Pedidos en curso: 6
Seguro que te encantaría ver a varios personajes de Chainsaw man como Yandere, ¿No? ¡Entonces entra!
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No eh visto un libro sobre Chainsaw Man especificamente sobre esto, si lo hay, ¡Avisenme, p...
PD: Escrito con ligeros PRONOMBRES FEMENINOS, fácil de leer como GENERO NEUTRO si ignoras ciertos detalles.
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Siempre te habías descrito como "normal", "común", no tenías algo demasiado especial como para que llamaras la atención de todos, solo eres tú.
No eras espcial, pero eras libre, nada te ataba, sin preocupaciones.
Esto era algo que siempre te había enorgullecido, sin embargo, no podías negas la situación en la que estabas.
Jurabas que nunca habías sentido esto, la sensación de vigilancia, no eras una persona paranoíca, por esto mismo, tenías la seguridad de los ojos de alguien estaban todo el tiempo sobre ti.
Comenzó estando en la calle, con tantas personas alrededor, no te extraño tanto, era incómodo, pero podías soportarlo. El verdadero problema comenzó cuando se traspazó la intimidad de tu hogar, en cada maldita habitación, lo peor fue tener que ducharte, tu cuerpo completamente expuesto a una persona desconozida.
Así mismo te sentías, por más tiempo que hubiera pasado, no podías llegar a acostumbrarte, cerraste los ojos bajo el agua de la ducha, con tu pecho undiendose por la preocupación.
Al salir, envolviste tu cuerpo con una toalla grande, deseando que ninguna parte de tu cuerpo se vea. Al entrar a tu habitación, por alguna razón la sensación cayó mil veces más, como si las paredes tuvieran ojos y todos se dirigieran a ti.
Los nervios te consumieron. No esperaste un segundo más para entrar a tu cama, ni siquiera te quitarías la toalla por el miedo.
Tardaste mucho en dormir, dudando y sospechando de cada pequeño ruido, el pensar que podrías estar callendo en la psicosis tampoco ayudaba.
No, no estabas enloqueciendo, lo aceptaste, porque cuando despertaste, estabas en una habitación completamente diferente.
Sientes tanta pena por ti cuando lo recuerdas, tu primer encuentro con aquella mujer tampoco fue mucho mejor.
Con su mirada fría en tu pobre cuerpo, te analizaba, lo sabías, pero no sabías el que, no hablabla, dios santo, creías que ni siquiera respiraba; No sabías que era su corazón apretujandose en su pecho, al fin te tenía solo para ella, sí, tuvo que hacer un pequeño sacrificio para llegar a ti, pero, vamos, esas mujeres, comparadas a tu persona, eran nada.
-No soy un monstruo, me importas, te amo, prometo no tocar un solo pelo tuyo hasta que llegue nuestro momento, si te tocara ahora, no podría detenerme, conejo, manten la calma y nada pasará-
Eso no explico NADA, no ayudó en NADA, cuando salió de la habitación, tenías más dudas que nunca, podrías vomitar allí mismo, ¿A que se refería con "nuestro momento"?.
