IV. La danza de los códigos

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GRACE

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GRACE

Al amanecer, nos preparamos en silencio para poner en marcha el plan de infiltración en el pueblo, teníamos que pasar desapercibidos para lograr el objetivo que solo Eva y Hayden conocían.

Nos subimos en la camioneta en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos mientras nos dirigíamos hacia el pueblo. La tensión en el aire era palpable, pero también había una determinación firme en cada uno de nosotros, alimentada por la necesidad de cumplir con la misión que nos habían encomendado.

Los gemelos, expertos en el manejo de la situación, mantenían una conversación en voz baja mientras Hayden conducía, discutiendo los detalles finales de nuestro plan de infiltración. Ivy miraba por la ventana con expresión pensativa, mientras Liam y yo intercambiábamos miradas nerviosas de vez en cuando, compartiendo la incertidumbre del momento.

Finalmente Eva habló, volteando a vernos:

—Les aconsejo que usen esto. —nos extendió una banda para la muñeca de cada uno. — Tienen los códigos de cada emoción, así como también bloquean la señal del control central. Les permitirá percibir con claridad cada cosa que sienten mientras se reflejan mediante números en la pequeña pantalla que tienen.

Apenas la banda cubrió mi muñeca, las voces interiores se callaron, lo cual me hizo sonreír inconscientemente. Por primera vez en 18 años era capaz de defender mis propias emociones sin tener que escuchar una molesta voz que me hacía dudar de todo.

Pero yo sigo aquí, tu única e inigualable conciencia.

Una vez que todos estuvimos equipados con las bandas, nos dirigimos hacia el pueblo con renovada determinación. La quietud de la mañana envolvía las calles mientras avanzábamos con sigilo, cada paso calculado y preciso.

La banda en mi muñeca vibraba ligeramente, indicándome que estaba funcionando correctamente. Miré la pequeña pantalla y vi los números que representaban mis emociones, fluctuando sutilmente a medida que avanzábamos. Era una sensación extraña pero reconfortante, saber que tenía el control sobre mis propios sentimientos.

El primer código que aprendí fue el 7712 el cual representaba a la esperanza.

—¿Cómo te sientes, Grace? —La voz de Liam distrajo mi atención de la banda.

—Es reconfortante. Por primera vez en mucho tiempo, puedo sentir mis emociones sin interferencias externas —respondí, con una mezcla de asombro y alivio.

—Es una sensación liberadora, ¿verdad? —comentó Ivy, mirándome con una sonrisa comprensiva—. Con esta banda, podemos confiar en nuestros propios instintos y emociones, sin preocuparnos por la manipulación externa.

Seguimos avanzando por las calles del pueblo, manteniéndonos alerta ante cualquier signo de peligro. Los números en la pantalla de mi banda fluctuaban ligeramente a medida que pasábamos por diferentes lugares, reflejando las emociones que experimentaba en cada momento.

Emocódice (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora