Después de tanto tiempo regrese al lugar donde todo comenzó, por un segundo sentí que el tiempo se detuvo, solo eramos ella, la ventana y yo, sus labios formanban una sonrisa pero sus ojos reflejaban mucha tristeza, y solo una pregunta pasaba por mi cabeza: ¿fue buena idea haber regresado?.
De repente se vistió y salió corriendo de su cuarto, ella no me lo dijo pero dentro de mi ya sabía a donde iría, en ese momento mis manos estaban temblando, me encontraba nervioso y con mil preguntas en la mente cuando de repente la puerta de mi casa comenzó a sonar, sabía quien era y eso me ponía más nervioso todavía pero tenía que controlarme, así que baje las escaleras y abrí la la puerta.
Hay estaba ella con el cabello mojado y los pies descalzos con una mirada incrédula y una sonrisa en su labios, si antes estaba nervioso ahora no podía hablar cuando estaba apunto de decir hola ella me abrazo y me dijo:
te extrañe en todo este tiempo.
Yo la abrace igualmente y le dije:
Yo también te extrañe.
La invite a pasar y me dijo que no se podía quedar mucho tiempo ya que era muy tarde, yo la entendí había pasado mucho tiempo de seguro muchas cosas habían cambiado, no podía ser tan ingenuo de creer que ella me estaría esperando, comenzamos hablar de las cosas que le habían pasado en todo este tiempo y unas cosas me parecieron divertidas otras muy tristes pero lo que me impacto fue cuando me dijo:
Tengo novio.
Quisiera decir que no me importo y que lo tome de la mejor forma, pero la verdad es que la noticia me había perturbado, no sabia como actuar después de eso, de repente un profundo silencio se apoderó de la sala en ese momento, entonces ella dijo:
Ya es muy tarde es hora de que me vaya.
Se dirigió a la puerta entonces yo me le acerque la tome del brazo la giré y le dije:
Quédate.
En ese momento ella se quedó mirándome fijamente y sin pensarlo le robe un beso, después de unos segundos ella me correspondío y comenzamos a besarnos, de repente sus manos rodeaban mi cuello y las mías su cintura, lentamente fuimos dando pequeños pasos hasta llegar al mueble, yo me senté y ella se subió encima de mi y como si se tratara de un animal salvaje ella comenzó a besarme, sus besos estaban cargados de pasión, yo podía notar como sus pesones se iban poniendo cada vez más duros y sin pensarlo lleve mi mano hasta uno de ellos y comencé acariciarlo, en medio de los besos podía escuchar como se le escapaban los gemidos, baje mi mano y comencé a quitarle la blusa que tenia puesta.
Hay estaba yo viéndola semidesnuda, temblaba como la primera vez, pasé mi mano por su brazo y podía sentirla, su piel aún estaba tierna, tan pequeña y frágil como una niña indefensa, la volví a besar y la tomé por la cintura, me levante y la llevé cargada hasta mi cuarto entonces la recosté en mi cama, yo empecé a desvestirme y ella aprovecho para quitarse el pantalón, sin decir ni una sola palabra ella se recostó y yo me subi encima de su cuerpo, con los dedos de mi mano izquierda fui recorriendo todo su muslo hasta llegar a su entrepierna y con un dedo comencé acariciar su clitoris, ella me miraba fijamente mientras gemia, entonces metí mi dedo en su vagina y ella dejó escapar un fuerte gemido, se notaba que lo estaba disfrutando, yo comencé haciendo movimientos suaves y lentos y poco a poco fui subiendo la velocidad, ahora ya no era solo un dedo sino 2, sus gemidos me encantan, entonces me detuve, pude ver su cara de frustración y entonces le dije:
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El Vecino
FantasyUn hombre de 25 años comienza a desear a su pequeña vecina de 16 años y ella al parecer esta pasando por la misma situación que el, como un hombre estudiante de leyes que las conoce perfectamente puede ignorar el echo de que la mujer que lo vuelve l...