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WOODS

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WOODS

Espero a que Lea salga de la heladería mientras la radio suena con Save Your Tears de The Weeknd. Es lo más divertido que puedo hacer un viernes por la noche y mi cabeza vuela a mis noches de fin de semana cuando tenía una vida. En este momento podría estar borracho en algún club o riendo por algo que Archie contó y que no tiene sentido alguno.

Cuando rechacé todas sus invitaciones se preocuparon, me miraron como si fuese una persona completamente diferente, y lo soy. Los chicos no merecen esta ley del hielo que les estoy dando o las excusas que parecen alejarlos aún más, aunque ese es el plan, evitar conexiones que puedan ser peligrosas. Una maldita agonía.

La puerta del vehículo se abre y mi hermana entra cargando una gran bolsa. "No tenían la salsa de caramelo que tanto te gusta, pero compré la de chocolate," dice.

"¿Compraste lo suficiente para un mes?" Me burlo mirando la bolsa sobre sus piernas. Hay como ocho contenedores de helado ahí.

Luce ofendida. "Esta compra es muy necesaria," asegura. "Me lo vas a agradecer cuando no puedas dormir y tengas ganas de comer algo."

Niego encendiendo el auto. "El azúcar no ayuda a dormir."

"Pero te pone de buen humor," me da una sonrisa de lado.

Bufo. "Hasta que te mata, como la cafeína."

Hace un sonido de negación con garganta. "No vas a arruinar mi ánimo esta noche." Es noche de películas. Sé que le gustaría estar en cualquier lugar excepto ese apartamento pero la convencí de ver esas horrendas películas que a ella le gustan, las únicas donde los finales felices son predecibles. "¿Hablaste con mamá? Dijo que te llamaría," murmura deteniéndonos en un semáforo.

Afirmo con la cabeza. "Sí, llamó esta tarde, quería saber cómo iban las cosas."

"¿Qué le dijiste?"

La miro. "La verdad, estamos bien, a nuestro modo." A nuestro modo significa que estamos sobreviviendo.

"¿Deberíamos habernos quedado con ella?" Me observa con cierta inquietud. "Ya sabes..."

"Ella está bien," la corto de inmediato cuando la luz se pone en verde. "Prácticamente me obligó a traerte aquí conmigo. Quiere que tengamos un poco de normalidad."

No puedo decírselo ahora.

Lea suelta una risita sin gracia. "¿Normalidad? Comienzo a olvidar como se sentía." Le doy una rápida mirada. Su atención está del otro lado de la ventana y su semblante se volvió un tanto gris.

No puedo decírselo.

Aprieto el volante pero me obligo a mantener la calma hasta llegar al edificio.

La veo bajar pero su ceño se frunce cuando se da cuenta que no la estoy siguiendo. "¿No vienes?"

"Olvidé comprar algo de la librería, regreso en un momento." Mentiroso.

Suspira con fuerza. "Bien, pero no prometo empezar a ver la película sin ti."

Espero a que entra y vuelvo a poner en marcha el auto. Manejo sin rumbo esperando encontrar alguna distracción al sentimiento de querer golpear algo. La zona universitaria me está estresando, la gente, los autos, las luces, el sonido, todo lo que solía gustarme ahora me resulta repulsivo, esa despreocupación me enoja, el hecho de verlos tan felices me enoja, pero no es su culpa, es sólo mi desgracia hablando.

A lo lejos veo algo de movimiento en un callejón, aminoro la velocidad del auto para cerciorarme de la situación y es ahí cuando veo a una chica en el suelo y a otra contra una pared ocultándose detrás de un gran hombre. Detengo el auto a unos metros del club aprovechando el lugar libre que tengo y troto hacia el sitio. Me detengo junto a la joven inconsciente en el piso y me doy cuenta que este grandote no está ahí para una sana diversión.

Me muevo detrás de él y cuando el rostro de Mila aparece frente a mí, todo el auto control que tenía hasta ahora se esfuma al instante. Sin pensarlo, tomo al idiota por el cuello y lo empujo haciéndolo caer, luego lo golpeo, lo golpeo hasta que mi mano arde, hasta que veo grande en su rostro y descargo toda la furia que venía conteniendo.

Los gritos de Mila se hacen presentes y eso es todo. Podría matarlo pero no lo hago. No soy igual que él, me repito.

Cuando la situación se calma, me alejo de Mila esperando que la adrenalina que está corriendo por mi cuerpo se pase. Busco el automóvil pero antes de subir capto un vehículo policial en la misma calle. Corro hacia los dos oficiales que se encuentran en su interior y aviso del hecho, espero que ese maldito aun siga donde lo dejé.

Vuelvo a buscar a Mila y por más quejas que tenga no pienso dejarla irse a su casa sin ser revisada por un doctor. Estuve ahí antes y sé lo mucho que va a dolerle por la mañana y el día siguiente y el siguiente. Al menos de esa forma estaré seguro que no va a pasarle nada.

Las marcas en su piel y la sangre que la mancha crea otra ola de furia en mi interior. Tendría que haberlo matado.

.  .  .

Apenas llegamos al hospital me apresuro a ayudarla a bajar del auto y la llevo directo a urgencias ignorando las miradas curiosas de unos cuantos presentes. Cuando me cercioro de que está en buenas manos, saco el teléfono y le escribo a Lea para explicarle el por qué aún no he llegado. La pantalla no tarda en volver a encenderse con una llamada entrante así que la tomo sin dudar.

"Dios, Woods, ¿ella está bien? ¿Qué pasó?" Su tono es agitado y preocupado.

"Cálmate, está bien," respondo alejándome de la sala de urgencias. "Debe pasar una noche aquí sólo por si acaso, ahora están cuidando sus heridas," explico.

Un silencio en la línea se prolonga por unos segundos.

"¿Tú estás bien?" Pregunta. Bajo la mirada a mi mano, la abro y cierro sintiendo el escozor de la herida.

"Sí, lo estoy."

"Iré para allá," contesta al instante.

"No, no es necesario," la detengo, "la verás mañana." Lo que menos quiero ahora es que Lea salga sola de noche.

Puedo notar su duda pero termina aceptando. "¿Puedes quedarte con ella?" Dice. Estoy a punto de negarme rotundamente pero vuelve a hablar. "No veo a su compañera en el apartamento y no debe querer estar sola. Debe estar asustada." So voz se hace pequeña, casi como un susurro. "Woods, acompáñala."

Levanto la cabeza hacia el techo del hospital y cierro los ojos.

"Por favor."

Suelto un suspiro. "Bien. Llámame si necesitas algo ¿sí?"

"Claro, dile que lamento mucho lo que pasó y que iré a visitarla mañana."

Aprieto los labios antes de despedirme. "Buenas noches. Te veré después."

Cuelgo y regreso hacia la chica recostada. La imagen de Mila en la camilla me retuerce el estómago. La veo a ella y recuerdo a Lea, su mirada asustada, su cuerpo cansado y magullado. Odio los hospitales porque sólo tengo malos recuerdos en ellos. Acomodo la sábana cuidando de no despertarla y la veo dormir por un rato como un perfecto raro, realmente tengo que alejarme de ella.

Between Us ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora