Capítulo 5. Besos húmedos.

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Margo Evans

Se estrelló contra mí. Me nuble. Me devoraba la boca mientras yo no podía ni siquiera reaccionar. Cuando me di cuenta de lo que ocurría, tomé mi oportunidad y arrugando la parte de la camisa que logré sostener, comencé a mover mis labios en una lucha por poder que ambos llevamos. Su lengua se introdujo en mi boca y un gemido escapó de mis labios. Mis sueños húmedos no eran nada comparado a la forma en la que besaba en la vida real. Me sentía mareada, extasiada era la palabra indicada.

Me sostuvo de la cintura con ambas manos abarcando todo mi trasero, acercándome a sí y pegándome más a la pared, si aquello era posible, restregando su erección en mi entrepierna y sus manos en mi culo. Me sentía tan excitada. No me habían llevado, me habían bajado las estrellas como decía la canción.

Clave mis uñas en su pelo, mientras él llevaba a nuestras caderas en un vaivén expectante. Mis gemidos eran sonoros, su olor era embriagante. Mis pies se sostenían fuerte a su cintura para no caer, pero por suerte el también me sostenía, por el culo, pero lo hacía, porque pronto fallarían mis piernas. Sus labios no dejaban a los míos, apenas los soltaba para respirar, mientras sus pelvis seguía empujando contra la mía. Luego de varios roces y arremetidas llegue, derramándome en la tela de sus pantalón ya que había decidido no llevar bragas esa vez. Parecía una adolescente puberta. No pensé que podría llegar de una forma tan ¿Sencilla? Junto a alguien. Junto a él.

Me siguió sosteniendo hasta que mis respiración se volvió más estable. Cuando esto paso me percaté de algo, su cuerpo estaba duro, como si hubiera muerto. Se alejo y no podía ni mirarme a la cara cuando susurró un «lo siento, esto no volverá a pasar» marcándose con pasos rápidos, fuertes y decididos. Dejándome apoyada en aquella pared del callejón. Era obvio que había sido débil, pero lo que él no sabía es que me había abierto una ventana, una por la que entraría y de forma contundente no cerraría, la mantendría abierta y arrasaría como un ladron hasta que me abriera la puerta completa.

. . .

Henry Scott

Miedo.

Eso sentía. Miedo. Había mostrado mi debilidad ante ella y ahora tendría que tomar las consecuencias y entrar las en la tumba conmigo. Había sido un impulso, ahora ella pensaría que teníamos una oportunidad y se ilusionaría. La otra opción era que me odiara por completo y ignorará mi presencia.

Pero no fue un error, la deseaba, así como deseaba que no volviera a ocurrir, porque no tendría suficiente autocontrol para no hacerla mía. Restregarla contra mí como un animal fue de las mejores cosas que había hecho en la vida. Su cuerpo acoplado al mío, su olor hipnotizante, su redondo trasero que quedaba perfecto en mis manos, la exquisitez de su piel. Cuando sentí la humedad en mi pantalón, su olor, su aroma.

Por eso no podía volver a acercarme. Si lo hacía llegaría más lejos y no quería que entrara en mi callejón sin salida, por qué era mía o no era nada y prefería el nada antes que hacerle daño.

Al final si se había ido con su «amigo» pero, sabía que me recordaría en cada toque que él le diera, en casa beso, cada roce. Me carcomía saber que pasaría la noche en otro lugar, pero me hacía sentir mejor saber que pensaría en mí.

Esto era un callejón y yo era el peligro que asechaba.














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Helloooo

¿Como les va? Nos volvemos a leer.

¿Que tal el capítulo? 🔥🔥🔥🔥

¿Ya no se quejan por los detalles, eh?

Jajajajajaja los viejos entenderán.

Mis fueguitos gracias por sus lecturas, votos y comentarios, los aprecio toooodoooossss GRACIAS INFINITAS!

Los quierooo un montón. Ya ando de vacaciones así que me verán más seguido por acá y más activa por Instagram.

Que pasen buenas noches mis fueguitos.

Besos de fuego.🔥 💋

Bye.✨

Amor a primera emergencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora