Nuestra Manada ✓

02: Hablar con las escuderías

Checo al ser omega se ve más joven a pesar de tener 29 años.

Max por ser alfa se ve un poco mayor.
Igual tiene 29 años.

Salieron de la ducha con la pijama puesta ahora sí completamente aseados.

El omega estaba algo adolorido pero era más su felicidad que el dolor de su parte trasera y cadera.

— Con todo lo de la carrera ya no te pude contar el sueño aunque tuve anoche — mencionó mientras tomaba asiento junto a Checo en el sillón de la habitación.

— También tuve un sueño, uno muy lindo, tanto así que descontroló de buena manera a mi lobo — sonrió viéndolo— discúlpame, me emocione de más, prosigue

— No pasa nada, mi amor — dejó un rápido beso en los rojizos labios — Soñé que estábamos en un campo muy lindo y pacífico, estábamos en un río sentados en una piedra y tú tenías cúmulo de agua en las manos que brillaba hermosamente

— No puede ser, ¡soñé lo mismo! — se cubrió los labios con ambas manos.

— En el sueño mi lobo me dijo que ambos estábamos soñando lo mismo pero no lo creí — acercó las manos a las mejillas del omega acariciando con ternura.

— Ese sueño descontroló a mi lobo, tengo un fuerte instinto y deseo sobre tener un cachorrito aquí — señaló con un dedo su vientre.

— También tengo el fuerte deseo de verte con una pancita a causa mía — Max dijo y Checo tenía levemente las mejillas rojas.

El alfa bajó una mano en el muslo interno de su omega acariciando cerca de la entrepierna y la otra en la pequeña cintura — No sabes cuánto estoy aguantando para no embarazarte de una vez.

Checo se estremeció ante la caricia y palabras — Dame tu nudo, alfa.

Max no espero nada más para besar los hermosos labios, bajar con velocidad los pantalones de pijama y desabrochar la camisa de ambos para empezar una de las muchas actividades favoritas qué hacen su omega y él.

Estos dos más que lobos parecen conejos.