La Cierva de Cerinea

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Por primera vez, no le habían dado una misión a Alcides que involucrara librarse de una peste: Shiva le encomendó capturar una cierva que habitaba en Cerinea . Hasta los cuervos se extrañaron, pues este animal era totalmente inofensivo, pero no dijeron nada cuando vieron la mirada que les estaba dando su jefe.

Aunque, aquí entre nos, esto fue por que en realidad había sido idea de Odin, pues Shiva aún estaba sufriendo las consecuencias del enojo de su esposa por el destino del león y había olvidado buscar que misión asignarle al joven. La hermosa Durga inventó la técnica de enviar al esposo al sillón, y había sido apoyada por Parvati y Kali, por lo que el jefe hindú había pasada un buen rato compartiendo el espacio de dormir que tenía su tigre mascot. Por desgracia, este igual estaba molesto por el destino de su compañero felino así que lo hacía dormir en el suelo....mejor volvamos con nuestro héroe

Alcides imagino que no sería tan sencillo, pero jamás espero que fuera a tardar seis meses buscando a la dichosa cierva... que encima ni siquiera parecía cierva, debido a sus grandes astas doradas que la hacían parecer macho, su tamaño colosal (Bueno, comparado con otros ciervos, al ser del tamaño de un toro) y sus cascos plateados. Quizá ayudó a una que otra persona durante este tiempo, pero vaya que era frustrante no cumplir su misión.

Un día, algo inusual sucedió, pues apareció uno de de sus futuros hermanos adoptivos.

"Hola, Hércules !" Le saludo un dios de cabellos rosados. Ahora, si no han visto al señor Apolo, solo deben de saber algo: junto a Shiva, es uno de los dioses más atractivos de los cielos. He evitado describir a Lord Shiva por que solo pensar en estar entre sus cuatro grandes brazos me hace sonrojar...así que sería mejor no describir al hermoso señor Apolo...

Los cuervos convenientemente se quedaron callados, imaginaban a que venía el dios y debían de fingir demencia cuando Alcides preguntara sobre ello

"Hola, señor Apolo...y disculpe, pero mi nombre es Alcides" tenía ciertas razones, como cualquier tebano , de intentar mantener la mayor prudencia posible al hablar con ese dios en particular. Solo había que recordar la historia de la reina Niobe...que quizá luego lleguen a oír de mi parte, pero concentrémonos en esta. "Es un gusto verle "

"Oh cierto, que torpe de mi " sonrio el dios, aunque claro, no olviden algo: Apolo es un dios que puede ver el futuro a través de sus profecías . Ya sabía una que otra cosa sobre el destino del joven...o al menos solo el cercano "también es un gusto verte, Alcides. Vaya que ha pasado un tiempo " si acaso un segundo para un dios, pero el dios lo hacía por una razón

"La cierva ha sido más difícil de seguir de lo que esperaba "admitió el joven de cabellos rojos, algo extrañado del silencio de sus alados acompañantes, más considerando que Apolo les tenía de animales sagrados

"Por supuesto que lo es, es un animal consagrado a mi querida melliza "si, debía de decirle eso

"A la señora Artemisa ? " dioses, no podía matarla...

"Si, y ama mucho a esa cierva" no le gustaba ver triste a su hermanita " Shiva no conocía ese detalle, parece que el señor Odin olvidó informarle, así que me permitió venir a avisarte. Así que ya sabes, nada de matarla ! Créeme, Artemisa se pondría muy triste...y odio verla triste "el dios se fue sin más

"Ah cierto chico, quizá deberías quitar la trampa " comentó uno de los cuervos, eso les daría problemas más adelante sin duda alguna.

Genial, si había tardado medio año aún creyendo que podía darle caza, no imaginaba ahora que debía traerla con vida. Había dioses a los que convenía no enfadar más que al resto, y las historias que contaban en su pueblo ponían a los mellizos como el par más peligroso. Pero esa es una historia para otro día.

Tenía que pensar en algo nuevo, algo que le dejara vivir. Que bueno que ninguna de sus trampas habían funcionado o ya estaría en serios problemas de haber mandado a la pobre cierva a volar. De nuevo, decidió recurrir a su mejor truco: buscar fuentes de agua. Curiosamente, solo bebía, por que, de lo poco que podía ver, evitaba cruzar los cuerpos de agua.

"Que criatura tan extraña " comentó uno de los muy normales cuervos parlantes, que tenían de compañero a un caballo de ocho patas.

Alcides tuvo una idea. Una arriesgada y quizá mortal idea: debía traerla con vida, pero no intacta. Era cruel, lo reconocía, pero no le apetecía cazar a la cierva por siempre. Fue cuestión de buscar el rio más profundo, que le daría grandes problemas a esta cierva sin lugar a duda.Agarro de nuevo su arco y flechas, y espero

"La cosa era que no la matara "murmuró el cuervo blanco

"No creo que lo vaya a hacer " murmuró el cuervo negro.

La cierva llegó a beber agua. Al ser un animal sagrado de un dios, era lista: había percibido la presencia de Apolo, y no dudaba que el hermano de su señora le había dicho al mortal que no podía dañarla,por lo que podía relajarse e ir más lento , ya que fácilmente podía dejar atrás al joven de ser necesario. Si pudiera sonreír, lo haría, al saber que podía cruzar el agua sin ninguna preocupación, incluso si odiaba tener que hacerlo. Ni siquiera se molestaría en volver en la dirección por la que vino, así de confiada estaba.

O eso creyó: Alcides le apuntó a una de sus patas y disparó. La cierva chillo de dolor y no pudo correr, dándole la oportunidad al héroe de ir a capturarla. Solo esperaba que Artemisa no se enfade mucho cuando la viera...

Mientras cargaba a la cierva, muchos humanos curiosos se le acercaban y le preguntaban a Alcides sobre ella. Varios habían oído sobre sus otros trabajos (aunque versiones muy exageradas de ellos) y querían saber por que capturó a una criatura tan inofensiva. Por ello, aunque escribieron de primera mano lo que hizo el héroe, inventaron algunos estalles, haciendo más peligrosa a la cierva. Se dijo que destruía todos los cultivos a su paso y era sumamente territorial, lo cual fue fácil pues no estaba tan lejos del comportamiento de un ciervo. La labor se prestó fácilmente para ello, e incluso inventaron una confrontación entre Alcides y los arqueros gemelos.

Las Labores de Alcides Donde viven las historias. Descúbrelo ahora