Minji es una alfa muy popular y engreída, demasiado inmadura y petulante. Haerin, sin embargo, es pura, adorable e inteligente, una omega muy independiente.
O donde las amigas de Minji le apuestan a que salga con la omega menos interesante y más fea...
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La omega más bonita de todo el planeta aparece en su rango de visión y su respiración comienza a hacerse errática, ella no viene sola, dos alfas la escoltan. Ellos están detrás de ella con el ceño fruncido y tan tensos que cree que si les tira con un ladrillo ellos podrían romperlo en mil pedazos. Su alfa se remueve en su interior y llora por su omega. Abre su boca para decir algo, lo que sea, joder, pero nada sale.
—No estoy aquí para hablar contigo —Haerin dice con un tono duro, Minji cree que podría cortar la tensión con sus propias uñas—. No mires.
Es lo último que dice antes de comenzar a sacarse su sweater por encima de su bonita cabecita que es adornada con el pelo más suave en la tierra. Minji no se puede mover, no sabe lo que está pasando y tiene su boca media abierta como una idiota. Haerin comienza a sacar su remera con movimientos lentos y como si dudara al hacerlo, traga ante la vista y por más que intente sacarla de la omega, su alfa le prohíbe quitar la mirada.
Haerin desliza su remera fuera de su cuerpo y Minji... Minji solo sostiene la toalla con tanta fuerza sobre su pecho que la áspera tela le raspa en algunas partes, sus ojos se expanden y su alfa le exige marcar. Cuando creyó que Haerin no podría ser más bonita y perfecta, ella le demuestra todo lo contrario.
Está en cuero y tiene su abdomen, cintura y el bonito escote de sus pechos a la vista, quiere quitar la tela que los protege, quiere morder y chupar, quiere chupar todo. Pasa su lengua entre sus labios ante la idea de recorrer toda esa nivea piel con ella, quiere tomar a Haerin por su cintura marcada y tan bonita, joder, tan bonita y quiere hacerla suya. Su alfa se lo exige. Los alfas le gruñen y ella desvía rápidamente la vista al suelo.
—No estoy haciendo esto porque quiera, solo es una forma de convivencia —Haerin tiene el ceño fruncido y está refregando su remera por todo su bonito cuello. Traga porque, mierda, Haerin le dará su prenda para calmarla—. ¡Y deja de mirarme así, joder!
—¡L-lo siento! —su voz tiembla y sus manos también lo hacen, picando por tocar—. ¿Podemos hablar a solas?
—¡No! —ambos alfas dicen y gruñen al unísono. Minji les quiere gruñir de vuelta, pero no quiere empeorar más las cosas.
—¿Entonces podrías solo escuchar? —pide en un susurro y Haerin duda en sus movimientos.
—Dije que no estoy aquí para hablar —pero sí para calmarnos, su alfa le dice y Minji se sonroja ante la posibilidad de que sea cierto todo lo que le dijo su padre.
—Escuchar, es solo eso, no es necesario que hables conmigo —cambia de peso con sus pies y dice con diversión, Hae la mira mal y sonríe apenas para la omega—. Solo quiero decirte que lo siento mucho y que yo... yo en serio...
—¡Que te calles! —Haerin gruñe y frunce más su ceño pasando la prenda por su cuello con frustración—. Quiero que me dejen sola con ella un momento.
