Henry Scott
Por fin tenía un pequeño descanso. No habían pareado de llegar pacientes al consultorio y me sentía exhausto. Me dirigí a al dormitorio para los de turno a pesar de que era algo temprano. Margo me estaba evitando, eso y su recuerdo no me dejaban dormir. Así que me dirigía allí con la esperanza de descansar un poco.
Me lleve una sorpresa cuando en aquella litera ya se encontraba alguien. Ella. Me acerqué, quería observarla mejor. Agachándome a su lado, me fijé que aquella pequeña cicatriz, en su lado izquierdo de la frente se encontraba allí, se había vuelto casi imperceptible pero allí seguía.
Allí con su cara de cansada, su pelo pegado a su mejilla y un hilo de baba descendiendo de su boca se encontraba la persona que me traía loco.
Salí de allí, para intentar buscar descanso en mi consultorio, en los pocos minutos libres que me pertenecían, porque había usado la mayoría para admirarla.
. . .
No pude descansar. Debía resolver esto si quería experimentar qué era dormir de nuevo.
Preparaba la cena esa noche, justo cuando la puerta se abrió, Margo se acercó a la encimera, sentándose en una de las sillas destinadas para desayunar.
—¿Que cocinas?
Hablaba con tanta normalidad como si nunca hubiera pasado aquel altercado ¿Habría vivido esos momentos con muchas otras personas o parejas? Sabía que ella había tenido varios novios, pero nunca se comprometía con ninguna por mucho tiempo como si toda relación estuviera hecha para fracasar. Esperando al indicado, aquel que no sería yo. Diez años no podían ser un buen indicio.
—Hago la cena.
Soltó un sonido de alegría, uno que lamentablemente me recordaba a los que había hecho pegada a aquel muro en ese callejón.
—¿Es para los dos, cierto?
Hice un sonido de afirmación.
Serví ambos platos, le acerque las verduras salteadas y el corte de carne que había cocido en el sartén con un poco de puré. Sí, se daba de madre cocinar. Ella empezó a devorar el plato. Mientras yo la veía hacerlo y comía del mío. Todavía llevaba su uniforme del hospital pero se había atado el pelo en una coleta, dejándome ver la cicatriz una vez más.
—Lo siento.
Me había envalentonado justo cuando dio el último bocado y se limpiaba con una servilleta.
—¿Por que? —pregunto como si no supiera de que tema le hablaba.
—Margo, no lo hagas más difícil.
—Es que no recuerdo de forma especifica por cual de las cosas te arrepientes —solte un gruñido de reprimenda— si por decirme «te acordarás de mi casa vez que él te toque está noche», por besarme o por restregarme tu ereccion y llevarme al orgasmo en aquel mismo callejón. Realmente no sé por cuál te de cantarías —todo esto lo decía mientras lavaba aquel plato en el que había cenado de forma muy natural, eso me fastidiaba y me ponía duro a partes iguales—.
»Entiendo que la diferencia te mate o que la atracción no te sea suficiente para arriesgarte a empezar algo así. Pero no te preocupes no debes tomar esa decisión, porque yo ya la tomé. Me arriesgaré por los dos y caeré pero te arrastraré conmigo porque los capitanes mueren con su barco y los fieles tripulantes también.
Me dejó sin palabras.
—Me voy a dormir, luego de ducharme, claro. Dulces sueños, Henry.
Con eso se fue.
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Helloooo mis fueguitos. 🔥
¿Cómo les ha ido? Espero que súper!
Disculpen no haber aparecido por aquí... Pero aquí está el capítulo!!! Para el sábado (día de actualización) también les tengo uno. Espero escribirlo es esta semana y subirlo.
¿Que les parece nuestro Henry obsesionado con los detalles de Margo?
¿Que tal está Margo envalentonada y luchando con garras por lo que desea?
¿Que creen que planea está chica?
Los leo!!!
Los quiero un montón! Si no me equivoco del capítulo 8 en adelante serán más larguítos los capítulos!
Besitos de fuego. 🔥💋
Bye.✨
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Amor a primera emergencia
RomanceVivir bajo el mismo techo que tú amor de la infancia pudiera ser una bendición o ¿Un castigo? Cuando Margo debe mudarse con el mejor amigo de su hermano, que también es su profesor de residencia, todo en su vida se complica. Ella siempre a sido un...