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Syd (1965)

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Syd (1965)

Lo conocí en las calles de Cambridge, estaba tocando su guitarra rodeado de un grupo de jóvenes y adolescentes, me quedé prendada de él, era tan atractivo y talentoso, que no dudé en quedarme hasta que tocara la última canción. A él le llamó la atención, por supuesto, además de que llegó a guiñarme el ojo cuando tocaba King Bee, y yo sabía a qué se refería, me estaba insinuando que me daría su miel cuando quisiera, he de admitir que me ruboricé, yo aún seguía intacta para entonces, por lo que fue raro, pero interesante a la vez.

Cuando dió por finalizada la función callejera, se me acercó:

-Soy Syd ¿Disfrutaste el show..., emm? -Me señala, esperando mi nombre.

-Soy TN y sí, fue maravilloso, llegarás lejos.

-Un placer, madame, y gracias por sus bonitas palabras -Me dijo de una manera tan educada y tan placentera, que enseguida me derretí - ¿Quieres tomar algo? ¿Tal vez un té?

-Claro, no me lo perdería por nada en el mundo.

Me llevó a una cafetería donde parecía tener amigos, al menos se lo notó muy amigable con el chico del mostrador y con la camarera que nos atendió, se ve que era muy querido, además, conversamos de libros y cine, era todo un intelectual.

-No veo mucho Hitchcock, aunque me encanta Orson Welles, es el Julio Verne del cine.

-Pienso lo mismo, el ciudadano Kane siento que... uff, es una obra maestra.

Y seguimos hablando de películas como un par de nerds, hasta que al notar la buena química que había, él me invitó a su casa prometiéndome que estaríamos solos por unas horas, no lo dudé ni un segundo.

Su casa familiar estaba plagada de fotos de todos los integrantes, yo era bastante curiosa por aquel entonces y me detenía en cada una de ellas, Syd siempre fue muy respetuoso y se tomaba el tiempo para explicarme quiénes eran y cuándo habían sido tomadas, fue tierno, lo que me hizo desearlo mucho más. Para cuando entramos a su dormitorio y me hizo sentar en la cama para entretenerme con otro tema, no tuve rodeos para confesarle que me parecía atractivo.

-Tú eres más linda que yo -Dijo sentándose a mi lado -, toda una belleza -Susurró, besando mi mejilla -, TN..., que hermosa eres -Siguió depositando pequeños besos sobre mi rostro hasta que besó mis labios y a partir de entonces mi vida cambió para siempre.

Syd me tomó de la cintura, levantó mi blusa y yo me la quité de inmediato, también las botas y los jeans, no sé cómo, pero de alguna manera cuando abrí los ojos los dos ya estábamos en ropa interior, fue todo tan abrupto... y estaba tan hipnotizada que me entregué a él sin siquiera importarme que lo acababa de conocer.

No hay ninguna duda que me dió su miel aquella tarde, claro que nos cuidamos porque tuvimos cierta lucidez, y en cuanto acabamos juntos, nos miramos... y él sólo dijo:

Pink Floyd - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora