Parte 3, Él tomó lo que quería, lo que yo tanto temía

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Recuerdo soñar con mucho y nada a la vez, hacía tanto que no dormía tan profundamente, estaba al borde de la consciencia sin terminar de estarlo pues mis ojos luchaban por abrirse, pero esa droga fue lo suficientemente fuerte como para impedírmelo

Sentí con claridad el movimiento del auto, mis lagrimas mojando mis mejillas, un extraño espasmo en las extremidades, incluso lo escuchaba respirar de forma pesada y profunda, era como si estuviera agitado o enojado, en cualquiera de los casos, el sonido que emitía era sumamente inquietante y para mi infortunio, me encontraba a merced de él, me sentía aterrada, desalentada, preocupada y profundamente herida, habían muchas cosas que no estaban claras para mi, pero estaba segura de una cosa, eso que mamá dijo, lo escuché perfectamente y analicé la situación aún en la imposibilidad de moverme por mi cuenta, ¿a caso era común la poca sensibilidad con la que mis progenitores trataron la situación?, ¿era normal esa barrera que sentía entre nosotros?, ¿Jacob en realidad se comportaba como un hermano lo hace?, era extraño, pero siempre vi señales, pequeñas, pero existentes y si me adentro aún mas a mi última cuestión, Jacob no era tan cercano a mi como un hermano suele serlo, hasta cuidaba con recelo el escaso tacto que llegó a brindarme, era como si intentara hacer la máxima distancia entre nosotros, incluso cuando entraba en su cama en las últimas semanas, parecía como si intentara huir de mi, pero se obligara a permanecer ahí por simple compasión o incluso lastima

¿Por que no me parecía a ellos?, Jacob era la viva imagen de papá con ligeros tintes de mamá impregnados en sus rasgos, como el color de los ojos, la forma de los labios o incluso el tono chocolate claro de su cabello, pero, ¿y yo?, mi aspecto no parecía pertenecer a esa genética, mi cabello negro, ojos miel, piel pálida, estatura mucho menos significativa, quizás hubo algo que nunca quise ver, pero siempre estuvo o tal vez jamás quise prestarle importancia, el asunto de mi supuesta enfermedad me tenía mas que ocupada, consumía mis pensamientos y justo en el trayecto por el cual me llevaba ese tipo, fue que comprendí lo miserable que había sido mi vida desde que tenía uso de razón, me dediqué a temerle siempre, a enfocarme en el miedo y someterme ante el pánico, viví con miedo de él y al final, las cosas terminaron conmigo entre sus garras, ¡que injusto!

Después de lamentarme y soltar varias súplicas dentro de mi mente, todo se quedó en blanco y la inconsciencia me venció al final, fue justo ahí el punto en el que dejé de recordar, no supe cómo bajé de ese auto, cómo fue que llegué hasta la enorme casa en la que desperté y como resultó que terminé levantándome de una cama extraña, en una habitación a solas, oscura, fría y con un olor peculiarmente atrayente

Podía sentir el montón de gritos atascándose en mi garganta, como fue que mis ojos se inundaron de lágrimas cuando caí en cuenta de lo mal que estaba la situación para mi, mis manos hormigueaban de una forma desagradable, intentaba permanecer quieta, lo mas quieta posible en busca de no llamar la atención en ese silencioso panorama tan oscuro, miré hacia la única fuente de luz que había en el lugar y observé un par de cortinas enormes ondeándose ligeramente debido al viento, la luz era tenue, pero lo suficientemente fuerte como para dejarme ver lo que había detrás de esas cortinas, parecía ser una especie de plataforma de cristal, era una zona casi poética debido a la delicadeza y belleza del lugar, un balcón de cristal reluciente y detrás de el, un denso bosque sombrío, permanecí sentada sobre la cama con los dedos encajados entre las sabanas, intenté respirar hondo y lo hice entrecortadamente, pausada y sofocante cuando miré de vuelta en la habitación, la mitad de ella estaba escasamente iluminada mientras que el resto, permanecía oculta entre la oscuridad, me lo pensé durante minutos que me parecieron horas y al final, decidí bajar de esa cama con temor, lo hice cuidadosamente, deslizando mi trasero sobre las sabanas con delicadeza, después, estiré uno de pies pies en dirección al suelo y me esforcé por apoyarme de mi propia fuerza al notar lo débil que estaba, supuse que era debido a la droga o quizás estaba tan aterrada que el cuerpo no me respondía del todo

Tua cantante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora