Capítulo 3 (+18)

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El incómodo asunto de la pelea quedó a un lado de a poco. Daniel se volvía cada vez más cercano a Levi con cada día que pasaba, hablaban de sus cosas, salían a pasear, se juntaban a jugar o simplemente pasaban toda la clase juntos ayudándose entre sí. Así fueron las cosas  durante todo un mes, casi sin problemas ni preocupaciones, solo ellos dos siendo uno más cercano al otro y sintiendo entre sí una conexión especial que no era comprendida del todo por el otro. No fue hasta la segunda semana de abril que algo nuevo ocurrió. Durante una mañana donde todos estaban algo dormidos o hablando bajo con sus amigos, como era el caso de ellos dos, alguien pegó un grito lo suficientemente fuerte al punto de despertar a todos en el salón. Queenie, chica más popular y llamativa de la clase, estaba anunciando que el viernes por la noche organizaría una fiesta en su casa y que absolutamente todos los quintos y cuartos estaban invitados. Levi no le dio casi importancia al anuncio y continuó su conversación, la cual no duró mucho porque Daniel lo interrumpió con algo de emoción. Se notaba feliz por la invitación, nunca antes había ido a una fiesta y no le vendría mal salir de noche para hacer otra cosa que no sea robar. Miró a su amigo con alegría y le dio la idea de ir, a lo que este se negó con mucho desagrado ya que no le caía para nada bien Queenie y tampoco le gustaban las fiestas al ser tan ruidosas e incómodas. Daniel le insistió una y otra vez, esperando recibir un cambio de opinión. Propuso distintas opciones, como ir un rato y después volver, quedarse solamente en una esquina alejados de todos y estar así toda la noche o ver si la fiesta estaba buena, si no era así, podrían irse a dormir en la casa de Daniel porque su madre volvía muy tarde los viernes. Fue realmente difícil, pero después de mucho tiempo y sin otro plan en mente, Levi aceptó la tercer propuesta siempre y cuando fuese cumplida, debido a que él no quería pasar un mal rato. A pesar de su poca emoción por esto, le gustaba ver a su amigo feliz de poder ir aunque sea un rato para que pudiera experimentar algo nuevo. Daniel lo abrazó rápidamente para darle las gracias y luego de que Levi procesara ese gesto un poco más rápido que otras veces, continuaron hablando como si nada. 
  La mañana continuó de manera normal, Daniel le comentó sobre la fiesta a sus amigos, quienes intentaron insistir para poder ser invitados también, pero lamentablemente eso no sería posible al ser todos ellos de tercer año y casi nadie los conocería ahí. Cuando terminó de hablar con ellos, fue hasta al baño para lavarse un poco las manos. Mientras se miraba muy en silencio en el espejo, sintió las manos de Martín sobre su cadera. Se dio vuelta con rapidez y lo miró con sorpresa. Realmente no había ocurrido nada más entre ellos, aunque algo en el aire había, pero no hablaban del tema. Se limitaron a preguntarse cómo se encontraba el otro y si estaban informados del asunto que se llevaría a cabo el viernes. Ambos iban a asistir, aunque Daniel aclaró que posiblemente no se quedaría más que un par de horas. Esto no le importó a Martín, ya estaba feliz con saber que iría y podría verlo en un ámbito donde no se sentiría tanta presión social porque cada quién estaría en sus propios asuntos. Los dos se saludaron y cada uno fue por su camino, aunque Daniel se quedó pensando seriamente en la manera que el otro había puesto sus manos sobre su cuerpo y cómo le hubiera gustado que nunca las quitara de ahí. 
  Mientras eso ocurría, en el aula Matías y Levi estaban sentados esperando a que los demás llegaran. Normalmente estarían debatiendo por cosas tontas de fantasía, pero hace bastante que no se hablaban y menos ahora que Daniel estaba pasando más tiempo junto a Levi. A pesar de eso, el silencio no iba a durar mucho tiempo más, puesto que LA pregunta iba a darse en cualquier momento y no iba a terminar  con una respuesta muy agradable

—Escuché que ibas a ir, es raro que alguien como vos acceda a esas cosas.-Dijo en un tono algo despectivo y sin mirarlo a la cara.-

—Va ser un rato solamente, a parte ¿Qué te importa lo que yo haga? Ni que fueras mi papá

—No, no lo soy, pero desde que te empezaste a juntar con el raro ese estás distinto y no quiero sospechar lo peor. Solo quiero que sepas eso.

 Levi se limitó a mirarlo con desprecio y siguió esperando sin decir palabra alguna. Es cierto que no estaba siendo él mismo al aceptar la propuesta de Daniel y posiblemente ante los ojos de su amigo iba a quedar como un homosexual que sólo le hacía caso al chico que le gustaba. Realmente no era algo que le importara, su sexualidad le daba igual porque de todos modos alguien sería incapaz de amarlo, aunque igualmente no le agradaba la idea de pensar en cómo lo molestarían si de verdad fuese gay. Tampoco haría algo tan amargado como dejar de lado a su amigo solamente por cómo lo trataba, simplemente podía tener una actitud muy cariñosa y no era necesario irse al otro extremo de pensar que se sentía atraído por Levi, porque no le encontraba sentido a una idea así o al menos no quería que lo tuviera. En cambio, Matías no quería que un ladrón como Daniel estuviese teniendo algo con uno de sus mejores amigos porque iba a quedar como un tarado al que utilizaría solamente para quitarle plata y posiblemente ni siquiera lo amaría de verdad. Él era el único que de verdad comprendía a Levi, por lo tanto también era quien verdaderamente debía estar de su lado protegiéndolo y procurando que ningún otro imbécil se metiera en su vida. Lamentablemente esto era imposible de demostrar para Matías y solo le quedaba la opción de ser cortante y poco agradable con su amigo.
 El viernes por la tarde casi noche, los amigos se juntaron y dieron un par de vueltas por el barrio hasta que se hiciera la hora de la fiesta. A eso de las ocho, fueron a la casa de Queenie, la cual era lo suficientemente grande como para alojar a todas las personas invitadas, ya que era casi que otra mansión. Levi estaba inseguro, algo nervioso también, pero Daniel lo miró con cariño y le dio ánimos para que no se sintiera así. Tocó la puerta y esperaron unos minutos mientras se escuchaba un montón de ruidos diferentes que provenían desde adentro, sumado a varias voces y gritos de otros que ya estaban ahí celebrando. Alguien les abrió y los miró por unos segundos, sin reconocerlos siquiera, dejó que entraran y se fue a otro lado para seguir bebiendo la botella de alcohol que tenía en la mano. El lugar en sí era un desastre, la música que sonaba estaba extremadamente alta y las letras era desagradables, todos estaban bebiendo cualquier tipo de liquido o fumaban sustancias de rara procedencia. Los que no hacían eso bailaban de una manera no muy agradable a la vista mientras toqueteaban a sus parejas. Nada de esto estaba gustándole a ninguno de los dos chicos, la diferencia estaba en que Daniel no lo hacía resaltar tanto. A él solamente le importaba encontrar a Martín para poder saludarlo, por lo que le pidió a Levi que lo esperase donde estaba mientras se metía entre toda esa gente intentando buscar al chico del barbijo. Este acto no le gustó para nada al otro, y cuando estuvo por ir a buscarlo de manera repentina para reprochárselo, Leslie se interpuso en su camino con algo de emoción, puesto que no se esperaba verlo.

Último año escolar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora