REWRITE THE STARS, anakin skywalker. [star wars]

capítulo ii. tatooine, el planeta pobre y peligroso.

—— Somos los embajadores del Canciller Supremo. —afirmó el de melena alargada.

—— Sus negociaciones parecen haber fracasado, embajador. —incriminó el gobernador, quien iba delante de su reina disfrazada.

—— Nunca se efectuaron. Debemos hacer contacto con la República.

—— Interrumpieron todas las comunicaciones. —informó uno de los guardias.

—— ¿Tienen transportes?

Sin una palabra más, todos se dirigieron hacia el hangar, liderados por el mismo guardia que escolta sin falta a la reina y a sus doncellas. En el estrecho pasillo, Índigo intentó pasar a la vez del jedi con trenza, por lo que golpearon ligeramente sus brazos y terminaron por verse a los ojos por tan solo unos segundos. La princesa se sentía demasiado exhausta y confundida por los que estaba sucediendo en el exterior y en el interior, así que decidió ignorar el sentimiento para continuar el escape.

—— Son demasiados. —Índigo se asomó ligeramente por unas de las cajas y vio al menos dos o tres docenas de droides rodeando las naves. Padmé hizo lo mismo y se reincorporaron cuando el resto llegó a ellas.

—— Su Alteza, sugiero que venga a Coruscant con nosotros. —avisó el jedi.

Por supuesto que él no era consciente de que había una princesa de Naboo, solo la reina y sus súbditos poseían aquella información.

—— Gracias, embajador, pero debo estar con mi gente. —respondió Sabé.

—— La matarán si se queda.

—— No se atreverían. Necesitan que firme el tratado que legitima su invasión. No la pueden matar. —respondió el gobernador con el entre cejo fruncido ante tal acusación.

Inspiró el jedi, —— Hay algo más detrás de esto, Alteza. Es ilógica esta jugada de la Federación, presiento que la destruirán.

—— Ojalá el senado nos apoye. El senador Palpatine necesitará su ayuda.

—— Cualquier opción representa un grave peligro para todos... —Sabé al decir las últimas dos palabras volteó a ver a Padmé y a Índigo, luego a las doncellas.

—— Somos valientes, Su Alteza. —murmuró Padmé.

Índigo tenía prohibido hablar, tal como se lo ordenaron antes de la invasión, así como desde hace un tiempo atrás cuando consideraron los impulsiva que podía llegar a ser con sus comentarios o acciones. La princesa es demasiado inteligente, aunque Padmé ya le ha advertido que carece del temple sereno para situaciones similares a esta.

—— Si se va a ir, Su Alteza, tiene que ser ahora. —apresuró el embajador.

—— Presentaré nuestro caso al senado. Tenga cuidado, Gobernador. —Sabé tomó camino a la nave, siendo seguida por varias de sus doncellas. El gobernador y algunas de sus doncellas (entre ellas Yané), decidieron quedarse para seguir cuidando del Palacio Real.

—— Debemos liberar a los pilotos.

En una de las esquinas se encontraban varios pilotos arrinconados y aún sin esposar mientras eran supervisados por algunos droides.

Los jedis no perdieron el tiempo en empezar a descuartizar cada una de las chatarras con pies. Apresuraron el camino de la reina y del resto, sin embargo, Índigo le arrebató el blaster al guardia para colocarse detrás de Padmé y disparar a los dos droides que estuvieron a punto de darle a ella y capaz a las doncellas que la seguían a los lados.

Sin más, retomó el camino y le dejó el arma pegada al pecho al guardia y persiguió a su reina. Este se quedó por un momento de piedra y sacudió la cabeza al pensar en la princesa y sus reflejos.