Parte 2, Supervivencia del mas egoísta

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Jamás había visto a mi hermano de la forma en la que lo vi ese día, durante toda mi vida, había experimentado en carne propia el concepto mas puro de la soledad, jamas estuve acostumbrada a sobrellevar penas en compañía, Jacob era mi hermano de sangre, pero la situación era tal, que navegar por mi cuenta, acompañada de mi mente, era parte de mi día a día

Le bastaron solo siete palabras para desfigurarme el gesto, una mezcla de sorpresa, confusión, asombro, pánico y un toque de alegría me invadieron, no estaba loca, toda esa historia sobre mi supuesta enfermedad se había derrumbado ante mis ojos aún cuando ya conocía toda la verdad desde el principio, estaba fascinada sin saber que justo por eso, mi tortura comenzaría antes de lo estimado

Jacob me obligó a permanecer tranquila, a tomarme las cosas con calma y sobre todo, a no hablar con mis padres de lo sucedido, pues según sus propias palabras, él ya había intentado tratar el tema con ellos, pero todo era como si lo tomaran tan a la ligera, que el asunto se olvidaba tan pronto como se prometiera hablar sobre ello, eso me llenó de impotencia, tuve la extraña sensación de creer que mis padres ocultaban algo, pero mi hermano mencionó esa triste situación en la que un padre se hace ilusiones con ver a su hijo prosperando y todo para que al final, resulte que en efecto, las cosas estaban peor de lo que creían, se sinceró al punto de revelar esas noches en las que podía oír a mamá llorando, pidiéndole a papá hacer algo al respecto, que en medio de la desesperación, ambos pensaron en separarse y que al final, aprendieron a vivir con lo que sea que yo tenía, se negaron ante cualquier comentario de mi hermano y decidieron permanecer fríos y firmes ante lo que el doctor les decía

Pasaron los días y de una u otra forma, me las arreglé para colarme en la habitación de Jacob cuando mis padres ya dormían, despertaba mas temprano de lo usual para volver a la mía y fingía haber dormido ahí toda la noche, en las primeras ocasiones, él se quejaba, siempre detestó dormir junto a alguien, pero después, comenzó a tolerarlo incluso sin decir una palabra, solo me veía entrar en medio de la oscuridad y se hacia a un lado, terminaba dándome la espalda y a los minutos, lo oía roncar, su compañía me brindaba más protección de la que pudiera imaginar y eso reconfortó mis noches, al menos durante mis últimas semanas en casa

Los días transcurrieron relativamente parecidos y decidía no seguir con mi curiosa actitud hacia cierto ser, pues cuando le sentía, no le buscaba insistente con la mirada, más bien, evité gesticular con agresividad o reaccionar de alguna manera obvia ante su presencia, en pocas palabras, ignoré por completo la situación y fue más digerible de lo que esperaba, sólo tenía que mentalizarme y entender que no estaba sola en todo aquello, ya no más

Mis padres comenzaron a notar cierto cambio en mi y el apego que mostré hacía Jacob cada vez era más evidente, intentaba seguirlo a todos lados, incluso llegué a convencerlo de llevarme con él al gimnasio, mi hermano se ejercitaba mientras que yo permanecía sentada en las banquetas cercanas al lugar al que solía ir, a una distancia no muy considerable, todo para que él pudiera observarme desde su lugar y viceversa

Algo de confianza se plantó en mi y no podía evitar ser la causante del insomnio de mi hermano, de un momento a otro, en medio de la oscuridad, estando acostada a su lado solo me brotaban las preguntas, "¿crees que se trate de un demonio?, ¿será que nuestros padres han vendido mi alma?, ¿que crees que pase si le dejo caer algo de agua bendita encima?", los susurros fluían en el silencio de la habitación de Jacob y el solo se limitaba a responder tan apenas como siempre, "no lo sé, no tengo idea, ¿como podría saber eso?, cierra la boca, ya duerme Vanessa", no lo culpo, jamás lo hice de hecho, Jacob solía evitar los temas que le molestaban, incomodaban o incluso asustaban y siempre he creído que esa última, era la razón por la cual él no quería hablar del asunto

La soledad comenzó a incomodarme gracias a la cercanía de mi hermano y llegué a enojarme cuando él debía hacer sus cosas, pues en mas de una ocasión tuve que volver a casa sola después de la escuela, oh y en serio detestaba hacerlo, sentía la necesidad de correr sin importar la mirada del reto sobre mi, yo solo podía pensar en lo mucho que me atemorizaba caminar entre las amplias calles del vecindario y tampoco es que viviera lejos del colegio, a un par de calles solamente, pero el trayecto me parecía eterno en medio de esos atardeceres

Tua cantante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora