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Había pasado una semana desde que regreso, y se rio de si mismo al pensar que seguramente todo seria diferente a como era antes, pero se había equivocado terriblemente. Lewis volvio a ser el alfa de antes, el alfa que ignoraba su existencia y el mismo al que le irritaba la presencia del Omega.

Había estado buscando un departamento en el cual quedarse, no tenía que ser grande, o al menos debía ser lo suficientemente grande para que el estuviera cómodo; ya no se sentía cómodo en la casa, por las noches no podía conciliar el sueño y, a escondidas del Alfa, se escabulle a la habitación de invitados, estaba más fría pero allí no se percibían las feromonas del Alfa.

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El día 24 de diciembre había llegado, para entonces ya había logrado encontrar un hermoso apartamento a unas cuantas calles de la casa que compartía con el Alfa.

En el tiempo en que había estado buscando su departamento Alex se había contactado con el, y claro que George no lo culpaba de nada, era su único amigo después de todo, invitó a Alex y Lily a cenar ese día, ellos aceptaron.

La cena sería en la casa que compartía con el moreno, Lewis siempre trabajaba los días festivos, así que no se preocuparía por qué el Alfa llegará de imprevisto a la cena.

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Todo estaba listo, la comida caliente, el vino, la música, menos el, aún no se arreglaba por estar pendiente de la cena, subió a su habitación y se dió una ducha rápida, se colocó unos pantalones blancos con un suéter rayado rojo y blanco.

El timbre sonó y bajo como alma que lleva el diablo a recibir a sus invitados, y vaya que se veían hermosos juntos, los saludo y los invito a pasar quedando desconcertado al notar a otro chico tras la hermosa pareja.

—George, espero que no te moleste, me tomé la libertad de invitar a un amigo, sus planes eran trabajar y quise traerlo —se escuchaba el nerviosismo en la voz y feromonas de Alex, pero el no podía enojarse con su mejor amigo.

—no me molesta, adelante —el chico entro a la casa ofreciendo su mano al instante.

—Pierre Gasly, un gusto —y noto algo en la mirada del chico, pero no sabía cómo describirlo exactamente.

—George Russell —jamas había usado el apellido de Lewis, prefería usar el suyo.

Él tenía una sonrisa encantadora, está de más decir que era muy guapo, y se notaba ese asentó francés que había escuchado un par de veces en los eventos a los que había asistido con Lewis.

Pasaron al comedor donde la pareja esperaba a George y Pierre quienes traían la comida a la mesa.

La cena paso muy animada, entre plática y plática, un par de risas y sutiles coqueteos de Pierre a George quien no se daba cuenta de nada.

Lastima que la noche no pudo continuar debido al sonido de la puerta siendo abierta con fuerza provocando que chocará con la pared, todos saltaron del susto en sus lugares, solo George y la pareja sabían de quién se trataba, por otro lado Pierre estaba muy confundido.

—George —se hizo presente el Alfa moreno, sus feromonas eran agrias y se podía oler el enojo en ellas, por suerte se había contenido de usar su voz de mando, de lo contrario tendría a tres Alfas peleando—. Fuera de mi casa —se dirigió a la pareja y al tipo extraño que estaba muy cerca de su Omega.

—¿Por qué no te unes a la cena?, George cocina exquisito —comento Alex en un intento de aligerar el ambiente, no quería que tanto su Omega como su amigo se comenzaran a sentir mal.

—no lo volveré a repetir —sus feromonas comenzaron a ser un poco más fuertes, George sintió sus piernas temblar y se sostuvo de la mesa para no caerse, mientras que Lily tuvo que acercarse más a su Alfa para protegerse de las feromonas del otro Alfa.

Alex le lanzo una mirada a George, se podía notar lo preocupado que estaba por el, sin embargo el británico solo le asintió con la cabeza.

—nos veremos pronto George, llámame si necesitas algo —no hacia falta que lo dijera, era su mejor amigo, iba a estar para el no importa cuando y en dónde.

La pareja salió de la casa, por su lado Pierre no se movía de su lugar, no estaba dispuestos a dejar al lindo Omega que tanto le había llamado la atención con ese Alfa desconocido que seguramente le haría daño a George, no lo conocía y jamás había escuchado de él, y la verdad es que no le interesaba para nada quien fuera ese Alfa, solo le importaba el Omega.

—¿Quién es él? —se acercó a George escuchando un gruñido de parte del otro Alfa quien no dudo en acercarse, de esta manera George quedó en medio de ambos, podía sentir que su corazón se detenía.

—Pierre, él es Lewis Hamilton —su cuerpo comenzó a temblar debido al tacto de la mano del moreno en su cintura, Lewis acercó el cuerpo de George al suyo para luego comenzar a marcarlo con su olor—, es mi esposo —su voz tembló, no sonaba seguro de llamarlo así.

—entiendo, disculpe señor Hamilton —miro a George a los ojos, podía notar el nerviosismo y la incomodidad del Omega al estar cerca del Alfa moreno—, espero verte luego George, le diré a Alex que me invite más seguido a las cenas que organices —entonces fue que pudo apreciar la leve sonrisa que se mostró en los lindos labios del Omega—, me retiro.

Después de mirar por un momento los carnosos labios del Omega decidió irse cerrando la puerta tras de si para darle privacidad a la "feliz pareja".

—que sea la última vez que metes a alguien a mi casa —regreso el Hamilton que el conocía y al que ya estaba acostumbrado.

Otra OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora