Sweet Sweet Home (RivAri)

Semana 4

El nivel de emoción de ambas Rivera estaba por las nubes.

Anoche, durante una nueva video llamada, la ojimarrón mayor les enseñó, con una gran sonrisa y pequeñas arruguitas a los costados de sus ojos, su retiro firmado y les confirmó que en cuatro días estaría de regreso.

Emma no entendía muy bien la parte del retiro firmado pero si entendió a la perfección que Abril estaría nuevamente con ellas en pocos días.

Desde entonces la castañita había preguntado unas quince veces si Ari ya estaba en casa.
Si, Samantha las contó. 

Y la rizada no se encontraba en una mejor situación. Varias veces se dirigió hacia el ventanal del departamento para ver si, por esas casualidades, Ari regresaba antes.
Algo prácticamente imposible pero no perdía las esperanzas.

Estos dias serían solo Rivers y Em ya que el resto de chicas estarían ocupadas en la tienda trabajando en unas reformas que debían hacer. La semi rubia insistió en ir a ayudar pero se lo negaron objetando que en pocos días Ari estaría de regreso y debía esperarla relajada y no preocupada por cosas que ellas podían manejar a la perfección.

La semi rubia solo esperaba que no le llamaran avisando que hicieron explotar la tienda o algo así.

No exageraba, una vez estuvo a punto de suceder.

Así que, junto a Em, decidieron organizar una pequeña agenda de actividades para estos cuatro días aprovechando que tenía suficiente tiempo libre sin tener que estar ordenando el departamento cada cinco minutos por el desastre que eran capaces de hacer sus amigas.
Para hoy tenían organizado un pequeño picnic en el parque junto a Emma.

La rizada tenía la emoción de una niña mientras preparaba cada cosa, hoy sería la primera vez que llevaría a Emma al parque y eso la entusiasmaba muchísimo.

El día estaba a su favor ya que la temperatura estaba lo suficientemente alta para que la pequeña llevara unos pantalones cortos y una remera mangas cortas.

Mientras se arreglaban, jugaron un poco con el protector solar comenzando con unas pequeñas manchitas blancas sobre la punta de sus narices y terminando con sus caras completamente blancas por exceso de producto.

Cada una llevaba casi la mitad del contenido del protector solar en sus caras por lo que una vez que terminaron de reír, la ojiverde se encargo de quitarles el exceso de protector a ambas.

Buscó un pequeño sombrero para Em y uno para ella. Buscaron sus mochilas, cada una llevando cosas importantes en ellas; Rivers lo necesario para sobrevivir incluso un par de días afuera de casa y Emma una pequeña selección ‐hecha por ella misma‐ de sus juguetes y el frasco de comida para peces que Ama le compró.

Rivers solo se limito a empacar lo que la pequeña pedía sin hacer objeción alguna.

Y finalmente cuando estuvieron listas, con todo preparado y con el entusiasmo por las nubes salieron del departamento con dirección a su primera vez en el parque.

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Los ojitos de Em brillaron como el mismo sol cuando delante de ellas se hizo presente la imagen del gran parque.

El lugar quedaba un tanto retirado de la ciudad por lo que el viaje se hizo largo para la pequeña quien no despego su mirada de la ventana ni un segundo.