GRACE
La primera carta de amor que escribí fue para mi mejor amigo. Estuve enamorada de Liam durante la mayor parte de mi niñez, hasta los once. Sin embargo, había aprendido muchas cosas, como que el amor ágape no se adquiere cuando se es niño, a menos que sea a tus padres.
Por eso mismo había aprendido a actuar con precaución en mi vida. Ciertamente era curiosa, pero no ingenua.
"Bueno, eso quieres creer" sacudí mi cabeza al escuchar tal murmullo escalofriante.
Mis pasos vacilantes siguieron a Hayden mientras nos alejábamos de Liam y nos adentrábamos aún más en la oscuridad. Una parte de mí gritaba internamente, advirtiendo sobre los peligros de confiar en un extraño, pero otra parte, una que no podía explicar, me empujaba hacia adelante, atrapada en la misteriosa atracción que ejercía Hayden sobre mí.
—¿Todavía escuchas esa voz?—me miró de reojo.
Solté un suspiro, intentando concentrarme en sus palabras y no en los murmullos de mi cabeza. —Es difícil pretender que no existe luego de 19 años escuchándola.
Pero también estoy yo, ¿no?
Cuando conocí a Eva sentí la necesidad de buscar respuestas a preguntas que claramente no había formulado. Estaba a la expectativa de conocer algo más. En el fondo, sabía que había algo oscuro acechando en las sombras, algo que amenazaba con desmoronar todo lo que creía saber sobre mí misma y el mundo que me rodeaba. Pero por ahora, me aferraba a la esperanza de encontrar la verdad detrás de los misterios que se tejían a mi alrededor.
Gracias a mi curiosidad descubrí que vivimos en un mundo en el que la mayoría de nuestras emociones son controladas por códigos. El gobierno, aparentemente, se encargaba de impedirnos sentir para tener ellos la potestad de decir lo que sentimos. Luego está esa inquietante voz en mi cabeza, la cual resulta que tampoco son mis pensamientos propios, simplemente son ideas que llegan después de ser premeditadas según la programación de los códigos o algo así pude entender.
Mientras continuábamos avanzando por el oscuro pasillo, la voz de Hayden resonó en el silencio.
—¿Qué es lo que te contaron tus padres sobre el mundo exterior? —creo que en ese momento reveló un interés genuino.
Me detuve por un momento, reflexionando sobre la pregunta. Mis padres siempre habían sido reservados cuando se trataba de hablar sobre el mundo más allá de los límites de nuestra comunidad. Recuerdo vagamente algunas conversaciones en las que mencionaban peligros y amenazas que acechaban fuera de nuestro refugio, pero nunca entraban en detalles.
—No mucho, la verdad —hice una pausa—. Solo nos decían que era un lugar peligroso y que debíamos quedarnos aquí donde estábamos seguros.
—Interesante —murmuró. Apenas pude detectar su expresión pensativa en medio de la oscuridad—. El mundo exterior es mucho más complejo de lo que imaginas. Y mucho más fascinante también.
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Emocódice (EN EDICIÓN)
PertualanganEn un mundo donde las emociones son manipuladas por el gobierno, un grupo de jóvenes rebeldes descubre la verdad detrás de un sistema que controla cada aspecto de sus vidas. Decididos a desafiar el status quo, se embarcan en una peligrosa búsqueda p...