"Secretos en la Penumbra"

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La atmósfera en el restaurante seguía tensa, cargada de significados ocultos y sospechas no declaradas. El suave murmullo de las conversaciones y el tintineo ocasional de los cubiertos no lograban disimular la creciente intriga que se cocía entre Yuri y Loid. La luz cálida y tenue que emanaba de las lámparas sobre las mesas creaba sombras alargadas, intensificando el aire cargado de misterio que envolvía la conversación.

Yuri, con su mirada fija y calculadora, decidió tomar la iniciativa. Su curiosidad, que solía ser controlada, estaba ahora alimentada por una mezcla de desconfianza y un deseo profundo de entender mejor a Loid. Con un tono deliberadamente casual, rompió el silencio que había envuelto la mesa.

Yuri: —Loid, me doy cuenta de que no hemos hablado mucho sobre ti. Me intriga saber más sobre tu trabajo. Debe ser interesante ser un psiquiatra, ¿no?

Loid, sentado con una postura relajada y una expresión serena, giró ligeramente la cabeza para mirar a Yuri. Su rostro no mostraba señales de incomodidad, pero sus ojos revelaban una chispa de atención.

Loid: —Sí, es un trabajo desafiante pero muy gratificante. Ayudar a las personas a superar sus problemas y mejorar su calidad de vida es algo que me apasiona.

Yuri: —Debe ser muy demandante. ¿Cómo manejas el estrés de escuchar los problemas de otras personas todo el día?

Loid: —Como mencioné antes, el ejercicio ayuda mucho. También paso tiempo con Yor y Anya. Ellas son mi refugio.

Yuri se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos buscando penetrar más allá de la superficie de las palabras de Loid. La conversación parecía casual, pero la profundidad de sus preguntas indicaba un interés más profundo.

Yuri: —Entiendo. Pero, ¿nunca te llevas el trabajo a casa? Debe ser difícil desconectar completamente.

Loid: —Claro, hay días en los que es más difícil dejar el trabajo en la oficina. Pero trato de ser consciente de ello y dedicar tiempo de calidad a mi familia. Es un equilibrio constante.

Yuri frunció el ceño, como si estuviera considerando cuidadosamente cada respuesta. Decidió cambiar de táctica, buscando un ángulo diferente.

Yuri: —Debe ser complicado tener una vida personal con un trabajo así. ¿Cómo conociste a Yor?

Loid: —Fue una coincidencia fortuita. Nos encontramos por casualidad y, desde el primer momento, hubo una conexión especial.

Yuri lo miró fijamente, su expresión mostrando una mezcla de escepticismo y curiosidad.

Yuri: —Interesante. Y en cuanto a Anya, debe ser un gran cambio tener una hija de repente. ¿Cómo te adaptaste a ese nuevo rol?

Loid sonrió con ternura, sus ojos suavizándose al recordar los momentos con Anya.

Loid: —Anya es una niña maravillosa. Claro, hubo un periodo de adaptación, pero ella trajo mucha alegría a nuestras vidas. No me imagino sin ella ahora.

Yuri mantuvo su mirada fija en Loid, tratando de discernir cualquier signo de vacilación en sus palabras.

Yuri: —Yor parece muy feliz contigo. Eso es lo más importante para mí. Pero siempre me preocupo por su bienestar.

Loid sostuvo la mirada de Yuri con una calma inmutable, como si estuviera evaluando el peso de cada palabra que salía de la boca de Yuri.

Loid: —Yor es una persona increíble. Me esfuerzo todos los días para asegurarme de que ella y Anya estén felices y seguras.

Yuri: —Eso espero. Porque si algo le pasara a ella o a Anya, no me quedaría de brazos cruzados.

La tensión se intensificó, el aire entre ellos parecía cargado de una electricidad silenciosa. Loid no se inmutó, manteniendo su serenidad mientras la amenaza implícita en las palabras de Yuri flotaba en el aire.

Loid: —No esperaría menos de ti, Yuri. Ambos queremos lo mismo para nuestra familia.

Yuri, con una determinación renovada, decidió profundizar aún más en la conversación.

Yuri: —Y, dime, Loid, ¿cómo es tu rutina diaria? Debe ser difícil balancear todo.

Loid: —Generalmente, me levanto temprano, hago ejercicio y luego paso la mañana en la clínica. Las tardes las reservo para consultas y, algunas veces, para investigaciones. Siempre trato de estar en casa para cenar con Yor y Anya.

Yuri: —Eso suena bastante estructurado. ¿Nunca tienes emergencias que interrumpan tu rutina?

Loid: —De vez en cuando. Pero tengo la suerte de tener un buen equipo en la clínica que puede manejar las cosas en mi ausencia.

Yuri inclinó la cabeza, sus ojos brillando con una intensidad calculada mientras asimilaba la información.

Yuri: —Yor mencionó que también trabajas en algunos proyectos de investigación. ¿Podrías contarme más sobre eso?

Loid: —Claro. Trabajo en algunos estudios sobre el impacto del estrés en la salud mental. Es un campo en constante evolución y me apasiona encontrar nuevas formas de ayudar a mis pacientes.

Yuri: —Interesante. Debe ser difícil mantener todo eso bajo control.

Loid: —Es un desafío, pero cuando amas lo que haces y tienes una familia que te apoya, todo se vuelve más llevadero.

La conversación se cerró en un silencio que era tan elocuente como las palabras que habían intercambiado. La tensión entre ellos era palpable, cada uno midiendo al otro con un cuidado meticuloso. Sabían que esta charla no era solo un simple intercambio de información, sino una especie de juego de ajedrez, lleno de promesas implícitas y amenazas veladas. Ambos estaban conscientes de que esta intrincada danza de secretos y desconfianza apenas había comenzado, y estaban preparados para lo que viniera.


De Enemigos a AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora