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E N T R E N A N D O   A   Z E N I T S U

Entrenando a Zenitsu, descubrí que su determinación era tan fuerte como su potencial.

Entrenando a Zenitsu, descubrí que su determinación era tan fuerte como su potencial

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|| POV (____) ||

El día siguiente llegó con una serenidad inesperada. Los primeros rayos del sol se colaban a través de la ventana, pintando patrones dorados en las paredes de la habitación. Abrí los ojos lentamente, disfrutando de la calidez matutina, y me estiré, sintiendo cada músculo despertar al unísono.

Con un suspiro de alivio, me levanté del futón, sintiendo la suavidad del tatami bajo mis pies descalzos. La tensión de la noche anterior aún residía en mi cuerpo, como una sombra que se disipaba con cada respiración profunda que tomaba.

Miré alrededor y noté que mi hermano no estaba en la habitación. La preocupación empezó a asomar, pero la reemplacé rápidamente con curiosidad. Salí al pasillo, sintiendo la frescura del aire matutino que se filtraba por las ventanas abiertas. Caminé por los corredores de la finca, disfrutando del silencio y la tranquilidad que ofrecía la mañana.

De repente, un aroma delicioso comenzó a llenar el aire. El olor del desayuno, cálido y reconfortante, me llegó a través del pasillo. Mi estómago rugió en respuesta, recordándome que no había comido nada desde la noche anterior. Seguí el aroma, guiada como si fuese un hilo invisible, y me dirigí hacia la cocina.

Al llegar, la vista de la mesa llena de platos apetitosos me recibió. Había arroz fresco, pescado a la parrilla, sopa de miso humeante y una variedad de encurtidos. Genya ya estaba allí, pero lo que me sorprendió aún más fue ver a los kakushi reunidos en la mesa, desayunando mientras platicaban.

Los kakushi, normalmente tan discretos y casi invisibles en la casa, estaban relajados y sonrientes, disfrutando de la comida y de la compañía mutua. Sonreí ampliamente al ver la escena, pues casi nunca los miraba a pesar de que también vivían aquí.

Me uní a ellos en la mesa, sintiendo cómo la tensión se disipaba por completo con cada bocado que tomaba. ─¿Listos para empezar con sus tareas matutinas?─ pregunté, observando a los kakushi reunidos alrededor de la mesa.

─¡Sí, señorita Shinazugawa!─ respondió uno de ellos con emoción, su voz resonando con entusiasmo en la tranquila mañana.

─Me alegra oír eso, espero que les vaya bien este día─ continué, mientras observaba cómo cada kakushi asentía con determinación, listos para enfrentar las labores que les habían sido encomendadas.

Uno de los kakushi me miró con curiosidad por encima de su tazón de arroz. ─¿Irá a alguna misión esta noche?

Le sonreí, reconociendo su interés genuino. ─Si el patrón me da la orden, sí.

𝐀𝐃𝐕𝐄𝐍𝐓𝐔𝐑𝐄 | MuzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora