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El agua del mar era completamente cristalina

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El agua del mar era completamente cristalina. ¿Sargazo? Ninguno, hacía tiempo que no había y se podía apreciar la limpieza completamente nueva que tenía la playa.

Las olas iban suaves y tranquilas hacia la orilla, mojando la arena a su alcance. El clima era realmente fresco, a excepción del sol que estaba realmente fuerte ese día. Pero eso no era problema con la flora del lugar, ya que había una gran cantidad de palmeras alrededor.

Estados Unidos relajó su mirada, disfrutando de la maravillosa vista que le daba Cancún, México. Había salido de su territorio para poder descansar unos días.  Le era realmente ajetreado  tomar decisiones en una guerra que necesitaba  ganar, como un ambicioso, porque lo que menos buscaba era perder. Se removió en su silla a la orilla del mar, acomodando bien sus preciados lentes. Ahora su mirada era fija al mexicano que tenía al lado; no podía creer que este se encontraba comiendo cual jaguar hambriento unas tostadas de pulpo.

—Parece que ni siquiera es tu territorio con lo desesperado que estás comiendo tus tostadas, México.— el de gafas le dijo con una risita. El tricolor volteó con la boca llena, haciéndole una mirada fea en muestra de que lo dejara en paz con su forma de comer.

—Déjame ser wey, no ves que Distrito Federal no me deja salir porque siempre está chingando de que es difícil cuidar a mis bebés.— comentó con enojo al 50 estrellas, dejando el plato en la mesita  de madera a su lado  y acostándose otra vez en la silla. Si bien podía ignorar a su federación, capaz dejaba a sus mascotas sin comer, por lo que no podría llamarle a sus otros estados para salvarlas porque iban a hacer caso omiso. Así que, prefería rogarle mil veces a que suceda esa tragedia.

México, ¿Qué te cuesta decirle a otro de tus estados?—

—Es que Distrito Federal sabe las necesidades y cariño que necesitan cada uno.—

—Como te complicas la vida de verdad...— México le sacó la lengua y cruzó sus brazos. El estadounidense tenía razón, pero como no iba a aceptarlo, no iba a afírmalo al 100 por ciento —¡Bueno ya! Mejor cuéntame ¿Cómo te fue la ida con tus papis?— preguntó con una ceja alzada. Le había contado sobre la carta de España y desde entonces no le dijo nada más, pero a él no le gustaba que le dejaran las cosas a medias, no, no.

La agua de horchata que se estaba tomando casi hace que tuviera el próximo año un gran aniversario luctuoso. El mexicano tuvo mucha más duda ante su reacción y acercándose mas hacia donde el estadounidense, esperó tranquilo la tan esperada respuesta. —¿Y?... yo aquí me quedo todo el día carnal, tu tranquis.

—¿No me vas a dejar en paz hasta que te cuente, verdad?—

—¿No estás viendo? Parezco niño chiquito que se entero de la sorpresa que le tenían preparada.—

—Fine, por dónde empiezo...

Sin duda sería algo largo.

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Señor Estados Unidos [Rusia x USA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora