La guerra entre Inazuma y Liyue había comenzado como un conflicto fronterizo menor, pero con el tiempo, se había transformado en una confrontación total que amenazaba con arrasar ambas naciones. La tensión entre los dos grandes reinos se había intensificado con cada escaramuza, con cada batalla librada en tierras devastadas y corazones enardecidos. La guerra era una bestia insaciable, alimentada por el odio y la venganza, que no dejaba nada a su paso excepto destrucción y muerte.
En el frente de Inazuma, Scaramouche, conocido por su inteligencia estratégica y crueldad implacable, comandaba a sus tropas con una mezcla de temor y respeto. Su presencia en el campo de batalla era como un vendaval, barriendo con todo a su paso. Era un maestro de la guerra psicológica, y sus tácticas dejaban a los enemigos temblando antes incluso de que comenzara la batalla.
Del otro lado, en Liyue, Kaedehara Kazuha se había erigido como uno de los comandantes más respetados y queridos. A diferencia de la brutalidad de Scaramouche, Kazuha era un estratega noble y sereno, cuyo liderazgo se basaba en la inspiración y la lealtad de sus hombres. Su habilidad con la espada y su capacidad para mantener la calma en medio del caos le habían ganado un lugar especial en los corazones de sus soldados.
A lo largo de la guerra, los caminos de Scaramouche y Kazuha se habían cruzado numerosas veces, aunque nunca habían tenido la oportunidad de enfrentarse directamente. Era como si el destino los mantuviera separados, preparando el terreno para un enfrentamiento inevitable. En cada batalla, sus tácticas y estrategias se entrelazaban, creando un duelo a distancia que sólo aumentaba la tensión entre los dos ejércitos.
En una de esas batallas, los ejércitos de Inazuma y Liyue se encontraron en un valle rodeado de montañas. El aire estaba cargado de electricidad, y ambos bandos sabían que el desenlace de esa confrontación podría cambiar el curso de la guerra. Los soldados se preparaban, afilando sus armas y reforzando sus corazas, mientras los comandantes ajustaban los últimos detalles de sus planes.
Scaramouche, desde una colina, observaba el campo de batalla con una sonrisa calculadora. Sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa mientras daba órdenes precisas a sus oficiales. Cada movimiento, cada decisión estaba meticulosamente planeada para desmoralizar y destruir al enemigo.
En el otro extremo del valle, Kazuha se encontraba en una posición elevada, su mirada serena y su mente enfocada. Los vientos susurraban a su alrededor, llevándole fragmentos de conversaciones y emociones del campo de batalla. Podía sentir la tensión y el miedo, pero también la determinación y el coraje de sus hombres. Con una calma estoica, dio sus últimas instrucciones, asegurándose de que todos estuvieran preparados para lo que venía.
El choque fue inevitable. Los ejércitos de Inazuma y Liyue se encontraron en una tormenta de acero y sangre, el sonido de las espadas chocando y los gritos de los heridos llenando el aire. En medio de la carnicería, los soldados de ambos bandos luchaban con la esperanza de un futuro mejor, pero también con el peso del odio y la venganza en sus corazones.
A pesar de la brutalidad de la batalla, los ojos de Scaramouche y Kazuha buscaban constantemente al otro entre el caos. Era como si cada movimiento, cada estrategia, fuera una conversación silenciosa entre ellos. Aunque nunca se habían enfrentado cara a cara, sentían una conexión innegable, una tensión que los unía a pesar de estar en bandos opuestos.
La batalla continuó hasta el anochecer, sin un claro vencedor. Ambos ejércitos se retiraron a sus respectivos campamentos, lamiéndose las heridas y preparándose para el próximo enfrentamiento. Scaramouche y Kazuha, desde sus respectivas posiciones, contemplaban el horizonte, sabiendo que el destino los acercaba cada vez más a un enfrentamiento directo.
Esa noche, mientras las estrellas brillaban sobre el campo de batalla, ambos comandantes se encontraron perdidos en sus pensamientos. A pesar del odio y la violencia que los rodeaba, había una curiosidad, un anhelo silencioso en sus corazones. La guerra continuaba, pero en algún lugar, muy dentro de ellos, una pequeña chispa de algo más comenzaba a encenderse.
Así, con cada día que pasaba y cada batalla librada, el destino seguía tejiendo su red, acercando a Scaramouche y Kazuha a un encuentro inevitable. La guerra entre Inazuma y Liyue seguía su curso, pero en medio del caos y la destrucción, dos corazones comenzaban a latir al unísono, sin saber aún lo que el futuro les deparaba.
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ᶜᵒʳᵃᶻᵒⁿᵉˢ ᵉⁿ ᴳᵘᵉʳʳᵃ ᴬˡᵐᵃˢ ᵉⁿ ᴾᵃᶻ ¦ ᴷᵃᶻᵘˢᶜᵃʳᵃ
FanfictionEn medio de una guerra devastadora entre Inazuma y Liyue, los comandantes Scaramouche y Kazuha emergen como figuras clave. Sus encuentros en el campo de batalla son tensos y llenos de rivalidad, pero un giro del destino los lleva a la isla del coraz...