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Izuku estaba sentado en una silla de madera, cerca de la ventana de la habitación del hospital

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Izuku estaba sentado en una silla de madera, cerca de la ventana de la habitación del hospital. La brisa acariciaba sus mejillas; el aroma de los árboles cercanos y el ligero ruido de los autos le decían que no estaba solo. Que había muchas personas en todas partes y que la oscuridad que lo rodeaba desde hacía cinco años no significaba que fuera el único ser en la tierra.

Porque había ocasiones en las que así se sentía, donde lo que sus dedos tocaban y sus oídos escuchaban parecían ser producto de su imaginación. Producto de sus más egoístas deseos.

―¿Izuku?

La voz de Katsuki lo hizo dar un pequeño salto. Con su mano palpó el margen de la ventana para poder levantarse de la silla. Al girar su rostro, terminó impactando con el pecho de Katsuki.

―¿No quieres ir a la azotea? ―preguntó Bakugo.

Izuku se mostró confundido, buscó con sus dedos las manos del más alto y, cuando las encontró, las sujetó.

―No es necesario que te muestres tan preocupado. Estoy bien.

Katsuki había estado actuando extraño los últimos tres días. Izuku podía notar esos cambios. Había podido conocerlo durante dos semanas. Notaba sus emociones a través de su voz, la forma en que chasqueaba la lengua cuando algo no le gustaba o cómo sus manos acariciaban su cabello rizado cuando algo le agradaba.

Esos detalles cambiaron ligeramente luego de confesar que pronto volvería a su encierro.

―Pues yo no estoy bien ―declaró con firmeza.

―Kacchan...

La calidez del cenizo se alejó del pecoso.

―¿Cuándo te darán el alta? ―Katsuki cambió de tema.

―Pasado mañana ―respondió, algo inquieto por la voz tan neutra de Katsuki.

―Okey ―fue lo único que logró murmurar.

Izuku escuchó cómo la puerta de la habitación se abrió y se cerró de golpe. Ante el repentino silencio abrumador, su corazón se apretó.

―¿K-Kacchan?

―¿K-Kacchan?

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BASTÓN || bkdkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora