Minji es una alfa muy popular y engreída, demasiado inmadura y petulante. Haerin, sin embargo, es pura, adorable e inteligente, una omega muy independiente.
O donde las amigas de Minji le apuestan a que salga con la omega menos interesante y más fea...
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Mientras está recostada en su sofá comiendo las sobras del pastel que hizo su padre, su teléfono suena sobre su estómago, Minji traga lo que está comiendo mientras mueve perezosamente su mano para tomar el aparato.
Es un mensaje de Haerin. Ellas han estado mensajeando casi todo el día, enviándose cosas tontas o hablando de a dónde irán hoy en la noche. Cuando Haerin le dijo que se la estaba pasando bien acurrucada con sus amigas, su alfa gruñó molesta y Minji tuvo que toser dramáticamente para borrar la mirada curiosa de su padre.
Min ¿Qué debería ponerme para esta noche?
Rinnie Lo que tú quieras.
Algo que te haga sentir cómoda.
Min Pero no debe ser elegante, ¿no?
Rinnie Nop :)
Min Ok ;)
Entonces, nos vemos luego.
Minji suspira y tira su cabeza hacia atrás, su padre está sentado en la isla del comedor y la está mirando con curiosidad. Odia tanto la forma en la que su padre siempre es tan intuitivo. De alguna forma siempre logra adivinar todo.
—¿Saldrás hoy? —él pregunta y Minji comienza a sentir una punzada en sus ojos por dejar la sangre correr.
—Sí, pero es una salida de amigas —se apresura a responder.
—No es como si te estuviera acusando de algo, cariño —ríe suavemente y frunce su ceño—. ¿O hay algo que quieras decirme?
—¡No, pa! —Minji se queja y se sienta correctamente cuando su cabeza y cuello empiezan a doler—. Solo somos amigas.
—¿Saldrás con la omega? —tiene esa sonrisa de padre divertido, como si estuviera diciendo "lo sabía".
—¿Tendrás una cita con una omega, hija? —su madre entra desde la puerta que da al jardín, está algo agitada, como si se hubiera apresurado a venir.
—¡No! —niega con su cabeza y se para del sofá—. Solo es una salida entre amigas, los alfas y omega pueden ser amigos.
—No después de lo que me contó tu padre —ella tiene esta misma sonrisa pícara que el hombre.
—¡Papá! —hace puchero y pisotea—. ¡No tenías que contarle a mamá! —su progenitora la molestará por el resto de su vida.
—Pero estoy muy seguro que esa omega es tu destinada, hija, y yo nunca me... —no lo deja terminar porque corre a las escaleras mientras grita y tapa sus oídos.
—Dale un poco de tiempo, cariño —la alfa mayor dice y deja un beso sobre la frente del omega.
—Espero que no sea tarde cuando se dé cuenta —suspira y le sonríe a su alfa. Su hija a veces suele ser muy inmadura.
