-Ethan-
Ayer fue un día horrible. Fui a la fiesta de Ryan para intentar desconectar de todo lo que estaba pasando últimamente, pero incluso allí hubo problemas. Estaba completamente borracho y no recuerdo muy bien qué pasó excepto una cosa. Ella.Había una chica, una idiota para ser más precisos. Me la encontré en el cine, sigo sin saber cómo acabamos allí, y para mi sorpresa me dio un puñetazo delante de todo el mundo. Apenas me dolió, pero no acepto que nadie me trate así.
No recuerdo muy bien qué pasó después, pero me acuerdo perfectamente de cómo era ella. Y eso es lo que me preocupa.
Era bastante bajita y delgada, tenía el pelo de color carbón y unos ojos azul cielo preciosos.
Pero fue una ingenua conmigo al atreverse a pegarme, y espero no tener que volver a cruzármela.
Ahora mismo estoy volviendo a casa, si se le puede llamar así, después de pasarme toda la noche de fiesta, necesito descansar.
Abro la puerta de casa cuando mi madre me interrumpe.
—¡Ethan Smith!— Mi madre está totalmente fuera de lugar, más que de costumbre—¿¡Cómo se te ocurre irte de casa sin avisar y plantarte aquí como si nada?!
Odio a mis padres. Siempre han sido demasiado controladores en mi vida, hasta el punto de no dejarme vivir. Además hicieron cosas que jamás perdonaré, como arruinar mi infancia por completo, y aunque ahora no me importen, no siempre fue así.
—No tengo por qué avisar a nadie de nada, soy mayor de edad y a ti no te importa lo que yo haga—. Le espeto fríamente.
—¿¡Ah no!?— Mi madre está completamente loca, y ahora mismo está perdiendo la cabeza por completo —. ¡William, cariño!
¡Ven a ver lo que tu querido hijo te quiere decir!Mi padre se levanta carraspeando y camina hacia nosotros.
—Tu queridísimo hijo Ethan insinúa que no tiene por qué decirnos nada y que no le mandamos—. Dice mi madre—.
Mi padre saca una sonrisa burlona y se dirige a mí.
— No te mandamos, ¿eh, Ethan? — Me repasa con la mirada y utiliza el sarcasmo que tanto odio. — Pues ya que no te mandamos, no tenemos por qué pagar tus facturas, así que coge tus cosas y vete.
No hace falta que lo diga dos veces. Corro hacia mi habitación a por mis cosas y las llevo al coche sin despedirme siquiera.
Una vez sentado al volante, me doy cuenta de lo que acababa de pasar. Me había quedado sin casa.
Aún no había terminado los estudios y no tenía trabajo, por lo que no podía ni pagar un apartamento. Después de barajar varias soluciones, decido llamar a mi hermana Gabriella.
Contesta al tercer tono, y automáticamente le hablo.
—Hola, Gabriella, perdón por molestarte, pero necesito un favor. — No tengo mucho trato con mi hermana mayor. Se fue de casa cuando yo apenas era un niño y no la he visto desde entonces.
—Te escucho—. Su voz suena intrigada y a la vez extrañada de mi llamada.—Pues verás... Papá y mamá me han echado de casa, y necesito un sitio en el que vivir hasta que pueda pagarme un apartamento. — Lo suelto todo de golpe, sin muchas esperanzas.
—Ethan... Estoy viviendo con mi marido y mi hijo, no creo que sea una buena idea. Había olvidado que ya no vivía sola, pero seguí insistiendo.
—Gabriella, por favor, no será mucho tiempo y apenas notarás que estoy—. Sueno hasta desesperado, pero debido a mi situación, es lo más normal.
La llamada se queda en silencio durante unos minutos, estuve a punto de colgar, pensando que se había cortado, hasta que la escucho suspirar.
—Está bien. Pero será exclusivamente hasta que consigas un apartamento, y no quiero problemas en casa, Ethan. — Suena bastante seria al decir esto. — Y en caso de que Jack o yo necesitemos ayuda con Zack, te quedarás tú cuidándole.
Nunca había conocido a mi sobrino. Lo había visto en fotos, pero nunca en persona.
Además, con tal de poder vivir en su casa un tiempo, me daba igual cuidar a quien sea, así que accedí.—Sí, sin problema. Muchas gracias, voy de camino.
Colgué la llamada y fui a la ubicación que me mandó mi hermana. Vivía a unos quince minutos en coche, y no fue muy difícil distinguir la casa.
—Hola, soy Ethan. — Al llamar al telefonillo desde la puerta del garaje, una voz masculina me atendió, supongo que sería Jack.
Subí las escaleras desde el garaje a la entrada, y vi a mi sobrino esperándome en la puerta con mi hermana.
—Zack, este es tu tío Ethan—. Mi hermana nos presenta.
Saludo a todo el mundo y mi hermana me lleva a la habitación donde le tengo que dar
explicaciones de por qué mis padres han decidido echarme. Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue cuando fui a cenar y estaba allí. Era ella.
La chica del cine estaba en mi nueva cocina.
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Un corazón que aletea
Romance"Una novela que te hará sentir que en tu peor momento, puedes volver a brillar" Después del accidente, Elizabeth se ve obligada a dejar su hogar en Seattle y mudarse a la casa de su hermano Jack. Allí conoce a Ethan, que, por otro lado, no le queda...