Capítulo 3

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Ese mismo día, Alejandro y Antonio, caminaban hacia la casa de Eva, algo cansados, el sol estaba siendo cubierto por algunas nubes grises, nubes de lluvia, Alejandro estaba algo preocupado por la lluvia, pero Antonio no, ni siquiera pensaba en ello.

-Carajo... va a llover.- Dijo Alejandro preocupado.

-Tranquilo, Eva tiene un pequeño techito en la puerta de su casa.- Dijo Antonio tratando de tranquilizar a Alejandro.

-No es eso, es que si llueve no va a poder salir, y no quiero estar afuera mojándome, gritándole por la ventana.

-¿Te da miedo la lluvia? De niños nos mojábamos en charcos y no nos enfermábamos, tu tranquilo.

-No entiendes... ¿Sabes qué? Olvidalo.

Ambos amigo estaban demasiado cerca de la casa de Eva, a unas cuantas calles, cuando de repente, enfrente de ellos, vieron tres jóvenes, de su misma edad. Uno de los jóvenes los vio y sonrió de una forma maligna, pues, sus intenciones no eran buenas.

-¿A dónde van los novios?- Dijo el joven que sonrió, Dante.

Dante era un joven de la misma altura que Antonio, con 1,67, delgado, caucásico, con el cabello corto color negro, con un gran porte a comparación de Antonio, ojos azules y estaba más definido que Antonio. Dante y Antonio eran completamente opuestos, no se llevaban nada bien, Antonio trataba de ignorarlo, pero Dante siempre lo provocaba, era alguien fácil de hacer enojar, era bastante egocéntrico, siempre quería ser el mejor, muy pocas veces era alguien sensible.

Dante estaba acompañado por sus dos mejores amigos, Francisco, un joven de tez morena, 1,68 de estatura, cabello largo hasta las orejas de color café oscuro, ojos negros, era gran amigo de Dante, era un poco más sensible que Dante, pero un poco más fuerte físicamente, era callado, no decía mucho a menos que estuviera con sus amigos o lo insultaran. David, un joven de tez morena clara, 1,70 de estatura, cabello corto, más corto que Dante, de color negro, ojos cafés oscuro, David era otro gran amigo de Dante, tampoco hablaba mucho, era más razonable y un poco más maduro, era el más fuerte de los tres y el más serio, pero siempre le seguía el juego a Dante.

Cada uno estaba de un lado de Dante, Francisco del lado derecho de Dante, y Daniel del lado izquierdo de Dante.

-No les hagas caso...- Dijo Alejandro seriamente.

Dante y sus amigos se pararon enfrente de Alejandro y Antonio, bloqueándoles el camino y deteniéndolos.

-Dante... déjanos pasar.- Dijo Antonio con un tono molesto.

-¿A dónde van?- Pregunto Dante con una sonrisa.

-Te vale madres.

-¿A dónde van?...

-A la casa de alguien.- Dijo Alejandro.

-¿De quién? ¿De Eva? Qué curioso, nosotros venimos de ahí jaja... se mueve bien.- Dijo Dante haciendo un gesto obsceno agarrándose su entrepierna tratando de provocar a ambos.

Antonio lo vio con unos ojos poco a poco, descendiendo en la ira, apretó la mandíbula y sus puños tratando de contenerse.

-Dante, por favor, no permitiré que te dirijas así de ella.- Dijo Alejandro.

-Sé que quieres hacer lo mismo.- Dijo Dante mientras caminaba hacia Alejandro hasta quedar frente a frente.- Simplemente hice que escogiera un favorito.- Dijo Dante mientras reía.

-Dante, por favor quítate, no quiero escuchar tus comentarios, todos estúpidos.

-Está bien, pero ya no creo que apriete...- Dijo Dante siendo interrumpido por Antonio al darle un golpe en la cara.

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