8- Chica rubia

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A la mañana siguiente, abro los ojos lentamente, sintiendo el peso de la noche anterior aún sobre mí. El silencio del día se filtra a través de las cortinas cerradas, recordándome que el mundo continúa pasando al otro lado de la puerta de mi apartamento.

Tengo la boca seca y los ojos hinchados como si llevara días llorando. Me levanto con lentitud, arrastrando los pies hacia el baño para prepararme para el día…

Bajo la luz del sol matutino, trato de hacer aparecer una falsa sonrisa mientras me cepillo los dientes y me lavo la cara. Sin embargo, mi reflejo en el espejo no parece convincente en absoluto.

Llevo puesta una máscara, una que he aprendido a usar tan bien para ocultar mis verdaderos sentimientos. Pero por dentro, sigo sintiéndome vacía y sola, como si estuviera atrapada en una prisión sin escapatoria...

Salgo del baño y voy a la cocina en busca de algo de comer, pero mi estómago está cerrado y sólo tengo ganas de volver a mi cuarto y esconderme bajo las sábanas.

Sin embargo, intento obligarme a actuar como si estuviera bien, como si no estuviera luchando para respirar, como si no necesitara desesperadamente que alguien me sujetara fuerte y me dijera que todo estaría bien…

Voy a mi habitación y empiezo a vestirme con movimientos mecánicos, como si estuviera preparándome para un funeral y no para otra larga jornada en una oficina llena de gente alegre y sin problemas personales. Cada botón que se me resiste, cada cremallera que se atasca me recuerda cuánto me cuesta simplemente actuar como una persona normal…

Cuando finalmente estoy lista, me miro en el espejo una última vez. Llevo puesta mi mejor actuación, un traje elegante y un peinado cuidadoso. Sin embargo, por dentro, soy un cúmulo de emociones agitadas y pensamientos confusos... No soy más que un cascarón vacío, jugando a ser alguien más.

Agarro mi bolso y salgo de casa, preparándome para enfrentarme a un día interminable lleno de falsas sonrisas y conversaciones vacías...

Camino hacia el trabajo, con la mirada puesta hacia abajo y mi mente llena de pensamientos intrusivos. Cada paso que doy, cada respiración que tomo, me cuesta un esfuerzo consciente. Me siento como una muñeca mecánica, moviéndose sólo porque es lo que se espera de mí, pero carente de cualquier emoción o propósito real...

Cuando llego a mi oficina, saludo cordialmente a mis compañeros de trabajo, con una sonrisa que me duele. Me siento en mi mesa y trato de concentrarme en mis tareas, pero mis ojos no dejan de divagar hacia la ventana y los ruidos del mundo exterior.

Sigo repitiendo un mantra en mi cabeza: "Te quedan sólo ocho horas más, sólo ocho malditas horas más hasta volver a casa…" Pero de alguna manera, cada minuto parece ser una eternidad…

El día transcurre lentamente, lleno de reuniones forzadas y llamadas inútiles. Mis compañeros de trabajo hablan de cosas triviales y hacen bromas que no entiendo. Me esfuerzo por mantener mi máscara puesta, por parecer interesada y participar activamente en las conversaciones, pero por dentro, me siento cada vez más cansada y ausente...

Llega la hora de comer, y me apresuro a salir al exterior, lejos del ruido y la presión de tener que encajar. Busco un parque cercano y me siento en un banco solitario. Cojo el almuerzo que he traído conmigo, pero ni siquiera tengo hambre. Sólo puedo mirar a mi alrededor, a las personas disfrutando de su tiempo libre, mientras yo me siento sola nuevamente…

Estoy sentada en el banco del parque, comiendo mi almuerzo a medias, cuando noto a una chica rubia sentarse a mi lado. Levanto la mirada, un poco sorprendida por su presencia inesperada, y la miro con curiosidad.

La chica sonríe ampliamente, mostrando una hilera de dientes blancos y uniformes. Sus ojos azules miran hacia mí con amabilidad, y me siento ligeramente nerviosa por su repentina compañía.

Pájaro De Alas Rotas (Poesía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora