Parte 6, Familia

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La vida puede ser bastante cruda a veces, pues, de vivir con el trauma de "padecer" cierta condición medica a entender que en realidad, todo lo que se percibe es mas que verídico, para después, ser entregado por la misma o mejor dicho, supuesta sangre a eso que solo había estado al acecho y al final, encontrar el fatídico hecho de no ser quien se supone eres, expuesto ante algo que no es humano, suena como la trama de una absurda historia de horror

Después de esa extraña conversación con quien se supone, me rescató de una madre que no me deseaba, las dudas se fueron amontonado en mi mente con el temor a que fueran respondidas, ¿que deseaba de mi?, ¿mi destino se limitaba a ser usada por él hasta el fin de mis días?, estaba indecisa después de esa conversación, pero lo deseaba, mas bien, lo necesitaba, quería saber mas

Creí que sería demasiado complicado sacarle algo de información, pero para mi sorpresa, él terminó accediendo a responder cada una de mis preguntas al pasar los días

Todo comenzó con una noche en la que él apareció en la habitación, pasó de la puerta sin mirarme y fijando su atención en su celular, mi vista no se separó del tipo apenas le vi llegar y curiosamente, llegó a sostener la mirada en mi cuando se sentó en un sillón en busca de sacarse las botas que traía puestas, después, dejó de mirarme dibujando una sonrisa en su rostro burlón, bajando esa mirada socarrona hasta el suelo y suspirando apenas me atreví a removerme de mi sitio 

— Habla de una vez — soltó animado, desatando sus agujetas y estirándose cuando terminó con lo que hacía

— ¿Cuanto tiempo estaré aquí? — cuestioné sin temor a hablar, digo, ya lo había hecho antes, además, estaba ansiosa por escuchar respuestas 

— ¿Aquí? — cuestionó de vuelta al ponerse de pie, quitándose la camiseta que traía puesta y dirigiendo sus pasos al baño, — intenta ser mas específica — agregó cuando entró por esa puerta y lo escuché orinar 

— ¿Pretendes hacerme esto por siempre? — pregunté con mas firmeza que antes y lo escuché reír 

— Dudo mucho que no hayas entendido a lo que me refiero, pero creo que intentas decir, ¿hasta cuando me tendrás cautiva?, y, ¿follarme continuamente seguirá en tu rutina diaria? — mencionó desde el baño y recuerdo como fue que fruncí el ceño con impaciencia 

— Como si no fuera lo mismo... — me quejé a voz baja y él apareció nuevamente frente a mi, recargándose de la pared con los ojos entrecerrados, parecía estar pensando algo 

— Digamos que tu posibilidad de ser libre es nula y para tu infortunio, ser usada por mi es lo único seguro para ti, ¿eso responde tus dudas? — objetó con braveza, sentí que quizás, estaba agotando su paciencia o es que quizás el tema le irritaba, él siempre fue autoritario 

— ¿Y si termino muriendo? — solté para mi misma, bajando la mirada y recogiendo mis piernas para abrazarlas contra mi pecho

— Te convertiré antes de que eso suceda, aunque aun no es tiempo, ya se llegará el día — soltó con ligereza y mi cabeza se alzó, debo decir que no comprendí del todo, pero la esencia de sus palabras me expresaron lo que todos estamos pensando, — primero debes concebir a mis hijos — agregó y me horroricé al grado de no solo sentirlo, mas bien, terminé por expresárselo con mucho detalle, mi gesto se trastornó, mis ojos se llenaron de lágrimas y sentí un hueco en el estómago, uno que apenas y me dejó respirar, básicamente, terminé hipando en un par de segundos 

— No tendré a tu hijos... — murmuré con temor, sintiendo que cada fibra de mi cuerpo se erizaba de una forma desagradable, al punto de encogerme en mi lugar cuando él avanzó hasta la cama en la que me encontraba sentada 

Tua cantante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora