo, Tanjiro me vio primero.

─¡Oh, hola! ¿Cómo está?

Le sonreí de vuelta, aunque manteniendo cierta distancia. ─Estoy bien. ¿Cómo va el entrenamiento?

Zenitsu se detuvo y respiró con dificultad. ─¡Duro como siempre! Pero no puedo quejarme, Tanjiro es un gran maestro.

Me acerqué a Zenitsu, dejando a Tanjiro un poco más apartado. Observé el entrenamiento con interés, mientras Zenitsu me contaba algunas de las técnicas que estaban practicando. Su entusiasmo era contagioso, y no pude evitar sonreír ante su energía.

─Se nota que estás mejorando mucho. Sigue así─ le dije.

Zenitsu me sonrió ampliamente. ─¡Gracias! Eso significa mucho viniendo de ti.

Mientras conversaba con Zenitsu, sentía la presencia de Tanjiro cerca, pero evitaba mirarlo directamente. Había aprendido a mantener una distancia cordial con él después de lo que pasó. No lo detestaba, pero prefería mantenerme reservada.

Tanjiro, desde un poco más lejos me dijo: ─Me alegra que este bien. Si necesita algo, no dude en decirme.

Asentí confundida debido a su repentino comentario, pero luego forcé una sonrisa amable. ─Lo haré, gracias.

Pasé un rato más observando y conversando con Zenitsu, disfrutando de su compañía. La preocupación del día anterior parecía lejana, reemplazada por la calidez y el apoyo de mi amigo.

Luego, a lo lejos, vi a Genya sentado en el césped, abrazando sus piernas. Parecía sumido en sus pensamientos, con la mirada perdida en algún punto del horizonte. Me despedí de Zenitsu con una sonrisa y caminé hacia Genya, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación.
Al acercarme, noté que no había notado mi presencia. Su expresión era una mezcla de melancolía y determinación, y su postura reflejaba una profunda introspección.

Le hablé con suavidad. ─Genya, ¿estás bien?

Genya levantó la vista, sorprendido al verme. Parpadeó un par de veces antes de responder.

─Sí, solo estaba pensando en algunas cosas.

Me senté a su lado, sintiendo el césped fresco bajo mis manos.

─¿Quieres hablar de eso?─ cuestioné con empatía.

Genya miró al suelo. ─Es Sanemi... Hago todo lo posible por tener su aprobación, pero siempre termina diciéndome cosas horribles, como siempre...─ su voz se quebró ─Creo que hoy se enojó de más... Y me dio una cachetada.

Sus palabras me golpearon como un puñetazo. El dolor en su voz era palpable, y no pude evitar sentir una ola de rabia crecer dentro de mí.

─¿Sanemi hizo qué?

Genya asintió, y pude ver las lágrimas comenzar a formarse en sus ojos. No pudo contenerlas más y empezó a llorar. Lo abracé, tratando de consolarlo, aunque mi mente ya estaba furiosa con Sanemi.

─No te preocupes, Genya. Hablaré con él─ dije acariciando su espalda.

─Él siempre ha sido así... pero duele mucho─ sollozó.

Mi corazón se rompió al escuchar sus palabras. La ira hacia Sanemi se intensificó. ¿Cómo podía ser tan cruel con su propio hermano?

─Esto tiene que parar. No voy a permitir que siga tratándote así─ respondí con firmeza.

Me levanté con fuerza. Estaba tan enfadada que no podía quedarme quieta. Tenía que enfrentar a Sanemi y hacerle entender lo que estaba haciendo. Genya intentó detenerme, pero mi decisión estaba tomada.

─Por favor, no lo enfrentes ahora. No quiero causar más problemas─ me dijo entre lagrimas.

─No, Genya. Esto tiene que resolverse. Ya es suficiente─ contesté con suavidad pero decidida.

Me dirigí hacia donde sabía que encontraría a Sanemi, con el corazón latiendo con fuerza y la ira dándome fuerzas. Esta vez, él tendría que escucharme y entender el daño que estaba causando. No iba a permitir que siguiera lastimando a Genya.

 No iba a permitir que siguiera lastimando a Genya

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Gracias por leer.

𝐀𝐃𝐕𝐄𝐍𝐓𝐔𝐑𝐄 | MuzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora