La hija secreta de Quackity - Luckity

[: Capítulo 24

No pudimos haber llegado en mejor momento que encontrando al principito espiando a la pequeña, si me hubieran dejado, yo hubiera sido quien haya ahuyentado a ese joven parásito, pero Gorge insistió en ir él, siendo quien se deshiciera de su acompañante que logró salir de su trampa, y auxiliar al contrario. Al ver salir a Big, no pude dudar que era él quien dió a luz a la híbrida que tanto Will protege sin ser su padre de sangre; lo que me agarró por sorpresa es que saliera con dos niños detrás de él, ambos de distintas especies, "al parecer uno nunca cambia" fue lo que pensé al principio, pero al ver como los niños también le hacían caso, entró una duda que por poco me descarrila a querer buscar al chamaquito ese...

-Bien! Gorge! Lograste atrapar al loquillo ese, pero se te olvidó desarmar al otro, bastante efectivo para ser precisos, pero te faltó hacerlos derramar sangre...- me burlaba de Gorge quien seguía retorciéndose por el dolor del impacto que había recibido anteriormente, todo eso mientras que se atragantaba con el hedor del veneno que ya era casi nulo, pero la herida en el abdomen no le ayudaba mucho.

-Que les hemos dicho cabrones!? Que se queden dentro de la casa! No es seguro que salgan, en especial tu Titi, pequeño piromaníatico, órele, pa' dentro!- fue lo que andaba diciendo Quackity al sentir como Tilín le agarraba algunas plumas para tratar de esconderse, mientras que Titi ya tenía una TNT preparada para prenderla en cualquier instante, cosa que le pudo causar cierto conflicto a Quackity si lo lanzaba mal, 

-Quacks, no crees que es todos coludos o todos rabones?- fue la voz de Luna quien se robó la atención del gran dios de la sangre, haciendo una mueca al ver que Gorge apenas podía respirar, le pegaba la luz de la lámpara de noche de tal forma que podía mostrar el goteo de sangre, haciendo que ambos híbridos me vieran, pude ver como el lado protector de Quackity florecía desde los huesos, mientras que los ojos de Luna se iluminaban de alegría al poder verme, pude ver como sus plumas se esponjaban y su aroma inundaba de alegría la pequeña zona, haciendo que Quackity bajara las alas permitiéndole a Luna el que pasara, pero no bajaba por completo la guardia, había puesto su mano encima de la funda de la revolver que colgaba de su cinturón, como precaución.

Luna abrazaba al contrario con fuerza, podría jurar que sintió que le tronó algo en su interior, ambos se encontraban felices de ver al contrario, 

-Hay Luna! Como es que creciste pequeña, crees que ahora si me ganes? O todavía a te voy a ganar con una sola mano y con los ojos vendados- Quackity podría jurar que conocía a aquel tipo, pero no podía dar con quien era, su pelo rosado, aquella corona que usaba, mitad jabalí, había algo que le recordaba a alguien a quien le conocía, 

-No lo creo, al menos podrás quitarte esa venda y pelear conmigo sin necesidad de ella, pero como tú decidas Techy- dijo haciendo cierta tonada burlona al decir el apodo que le había puesto al mayor,

-Sigue soñando pequeña, sigues estando verde como para hacerme frente si vendas- dijo tratando de hacerle una pequeña llave la cual causó que el otro híbrido desabrochara el botón de seguridad de la pistola, lo que hizo que Techno dejara el amarre para tratar de evitar un accidente con el padre protector, -Bueno, dime... ¿qué es lo que han hecho? No creo que le caiga bien al pato de atrás,- dijo disimuladamente para evitar tener conflictos en un futuro con Quackity, y él sabía quien era, no fue la única vez que hizo eso, recuerda vagamente como cuando Luna era una bebita, Wilbur le había pedido ir a las Nevadas con él, ya que le quería mostrar algo que muy poca gente sabe, y el al ser el dios de la sangre, debe de saber que es lo que sucede en sus alrededores, o eso fue como logró Will convencerlo

-ya llegamos Will?- la voz sonaba inquieta de tanto recorrer el desierto, parecía  que caminaban en un círculo muy ámplio, 

-ya casi, y esta vez te lo aseguro Techno- dijo Will muy emocionado, cosa que no era tan común en él, era más normal escucharlo alardear sobre lo que ha logrado hacer en todas sus dos vidas.