Historia inspirada en el fanfic del autor: @usser_Dalugband, llamado: "En una Velada".
- El cara a cara definitivamente es una pequeña introducción para conocer mejor a tu oponente, cierto? Entonces, ¿por qué Mariana se sintió tan.. nervioso de esta...
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Narrador omnisciente.
Finalmente, aquellos eventos preliminares a la Velada habían llegado, pues, afortunadamente Ibai anunció a todo el público que se daría el "cara a cara" más esperado por toda la comunidad hispanohablante, YoSoyPlex versus ElMariana. La expectativa de la gran mayoría estaba puesta en su streamer favorito, deseantes a que fuera el ganador con una victoria justa por sobre el otro.
Por su parte, Mariana recientemente estaría llegando al aeropuerto de Madrid después de un largo viaje, quizás de unas diez u once horas. Se encontraba cansado, demasiado para no ser su primera vez viajando en avión. Solo quería llegar a su hotel correspondiente, y dejarse caer en la cama para dormir un rato.
Bajó del avión con la idea de que un Uber ya le estaría esperando afuera para llevarlo hasta su próximo destino, cosa que afortunadamente sí pasó. ¿Quizás podría aprovechar para dormir unos minutos ahí, no? Definitivamente sería imposible, no quería darle una mala impresión a los españoles.
Los minutos pasaron, la música que se reproducía en la radio del automóvil le ayudaba a relajarse, y mientras recargaba su brazo en el marco de la ventana, disfrutaba la hermosa vista a través del cristal impecable.
Finalmente llegó al sitio planeado, sacó su cartera, y pagó en efectivo la suma de dinero indicada. Baja del coche para tomar su equipaje, que reposaba en la cajuela. Debía admitir que el chófer fue amable, ayudándole a bajar su maleta, lo que ciertamente, le avergonzó un poco; Mariana solo tomó lo correspondiente, para luego, cerrar sin aplicar demasiada fuerza.
— “Gracias”
Dijo en un tono algo escandaloso.
Se adentró al hotel donde se estaría hospedando por al menos una semana o poco menos, y acercándose a la recepcionista, pidió las llaves de su habitación previamente reservada, la chica de manera risueña se las entregó. Le agradeció antes de dirigirse a su habitación rápidamente.
Dejó todo en una esquina, a excepción del conjunto de ropa que llevaría, algo casual, cómodo a su gusto: un buzo de color gris con un pantalón de color negro. Después acomodaría todo de una mejor forma.
El celular vibra antes de que un tono conocido llegara hasta sus oídos, por lo que no tarda en acercarse para ver de quién se trataba; al leer el nombre, un escalofrío le recorre la espalda, y atiende la llamada con cierto nerviosismo.
— “Osvaldo, ¿ya vienes?”
Preguntó el organizador del evento, no sonaba fastidiado, pero si impaciente.
