Capítulo 4

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Había terminado de hacerme una trenza en mi cabello y dándome el último retoque en mis labios, cuando mi teléfono sonó, era Cristian, me había mandando un mensaje diciendo que estaba en la puerta de mi casa esperándome, al cual le respondí que salía en 2 minutos, lo cual cumplí.

Al abrirle la puerta lo recibí con un abrazo y el me lo devolvió con un beso en la frente de cariño, me despedí de mi madre y ambos nos encaminamos al punto de encuentro que cuadramos para comenzar con el plan - o sea la salida, no hay ningún plan en contexto -, me sentía algo nerviosa por el hecho de saber que Martín estará a nuestro lado toda la tarde.

Voy a ser sincera, Martín me agrada mucho, y digamos que provoca sensaciones y sentimientos en mí que no cualquiera puede, no estoy muy segura aún si me gusta...o... simplemente es algo... tal vez platónico, no lo sé, pero estoy segura que lo iré descubriendo con el tiempo.

Después de haber caminado como quince minutos para llegar a la cafetería de la señora Born, Cristian y yo nos encontrábamos esperando a que llegara cierta personita. Habíamos llegado un poco temprano, así que decidimos sentarnos en una de las mesas vacías.

-- Bueeeno, supongo que tendremos que esperar algunos pequeños minutos. Cuando le pregunté si por fin venía dijo que iba saliendo de su casa, lo cual fue hace exactamente...-- reviso su celular-- diez minutos -- y enseguida lo volvió a guardar en su bolsillo.

-- No te impacientes... sé lo ostinado que puedes llegar a ser cuando tienes que esperar mucho. Martín vive un poco lejos y lo sabes...--

Me miró con una sonrisa de lado -- Me encanta como lo defiendes, sólo tres semanas de conocerse y ya son tan buenos amigos? Me pondré celoso ladilla...-- advirtió divertido

-- Tranquilo mi querido amigo, nadie te va a reemplazar, eres el único sapo qué no se convierte en príncipe ni siquiera con un beso -- le giño el ojo y suelto una risita traviesa

Sé que ese último dato no tenía nada que ver con el tema al que Cristian se refería, pero digamos que preferí dejarme llevar por el juego de los insultos amistosos a seguirle la rima con el tema de Martín, lo cual no era mentira, ya que habíamos construido una...buena amistad en corto tiempo, es de sorprender, al menos por mi parte, ya que el único amigo que he tenido ha sido Cristian - o al menos el único de verdad, los demás podríamos catalogarlos como simples conocidos o compañeros de curso -, digamos que con un amigo como él, no necesitas más. Cristian es un todo en uno, por así decirlo.

Entre algunas carcajadas después de eso, pude reconocer la figura masculina que cruzaba la puerta de la cafetería con una mirada seria y confusa, como si estuviera buscando algo.

Pues es obvio que sí, a ustedes

Cuando por fin nuestras miradas chocaron, un escalofrío recorrió mi cuerpo a la vez que mis mejillas se calentaban, era un contraste loco. Me sonrió y camino a nuestro encuentro.

-- Hola chicos!. Que bueno verlos -- saluda a Cristian con la mano, el mismo le responde de la misma manera

-- Hola Bro! Andábamos platicando en lo que esperábamos por ti, quieres sentarte y así pedimos unos refrescos o... café? Que prefieres? Yo pago todo -- tan caballeroso mi amigo

-- Nono tranquilo, yo puedo pagarme lo que ordene --

-- Oh...insisto amigo...--

-- En serio no hace falta --

Y al cabo de un par de ruegos más, Martín se giró hacia mí

-- Vane...perdona, no te saludé en el momento que te vi disculpa -- se inclinó un poco para posar delicadamente sus dulces labios en mi frente acompañado de una sonrisa tímida pero genuina -- Como estás? Que tal dormiste anoche? -- aprovecha y se sienta en la silla al lado de Cristian quedando frente a mí.

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