Capítulo tres
—¿Te sientes mejor? —preguntó Max, su voz grave interrumpió el silencio. Me encontraba sentada en una pequeña banca de madera, en medio de la hierba, fuera de la fiesta. A pesar de estar alejada del bullicio, no podía dejar de sentir una mezcla de desconfianza y ansiedad.
No respondí, solo observé a mi alrededor. Vi a los chicos reunidos, y aunque sentía una leve seguridad al verlos cerca, sabía que Max no podría lastimarme mientras estuvieran allí.
De repente, Elena y Christina aparecieron, caminando rápidamente hacia mí.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Elena, frunciendo el ceño, claramente preocupada.
—Tuve un ataque de ansiedad —respondí, mis ojos fijos en Max, aún sin entender por qué había actuado de esa manera.
—¿Qué? ¿Y te sientes mejor? —insistió Christina, dándome una mirada cautelosa.
Asentí, aunque mi respiración seguía algo entrecortada por el recuerdo de lo sucedido.
—Lo lamento... —Max comenzó a disculparse, pero lo interrumpí antes de que pudiera decir más.
—¿Qué es eso de "ojo de lobo"? —pregunté, mi tono algo tenso.
Max pareció tensarse al escuchar la pregunta. Su expresión cambió, pero antes de que pudiera responder, una figura apareció repentinamente: Sharon. Su presencia era inconfundible. Estaba visiblemente molesta, y me di cuenta de que su mirada se dirigió a Max con una mezcla de furia y desdén.
Max se levantó de inmediato, caminando hacia ella, pero se detuvo por un momento y echó un vistazo hacia mi dirección. Vi cómo intercambiaban palabras, pero no lograba escuchar lo que discutían. Max parecía manejar la situación con calma, pero la tensión era evidente en su postura. Mientras tanto, las chicas se quedaron a mi lado, Elena me tomó del brazo y me susurró:
—¿Estás segura de que estás bien?
Christina se acercó también, observando con preocupación a Max y Sharon.
—Algo raro está pasando aquí, lo siento, pero no me gusta cómo se ve esto —dijo Christina, mirando fijamente a Max.
Mi corazón latía con fuerza, pero ahora estaba más consciente de que no estaba sola. Las chicas estaban aquí para apoyarme, y eso me dio algo de calma.
Las chicas se acomodaron, exhaustas, y se quedaron dormidas durante largos cuarenta minutos. Yo, en cambio, seguía atrapada en mis pensamientos, repasando una y otra vez todo lo que había sucedido hace unos instantes. La luna seguía roja en el cielo, y las palabras de Max retumbaban en mi mente: "ojo de lobo". ¿Qué significaba todo eso?
De repente, vi cómo Max se despedía de Sharon. Su hermano mayor vino a buscarla, y me quedé observando la escena. ¿Cómo era posible que se hubieran enamorado tan rápido? Todo parecía tan extraño y fuera de lugar.
Intenté estirarme en mi asiento, pero no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido. Mi mente seguía buscando respuestas. Fue entonces cuando lo vi. Max caminaba hacia mí, con la máscara en la mano, como si no me hubiera dejado de observar en todo momento. Era atractivo, y de alguna forma sentía que él lo sabía. Traté de no mirarlo demasiado, como si eso pudiera evitar la intensidad de su presencia.
Se sentó a mi lado como si fuera algo completamente natural, cruzando los brazos. ¿Por qué me buscaba? ¿Por qué me había tratado de esa forma hace un rato? La confusión aumentaba con cada segundo que pasaba a su lado.
El silencio entre nosotros se alargó, hasta que no pude soportarlo más. Decidí abordarlo.
—¿Y? —le pregunté, con una voz que no podía ocultar mi frustración.
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OJO DE LOBO ✓(TERMINADA)
Hombres Lobo¿Qué tanto puede cambiar tu vida en un solo instante? Montserrat, una joven de 17 años, ha pasado toda su vida en la aislada isla de Caudalápolis. Su distintiva mancha roja en el ojo derecho la ha convertido en el blanco del rechazo en su escuela. P...