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Su rutina no había cambiado desde que comenzaron a vivir en la misma casa, eso fue dos meses después de que regresarán de la luna de miel.

Cuando George se levantaba por la mañana su Alfa ya no estaba a su lado, no era raro para el Omega saber que su Alfa no toleraba estar cerca del Omega, había una especie de rechazo cuando estaban ellos solos, en cambio, cuando había más personas y George trataba de entablar una conversación con otros Alfas lejos de su Alfa, este siempre se mostraba celoso, lo alejaba de los Alfas o ahuyentaba a estos mismos para que no estuvieran cerca de su Omega. Y George no lo entendía, estando solos lo trataba indiferente, pero cuando el Omega trataba de alejarse y hablar con alguien más su Alfa decidía al fin portarse como uno y cuidarlo de los demás hambrientos Alfas.

Suspiro con cansancio, estaba cansado de la misma rutina, pero no había que hacer, su Alfa nunca cambiaría su comportamiento hacia el.

Una vez se ducho y vistió para salir ese día como solía hacerlo siempre, bajo encontrándose con su Alfa en la sala trabajando desde su computadora, hoy era su día libre, por ello debía estar fuera de casa todo el día, solo para no molestar a su Alfa.

—me iré ahora —y como siempre espero a que su Alfa le cuestionara a dónde iría, pero como parte de la rutina este nunca le prestó atención—, regresaré mañana por la mañana, estaré en casa de Alex —fue entonces que su Alfa levantó la vista de su computadora con una expresión molesta, si, ese era el nombre que más detestaba escuchar—. Y no deje hecha la comida, mejor pide algo, como siempre lo haces —con un nudo en la garganta salió de la casa que compartía con su Alfa.

Ya afuera se permitió respirar mejor y tragarse ese estúpido nudo que siempre aparecía en malos momentos, es decir, todos los días a cualquier hora. Un auto se estacionó enfrente mientras sonaba el claxon, ese era Alex, un apuesto Alfa que lo había estado cortejando incluso antes de que tuviera que casarse con Lewis, y a comparación del moreno, Alex si le daba la atención que el quería.

—hola, lindo, ¿Listo? —le saludo Alex una vez bajo del auto para abrirle la puerta del copiloto.

George estaba a punto de responder con la sonrisa mas bella que Alex había visto en su vida, sin embargo, un gruñido corto el bello momento entre ambos amigos, la sonrisa de George se desvaneció mientras temblaba, en cuanto a Alex, este comenzó a molestarse, su sangre hervía, no le agradaba para nada el Alfa de su amigo, sabía de sobra que era un imbécil en toda la extension de la palabra.

George —le llamo su Alfa en voz de mando provocando que sus piernas temblaran como gelatina, un gruñido de parte del otro Alfa no se hizo esperar.

—va-vamonos, Alex —murmuro a duras penas mientras intentaba subir al auto, lo cual logro aún con sus piernas temblando.

Una vez Alex cerró la puerta del copiloto dió vuelta al auto para subirse y arrancar alejándose de la vista de un Alfa furioso.

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En el intento de tratar de olvidar la situación de hace varios minutos, el Alfa llevo al Omega a desayunar a la cafetería favorita de este, lugar del cual Lewis no sabía nada, por obvias razones.

—¿Qué van a pedir? —se acercó una chica beta a su mesa en cuanto estuvieron sentados.

—tráigame un pai de limón y un café cargado, por favor —pidio Alex entregando la carta a la chica una vez termino de anotar el pedido.

—a mi un pastel de chocolate y una malteada de fresa —y si, daban de todo en esa cafetería, razón por la cual era la favorita del Omega.

—bien, en un momento vuelvo con su pedido —la chica se retiró con una linda y amable sonrisa.

—le gustas —comento George una vez la chica se perdió tras el mostrador.

—tonterias, se que soy guapo pero no a todas las chicas les voy a gustar —George soltó una risita por lo gracioso que era Alex alagandose a si mismo.

—oh, claro, como no tienes a cientos de Betas y Omegas detrás de ti —ironizo.

—estas en lo correcto, no tengo a todos —le coqueteo el Alfa, por eso a George le gustaba estar con Alex, amaba sentirse amado.

—Alex —advirtio y el Alfa no continuo con su coqueteo.

La chica llegó con sus pedidos, ella era linda, y seguramente era de otro país por su asentó y forma de sus ojos.

—que lo disfruten —dijo antes de irse.

A punto de probar un bocado de su delicioso pastel de chocolate se detuvo al notar algo blanco debajo de la taza de su amigo, tomo el papel rápido antes de que Alex se lo impidiera, aún que esté estaba más preocupado por qué el café no se regara.

—pero mira que tenemos aquí —le hecho un vistoso al papel antes de mirar a su amigo y volver su mirada al papel para luego leerlo—, llámame al 2********7, Lily —sonrie hacía Alex cuando este le quita el papel de las manos—, te lo dije, le gustas.

El resto del desayuno se baso en George burlándose de Alex mientras este le echaba miradas para nada discretas a la chica, que según el papel, se llama Lily.
La plática fue muy entretenida, no hubo momento en que no hablarán, incluso hubo risas involucradas, risas tan ruidosas que incluso otros clientes los miraban molestos por ser tan ruidosos.

Una vez que salieron de la cafetería caminaron al parque de enfrente, nada más para matar el tiempo aún que ya no tuvieran temas de los cuales hablar, o, tal vez si había un tema.

—¿Qué tal van las cosas entre tu y Hamilton? —y cabe aclarar que no era un tema que le gustará a George.

—como siempre, el me deprecia y yo trato de sobrellevarlo —tomaron asiento en la banca de siempre, esa banca se había convertido en su banca, incluso habían puesto sus iniciales en ella—, siempre me confunde, es decir, cuando asistimos a esos aburridos eventos siempre finge amarme, se pone celoso cuando no tiene mi atención pero llegando a casa me ignora nuevamente —suspiro con cansancio, Alex no entendía como se sentía su amigo, pero sentía pena por el, siempre había querido ver feliz a George una vez este se casará, pero era todo lo contrario a lo que el britanico habia soñado una vez.

—sabes, deberías....

—divorciarme

—si —contesto sin duda alguna, más luego repaso lo que su amigo dijo y lo miro, este observaba el anillo en su dedo anular—, no, George, eso no fue lo que quise decir.

—pero yo si —dejo de mirar aquel anillo que tanto había soñado con llevar en su mano orgulloso y feliz—, ya me cansé de todo esto, el no me ama y nunca lo hará, es momento de que empiece a pensar en mi, y si sigo a su lado jamás voy a lograrlo —la melancolía en su voz era perceptible a kilómetros de distancia, él en verdad no queria esto, pero ya no quería seguir sufriendo por un amor no correspondido.

—si eso es lo que quieres voy a estar para ti en lo que necesites.

Y George lo sabía, Alex le era leal, estuvo a su lado cuando sus padres lo entregaron a Lewis, estuvo presente todas las primeras veces que lloro cuando Lewis lo ignoraba, estuvo para el la primera vez que Lewis se atrevió a tocarlo, y esa vez, esa vez fue la primera de muchas otras en las que pensó en separarse del hombre que amo durante bastante tiempo, y que aun ama.

Otra OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora